Francisco Javier González / Artículos de opinión.- Hace unos días me llamó mi amigo Álvaro Morera preguntándome sobre la primera vez que se celebró ACENTEJO conmemorando la victoria de los guanches sobre los invasores españoles. Así, a voz de pronto, le contesté que fue coincidiendo con las primeras elecciones en que se presentaba UPC y le enumeré algunos de los asistentes. He visto luego publicado, en “la última” de El Día del lunes 26/5/08, la crónica que el periodista –creo que R. Barreto- hace del acto de este año en que, supongo que por defecto en la posterior conversación de A. Morera con el periodista o por malentendimiento de este, la realidad de ese primer Acentejo sale deformada, así como la visión que da de las sucesivas celebraciones anuales, lo que me ha obligado a un esfuerzo de memoria para, con ayuda de las crónicas que en su día publicamos en la hoy histórica revista “La Sorriba”, pergeñar un sucinto relato de esos Acentejos pasados.
El primer Acentejo tiene un carácter político-electoral innegable y hay que encuadrarlo dentro de su tiempo histórico. En mayo de 1977 se funda Solidaridad Canaria en los locales que la entonces semilegal Confederación Canaria de Trabajadores, la CCT, tenía en Santa Cruz. Poco después, el 23 de junio, realiza el histórico Festival de la Plaza de Toros para financiar las ayudas a los presos canarios y ya en Septiembre la 1ª Semana Pro-amnistía para los presos independentistas. Solidaridad Canaria se articula en “Comisiones” y una de ellas, la de “Difusión Cultural”, eligió como responsable a Hermógenes Afonso (Hupalupa). En ese año 77 ya hubo una conmemoración de la Victoria Guanche, pero no fue en el Barranco de Acentejo sino, a medias, entre La Esperanza y Punta del Hidalgo, y no la organizó Solidaridad Canaria. El alcalde esperancero, Elías Bacallado, había encargado a Alfredo Reyes Darias una estatua de Alonso Fernández de Lugo para colocarla donde, según la prensa franquista de la época, el Adelantado había recobrado la esperanza –supuesto origen del nombre del lugar- al divisar sus barcos anclados en la bahía de Añaza cuando huía por la cumbre tras la derrota de Acentejo, “monumento” inaugurado en 1966 por el ministro franquista español Fraga Iribarne. En la noche del domingo 23 de mayo, conmemorando la fecha de la batalla, fue derribada la estatua y cortada la cabeza del criminal Fernández de Lugo, cabeza cortada que fue, esa misma noche, colocada en el hombro de la estatua de Zebensuí que, esculpida por Ezequiel de León, había erigido a sus expensas en la puntera Sabanda, Trino Peraza de Ayala.
Solidaridad Canaria, al año siguiente, se traslada a local propio en la c/Febles Campos y se comienzan a editar los “Cuadernos de Historia”, escritos y financiados por Hupalupa, auténticos best-seller de la época cuyo nº 1 de Nombres Guanches alcanzo los 14.000 ejemplares. Uno de esos Cuadernos era “Acentejo” y, al publicarlo, surge la idea de la necesidad de recuperar los grandes acontecimientos históricos de nuestro pasado y empezar conmemorando con un acto la Victoria Guanche de Acentejo pero, en esos momentos, a pesar del auge que había alcanzado Solidaridad Canaria, en su interior estaba desarrollándose una lucha de líneas políticas a tres bandas entre el PTC, el MPAIAC y elementos más cercanos a la incipiente UPC, lo que dificultó gran parte del trabajo interno y de los proyectos a realizar, salvo la importante ayuda a presos políticos canarios –y sus familias- tanto de Achinet como de Tamarán. Acentejo entonces quedó en proyecto inconcluso. En las elecciones a Cortes Generales Españolas de marzo del 79 se presenta UPC que logra casi 59.000 votos y coloca en el Parlamento Español a Fernando Sagaseta y en las Elecciones Locales de abril de ese 79, Manuel Bermejo sale elegido Alcalde de Las Palmas (en cuyo ayuntamiento se iza la bandera nacional canaria el 22 de abril), mientras que en el Cabildo tinerfeño fueron elegidos por UPC, Pablo Ródenas, Santiago Blancas y José Manuel de Villena. Pablo prometió “luchar por una Canarias Libre”, mientras que Blancas y Villena unieron a la fórmula oficial de juramento el compromiso de “luchar por una Canarias Libre y Socialista”. Hupalupa, también responsable en ese momento del aparato cultural del MPAIAC, entusiasmado con lo que esos juramentos prometían, retomó la idea de Acentejo y en Solidaridad Canaria gestó, con la ayuda de Santiago Melián –que luego, ideológicamente travestido, sería un sumiso y fiel concejal de la ATI de Hermoso- del siempre entusiasta Vitito, del grueso de los cambulloneros y de otros recordados compañeros, pero sin acuerdo de la Asamblea, la celebración de la Victoria