Derecha europea / Leyla Carrillo Ramírez.- La asociación de ideas es un recurso nemotécnico al que acuden los estudiantes para triunfar en los exámenes. También se aplica en sociología, psicología, historia y política. Esta provoca que un nombre se engarce a uno o varios acontecimientos, aparentemente incongruentes, pero que se relacionan y atraen entre sí.
Lo anterior nos conduce a tres ejemplos: el pintor postimpresionista holandés, Vincent van Gogh desplegó una obra inimitable en su breve y fructífera vida artística. En el paroxismo de su enajenada mente se automutiló una oreja. Son más los que evocan al pintor por el rapto psicológico que por su encomiable pincel y el legado de más de 750 cuadros y 1.600 dibujos que dejó en las ciudades donde trabajó incansablemente durante diez años.
Hace un trienio el polémico cineasta holandés, Theo Van Gogh, homónimo del hermano del pintor, dirigió una película ofensiva al Corán, que titulada “Submission” denigraba el tratamiento a la mujer islámica. El atrevido cineasta fue ultimado. A nadie sorprende que la justicia holandesa haya imputado el crimen al terrorismo islámico y que el propio Primer Ministro de ese país defendiera la película, basándose en la libertad de expresión. Meses más tarde se iniciarían en Dinamarca las sátiras contra Mahoma, que originaron oleadas anticomunitarias en todos los continentes. Nuevamente los políticos de la Unión Europea defendieron la libertad de expresión y de prensa, olvidando que la difusión contra cualquier religión o nacionalidad es expresión del terrorismo mediático y religioso.
Hoy asoma otra oreja, cuando el Vicepresidente de la fracción del Partido Popular del Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, anuncia que la fundación alemana “Konrad Adenauer” (cristiano demócrata) y el tanque pensante francés “Robert Schuman” auspician una jornada del 13 al 14 de mayo para debatir la transición democrática en Cuba. La reunión persigue encontrar: alternativas democráticas, promover el papel de los diversos movimientos opositores y los escenarios para el desarrollo económico.
La fundación alemana no sorprende a nadie, porque tiene la mala costumbre de amparar cuanto evento sea posible para cuestionar el estilo de vida, el comportamiento de los derechos humanos y de la denominada democracia en los catalogados terceros Estados. Respecto a Cuba cuenta con un amplio expediente, al auspiciar conferencias y otros eventos que magnifican la existencia de grupos “disidentes” –léase mercenarios-. Por las dudas dos simples detalles: la fundación “Adenauer” también extiende sus financiados tentáculos por otros países “conflictivos” de nuestro continente y depende del gobernante partido Cristiano Demócrata Alemán.
El tanque pensante “Robert Schuman” no surgió, como la fundación Adenauer, al final de la Segunda Guerra Mundial, sino en 1991, justo después de ser derrumbado el muro de Berlín. Lo dirige actualmente un ex Ministro francés. Ya cuenta en su aval con la celebración de conferencias debates sobre los “opositores” bielorrusos. Sus tres objetivos declarados son: contribuir al progreso de la Unión Europea, ayudar a los Estados de reciente ingreso para su integración y apoyar la investigación, especialmente de la juventud europea. Por ello no es fácil explicar los motivos para que se dedique a Cuba. ¿Alguien más avezado pudiera hacerlo?
Si nos referimos a las raíces “profundamente cristianas” de Adenauer, Jean Monnet y Robert Schuman –denominado este último “el padre de Europa”, nos podría sorprender que las dos citadas fundaciones arremetan contra la soberanía e independencia de un país. Los antecitados se reunieron en 1951 en un monasterio para meditar sobre el futuro del continente europeo. Entonces sería inútil iniciar una disquisición ética o religiosa, porque Cristo protegía a los pobres y se oponía a la voluntad de los ricos, que “no entrarían en el reino de los cielos hasta que lo hiciera un camello por el ojo de una aguja”...
Entre otros avezados activistas estarán presentes en los debates: el Presidente de EUROLAT (1), el Coordinador de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, el Secretario General del Partido Popular (EPP), el Presidente de la Federación Española de Asociaciones Cubanas, el visceral anticomunista checo Václav Hável –quien había propuesto en abril constituir la “Fundación Europea para la Democracia desde el Tibet hasta Cuba”- e integrantes de la Iniciativa de Sociedades Internacionales para los Derechos Humanos (IGFM), radicada en Alemania.
En el complejo entramado de las relaciones trasatlánticas, no es ocioso recordar que durante abril y mayo Caleb McCarry, responsabilizado por Washington para instigar la “transición en Cuba”, ha realizado un intenso periplo por diversas ciudades europeas, donde ha sido recibido pública o privadamente por políticos nacionales y comunitarios. Bélgica, Alemania, Noruega, Suecia y España –entre otros- acogieron al conocido activista de la CIA.
Desde luego, su visita ha sufrido algunos contratiempos, por ejemplo: los amigos de Cuba en Suecia lo desenmascararon; las protestas de la fracción Izquierda (Linke) en el Bundestag o Cámara Baja de Alemania y el cuestionamiento dirigido a la Fundación para una Cuba Libre en la Cámara de los Comunes del Reino Unido, en el sentido de que “acoger a quienes promueven un cambio de régimen” viola el capítulo 2 de la vapuleada Carta de Naciones Unidas.
¿Será acaso que la reunión del Parlamento Europeo responde a una acción estadounidense? ¿Representará un incremento de las acciones anticubanas en las instituciones eurocomunitarias para proteger, financiar y amparar a cuanto mercenario viva en la Isla y esté dispuesto a expresarse contra la Revolución Cubana? O ¿constituye entonces un esfuerzo más para impedir que se eliminen la Posición Común y las sanciones impuestas a Cuba por la Unión Europea?
Cuando presenciamos las gestiones del citado Europarlamento contra Venezuela, Belarús, la simultánea defensa a los tibetanos y el cuestionamiento a las Olimpiadas de Pekín, el comportamiento de Irán y quién sabe cuántos asuntos más sobre los que pretenden aleccionarnos de cómo proteger los derechos en países no incluidos entre los amigos, no caben dudas respecto a los verdaderos objetivos de esta reunión sobre la “transición”, tan parecida al Plan Bush.
No hace falta que concluya la farsa, mediante el activismo oficial del Parlamento Europeo. Sobran elementos para percatarnos de que no hay nada tan parecido al terrorismo anticubano inaugurado por Washington que la actitud de algunas instancias y políticos de la Unión Europea.
Es peligrosa la asociación de ideas. Asoma la oreja peluda de un lobo que pretende acelerar la transición o el “regimen change” (2) –como se autotitula la convocatoria de mayo para la reunión del Parlamento Europeo para sus divagaciones y acciones sobre Cuba-. ¡Ojalá viviera Vincent van Gogh! En medio de la miseria que atravesó debido a la incomprensión de los hombres, que pretenden olvidar su genialidad artística, sería capaz de cercenar esta nueva oreja.
Notas:
1. EUROLAT: Comité Unión Europea-Latinoamérica-Caribe
2. Cambio de régimen
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- La gira europea del procónsul de Bush para Cuba
La autora es Investigadora del Centro de Estudios Europeos y vicepresidenta en Ciudad Habana de la Sociedad de Derecho Internacional de la Unión de Juristas.
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Fuente: Cubarte / http://www.cubarte.cult.cu/
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