Orestes Martí [*] / Artículos de opinión.- En la síntesis sobre las impresiones obtenidas de mi último viaje a Cuba, mencioné el tema de la actividad comercial y hablé de la "lucha" y de algunas otras acciones ilegales en diversas actividades económicas y/o de prestación de servicios y cité el caso de las "multas" que ponen algunos empleados de tiendas, a los productos que se comercializan.
Ante todo, deseo expresar que no creo haber "descubierto el Mediterráneo", puesto que desde hace ya algún tiempo la prensa nacional cubana ha venido abordando estos y otros males. Recuerdo algunos casos denunciados oportunamente. Por ejemplo, en "Jugando en serio", un equipo periodístico del diario Juventud Rebelde (JR) abordaba en fecha tan temprana como el 30 de julio de 2006, la "compleja problemática de los precios" en los juguetes.
Posteriormente, el 11 de mayo de 2007, el amigo Luís Sexto; bajo el título "De segunda como de primera" llamaba la atención: "ante estos casos, repetidos con frecuencia inquietante en las tiendas de partes y piezas automovilísticas, y en las tiendas de ropa, de zapatos, y en las de efectos eléctricos, uno tiende a preguntar: a quién tienen en cuenta los compradores mayoristas o con qué fines compran y venden".
En abril de 2007 JR llevó a cabo una serie de tres reportajes "sobre las causas profundas que abren el camino a la introducción de productos adulterados en las redes comerciales del país"; mientras que el 25 de junio de ese propio año una información de la Agencia de Información Nacional (AIN) se refería a la atención que -se decía- estaba prestando la Cadena de Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD) [1] para "revitalizar el Sistema de Atención al Cliente", según declaraciones de la directora de política comercial de esa entidad, quien explicó "la necesidad de trabajar por alcanzar un servicio de óptima calidad, con la garantía de que el cliente siempre consiga lo que busca y se sienta bien atendido en los centros comerciales".. "la clave del éxito radica también en brindar al receptor una mercancía donde se relacionen calidad y precio, con énfasis en los equipos electrodomésticos y electrónicos, los cuales presentan mayores dificultades y por consiguiente trámites posteriores para el comprador"... "se trabaja por que las TRD se desenvuelvan con un eficaz confort, respecto a la climatización e higiene, y enfatizó en que se labora fuertemente en el control de precios"... "Retroalimentarse con las insatisfacciones de los clientes es otro aspecto que mucho pudiera contribuir en el perfeccionamiento del servicio de las TRD, así como también la profesionalidad del vendedor que pasa por los valores éticos y la voluntad de ofrecer un servicio eficaz y consciente".
Cómo no soy proclive a hablar -ni a escribir, como es el caso- de forma hipotética y sin datos concretos, quiero ofrecer testimonios personales relacionados con el caso y poder comprobar que a pesar de los esfuerzos que desarrollan las autoridades, no siempre logran alcanzar los objetivos que se trazan ni mucho menos y determinados empresarios y empleados convierten en "Debilidades" y "Amenazas", lo que pudieran ser "Fortalezas" y "Oportunidades".
Entro en materia. Tuve necesidad de arreglar el lava manos del baño de casa de mi madre. Puesto de acuerdo con un amigo plomero (fontanero) nos dirigimos a una de las denominadas "Shoping". En la estantería se mostraban las piezas necesarias. El amigo se dirigió a la empleada y le preguntó el motivo por el cuál la mercancía presentaba dos etiquetas, obviamente con dos precios diferentes: una tenía en números verdes sobre fondo negro "4.15" y otra en números negros sobre fondo blanco "2.35". Momentos de vacilación; ella turbada, primero dijo que el precio había cambiado y después que no sabía lo que pasaba porque si pasaba el "detector" de precios, éste marcaba efectivamente "2.35" Así las cosas, mi amigo preguntó a otro funcionario que por allí pasaba; la respuesta es que había que verlo "dentro" (en la oficina). La empleada va a la Oficina y después de unos minutos nos aclara que era un error y que el precio correspondía al mismo "artilugio" pero en su versión metálica (la versión metálica correspondía a "4.05" y no a "4.15", según pudimos comprobar). Al final, adquirimos el adminículo y logramos resolver parte de nuestro problema y un ahorro de lo que consideramos, a pesar de la explicación, una "multa".
Digo "parte" porque también teníamos dificultades con un salidero en el tanque del "Váter" o "Inodoro". Así las cosas, salimos a localizar un equipo completo para arreglar el salidero; pero un pariente me advirtió que en una de las tiendas existentes para la venta en C.U.C. se podía adquirir un "sapito" (pequeña pieza de goma que realmente es una maravilla). Salí yo a comprar el nuevo "chirimbolo" y al costo de "1.75" (CUC, lógicamente) lo compré y mi pariente mismo me lo instaló: ¡una maravilla!... pero cuál no sería mi sorpresa cuando al día siguiente me llamó mi amigo el fontanero para decirme que el mismo producto lo había adquirido en otra tienda, en el propio pueblo, a un precio de "0.70" céntimos de CUC. Fui corriendo al latón de la basura y recuperé el "vale" del día anterior y con él me dirigí a la tienda donde se expendía más barato, sólo con el ánimo de conocer cuál era la diferencia. Allí me explicó un atento empleado que posiblemente ello se debía a que eran tiendas que recibían los productos de diferentes suministradores. El precio, ellos lo ponían a partir del costo y con un % de ganancia (me pareció excesivo el %, pero no lo pongo pues fue una información brindada por un empleado y no una respuesta que pueda comprobar). De todas formas me quedó en la mente la pregunta siguiente ¿Siendo Cuba un país asediado y bloqueado hasta el paroxismo por sus vecinos norteños, pueden darse el lujo algunos empresarios de pagar casi el doble por una mercancía que fácilmente se puede comprobar que otra empresa la adquiere mucho más barato? ¿Y después los clientes tienen que pagar esa ineficiencia de gestión? ¿Nadie revisa a qué precios se están comercializando por los distintos suministradores, artículos que tienen una gran demanda y son de gran necesidad por los "ciudadanos de a pie"?.
En relación con la comercialización, también pude comprobar lo que siempre he sostenido, en el sentido de que no se pueden hacer comparaciones arbitrarias entre los precios de los productos en Cuba llevándolos a euros o a dólares. Haga la prueba con lo que aparecen en esta tablilla y compárelos, por ejemplo en euros, con los que usted paga en su cesta de compra.... verá entonces a lo que me refiero.
En este sentido, creo que una imagen vale más que mil palabras. En la foto de la izquierda el lector podrá comprobar los precios de venta [2]. De todas formas, en relación con el salario en Cuba, los precios son considerados "demasiado altos" por la población. "Puestecitos de venta" como éste (estatales), hay muchos; sin embargo, los que más abundan tienen precios bastante superiores pues son "privados" y el margen de ganancia es mucho más alto. También comprobé que hay otros que por una razón u otra se mantenían cerrados en espera de la "reorganización" que está teniendo lugar en la agricultura (estaban "vinculados" con cooperativas y aún o habían sido adscriptos a "Acopio").
[1] En Cuba las TRD están diseminadas en 168 municipios del país, habiendo en ocasiones más de una. No siempre pertenecen a la misma "Cadena" y eso introduce diferencias de precios y organizativas
[2] Los precios están en libras. Un Kg=2,2 libras (más o menos)
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Publicado por: jorge suarez vichot | 10/12/2009 en 05:40 p.m.