Guanche en el Barranco de Acentejo. No contó con los fondos ni el apoyo de Solidaridad Canaria, aunque si de una buena parte, porque otros muchos veíamos con recelo la composición españolista de una parte considerable de UPC. Chago Blancas y José Manuel Villena, ambos independentistas comprometidos, le apoyaron la acción, a la que luego se sumaron, subiéndose al carro y en plena efervescencia por el triunfo electoral alcanzado, toda la plana mayor de UPC, autonomistas barnizados de autodeterministas, encabezada por F. Sagaseta que, desde luego, nunca fue independentista, como él mismo nos aclara en declaraciones al periódico español “El País” (12/7/77) diciéndonos que “El hecho de que fuerzas independentistas hayan apoyado o simpatizado con la candidatura Pueblo Canario Unido se debe primordialmente a que su programa recoge el derecho que todas las opciones políticas tienen a que nuestro pueblo las considere en un proceso constituyente y al carácter popular de sus presupuestos.”
El año 80, militando Hupalupa en el Partido Revolucionario Africano de las Islas Canarias (PRAIC) y pasado el sarampión autodeterminista de la coalición UPC, va a ser esta organización política -surgida de la escisión del PTC, al tiempo que otro sector forma el Frente Popular de Liberación de Canarias (FPLC)- la que toma el relevo y organiza el Acentejo, con las laderas del Barranco tomadas por la Guardia Civil que, escudándose en la aparición de “banderas independentistas” conectadas a falsos artefactos en los puentes de la Autopista del Norte y ostentando sus metralletas, nos cacheaban, nos tomaban nota de los nombres e impedían el paso a todos los que pudieran asustar y, por supuesto, a la población de la zona, por lo que es de entender que no logramos sobrepasar el medio centenar de asistentes, entre ellos y como desde el primer día, José Manuel de Villena y su esposa Rosario Ramos y Tomás Chávez con sus poemas patrióticos, y desde luego, sin la presencia de los Elfidios, Britos, Sagasetas, Ródenas…. Esto duró un par de años hasta la constitución en 1982 del Centro Canario de Estudios, Amistad y Solidaridad entre los Pueblos de África “Amílcar Cabral”, nombre completo de la Asociación que tuve el privilegio de presidir y que sustituyó, en muchos aspectos, a Solidaridad Canaria, relegada ya solo a Tamarán.
El año 83 la afluencia de público sobrepasó ya el centenar de personas y desde el Centro “Amílcar Cabral” nos planteamos que aquella tenía que llegar a ser una verdadera celebración multitudinaria de forma que nuestro colonizado y transculturado pueblo adquiriera conciencia de lo que aquella epopeya significó. Así, al año siguiente, en 1984, se celebró el que hasta la fecha ha sido, el mejor y más numeroso ACENTEJO. La celebración, a la que concurrieron más de 1.500 personas - muchas de ellas vecinos del lugar- y con importantes representaciones de compañeros de Tamarán y Titerogakat, tuvo una primera parte donde, tras la presentación del acto que hizo un destacado miembro del Centro, Pantaleón Hernández, actuaron sobre el escenario cedido por el Ayuntamiento matancero, los grupos folklóricos “Los Sauces” de El Sauzal, “Tinizara” y “17 de Enero” de la Matanza, y “El Moral” de San Miguel de Geneto, los cantautores Andrés Molina, Alberto Cañete y Rogelio Botanz, los poetas Francisco Viñas, Isabel Medina, Tomás Chávez y Chucho Dorta (Benahuya). Luego me tocó a mi, como Presidente del Centro, glosar la historia de la fecha y la significación del acto y tras ello se hizo un homenaje a la entonces ya casi centenaria victoriera, Dª Adela Hernández, la última alfarera del Norte de Tenerife, que, con palabras sentidas, subrayó la continuidad de una línea que unía a aquellos antepasados que libraron la batalla con los que en ese momento la celebrábamos, hilo conductor de una etnia que no se pierde en el tiempo, carácter continuo que ayudó a realzar una magnífica exhibición de Lucha Canaria (Vidal Martín, Chani y Cecilio del Santa Cruz C.L. y Manolo Mendoza del Tacuense), otra de Juego del Palo de la Escuela de Aguere y la fabricación de cerámica en vivo del Grupo Aitiden del propio Centro. Para el colofón del acto, en la Compensatoria de Adultos de la Matanza, que dirigía Rogelio Botanz, se confeccionaron, con chapa de hierro, armaduras, escudos, corazas y espadas, además de trajes de los soldados españoles de la época y suficientes tamarcos guanches, escenificándose, con el sonido de fondo de los bucios de “Los Benijeros” la batalla a lo largo del barranco, escenificación en que Rogelio –que actuaba de capitán español- corrió verdadero peligro físico a manos del entusiasmo, siempre contagioso, de Behahuya.
El año 85 se llegó a un acuerdo de partidos, sindicatos, asociaciones vecinales de los dos Acentejos y organizaciones culturales para celebrarlo conjuntamente. Se aprobó un programa de actos y se consensuó por mayoría –aunque no por unanimidad- un Comunicado con el compromiso de que fuera el único a leer durante el mismo. Sorpresivamente, la antevíspera del acto se retiraron -aduciendo desacuerdo con el texto del comunicado por no suprimirse la frase “derrota del ejército invasor español a manos de los guanches”- el Centro de la Cultura Popular Canaria, Izquierda Nacionalista y UNI , mientras los alcaldes de La Victoria y La Matanza se plegaban a los dictados del Gobernador Civil, Antonio Martinón, que expresaba que “hay que acabar con esto”, aunque el regidor matancero, Ignacio Rodríguez, cumpliendo sus compromisos, continuó permitiendo las reuniones en el Ayuntamiento y volvió a ceder la tarima para el acto. Aún más sorpresivamente, la misma noche de la víspera del acto nos llegó de manos de un miembro del Centro, una cinta magnetofónica grabada por Antonio Cubillo desde Argel para ser reproducida en el mismo. Reunida de urgencia la directiva del Centro y teniendo en cuenta los compromisos adquiridos con el resto de organizadores, se acordó no reproducirla dentro del mismo, permitiendo que se hiciera pero fuera del acto organizado, lo que fue, además de motivo de incidentes en el propio barranco, el inicio de años sucesivos en que se celebraron dos y hasta tres Acentejos diferentes. Ese año 85 contó, con el grupo “Acorón” venido de Tamarán y, entre otros varios cantautores, con inestimables actuaciones de los Hermanos Corujo (Antonio y Florián) de Titerogakat, donde Antonio dio un extraordinario recital de El Salinero, y el genio poético de Paco Tarajano y Tomás Chávez
Tras la duplicación de dos Acentejos en 1986, el Centro “Amílcar Cabral” optó por desistir de su organización, aunque no de llamar a participar en los dos sucesivos que realizó el FREPIC-AWAÑAK con asistencia que iba paulatinamente menguando. A partir de ahí, y con el acto en franca disminución de asistencia y contenidos, cogió el relevo un denominado “Colectivo Acentejo” del tacorontero Ángel Guanche, luego colectivos formados ad-hoc y con escasos apoyos, luego entró Azarug… y hasta ahora, con mayor o menor fortuna y siempre con voluntad de lucha.
Por lo que creo captar, estamos en un momento en que parece existir una voluntad de que para el próximo “ACENTEJO 09” se vuelva a los conceptos organizativos del año 84, como expresión de la voluntad de un pueblo que no olvida su historia y recuerda una gran victoria en una guerra por su libertad de la que todo canario puede –y debe- sentirse orgulloso, y que, para los que creemos en la necesidad de la independencia de esta patria nuestra, es un eslabón de una lucha que no acabará mientras subsista el hecho de la colonización.
Francisco Javier González
Gomera a 29 de mayo de 2008
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