Anillo insular / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Más que del impacto de la obra en sí, descomunal en municipios como el de Icod, lo que verdaderamente me ha impactado de la reunión informativa (esta es la cuarta) que varios colectivos han convocado este sábado en Santa Bárbara, es el desconocimiento que manifiestan, incluso los directamente afectados por las expropiaciones, de la magnitud e impacto del proyecto. Verdaderamente sorprendente.
Porque pareciera razonable, sinceramente, que a estas alturas de esta supuesta democracia, donde teóricamente la participación social en la toma de decisiones debía ser un fundamento básico para el desarrollo de cualquier proyecto, parece de vergüenza que sea en esta cuarta reunión vecinal en la que, por primera vez, se haya podido presentar a los vecinos un plano general del trazado del proyecto que se pudo conseguir, no sin dificultades, en el Gobierno de Canarias. Que no se trata de ninguna simulación real -fácilmente interpretable por cualquiera- de cómo quedará la obra sobre imágenes reales de terreno y que pareciera lo mínimo exigible ante un proyecto de este presupuesto y dimensiones, sino un plano donde pocas personas, verdaderamente, son capaces de entender no sólo el trazado de la carretera, sino el impacto de socavones y taludes que hacen que en muchos tramos la cicatriz que se abre en esos terrenos de medianías se aproxime a los cien metros de ancho.
En fin, que no sólo se trata de que la información es nula, acaso lo más grave es la conciencia casi general, y que alguien se ha ocupado de propagar convenientemente, de una especie de teoría de lo inevitable: Todo está aprobado, esto viene de atrás, nadie lo va a poder parar... Y acaso peor que todo eso es la miserable forma en la que se han camelado a muchos vecinos con la historia de que le van a reponer sus viviendas en el entorno porque la legislación canaria permite hacer estas reposiciones sobre suelo rústico sin mayor problema. Claro que nadie les ha contado los requisitos casi infranqueables que se exigen para tener acceso a una de estas casas.
Y nadie les ha contado tampoco, porque no interesa, cómo propiedades e incluso barrios enteros se quedarán partidos literalmente en dos por esta autopista descomunal. Tampoco las afecciones a manantiales, galerías, al paisaje o al suelo agrícola en una tierra que importa el 90% de lo que consume. La obsesión de muchos, llevados por lo que les han vendido los políticos y constructores (que es casi lo mismo), es que hay que llegar al Sur cuanto antes -15 minutos dicen se ahorrarían con este tramo- para ir todos los días a levantar bloques, a recoger tomates o a hacerle las camas a los guiris que decidan seguir viniendo por aquí después de que terminemos de cargarnos la Isla.
"Lo que faltan no son carreteras, lo que sobran son coches", decían los vecinos, y algunos iban más lejos y recordaban cómo habían sacado a sus hijos de los colegios para llevárselos a trabajar al Sur en busca del sueldito fácil mientras los puestos importantes los ocupaba gente de fuera porque a nuestros jóvenes se les había privado de formación para ir a sentar bloques de edificios que después presentaban todo tipo de problemas porque no se molestaron ni en formarlos para eso. "Han matado la gallina de los huevos de oro construyendo ciudades de un día para otro en beneficio de cuatro caciques que heredaron o compraron por cuatro perras en el Sur y ahora nos quieren destruir lo poco que nos queda", le comentaban con rabia contenida al concejal de urbanismo que se apareció por allí una vez terminada la reunión.
"Si destrozamos la Isla no van a hacer falta más carreteras", comentaba una señora mayor que se ofreció a bajar con una cabra al Ayuntamiento para la recogida de firmas del sábado próximo (ya llevan 1.600 en Icod). Otros recordaban cómo Adán Martín, no hace tantos años de eso, decía que necesitábamos mano de obra de fuera por el imponente desarrollismo que se habían marcado como modelo, pero "¿por qué llamaron entonces a los canarios que estaban en Venezuela y en Cuba y que no pueden volver?", se preguntaban.
Y es que, como decíamos, el concejal de urbanismo de la recién constituida corporación de Icod, Francisco González, se apareció por un bar cercano acabada la reunión y pidió hablar con algunos de los organizadores como Fernández Arcila, Sabaté o Jonay Pérez, de Los Verdes de Icod, ante lo que éstos se invitaron a que se reuniera con los vecinos que, pese al intenso frío, no se habían marchado de una reunión que comenzó a las 5 de la tarde. Y Francisco González, hay que reconocérselo al hombre, se presentó en la plaza y aguantó estoicamente el chaparrón. Otra cosa es que, lamentablemente, el hombre no tenía mucho que decir. Ni parecía conocer el proyecto en profundidad ni pareciera interesarle lo más mínimo. Aquello veían de atrás, la decisión está tomada y lo único que puede hacer el Ayuntamiento es intentar que aquello sea lo menos doloroso posible ayudando a los propietarios para que consiguieron buenas indemnizaciones o para la reposición de viviendas. Sobre el fondo de la cuestión, sobre el planteamiento mismo de la necesidad de ese diseño mientras el resto de las carreteras de la comarca está hechas un desastre, sobre eso no sabe ni contesta.
Ni tampoco interesa lo más mínimo, en un a Isla en la que se apuesta por un túnel entre Güímar y La Orotava o en un anillo insular ferroviario (que es la gran apuesta del Melchior), plantearse seriamente el modelo de movilidad o lo que se podría hacer en proyectos de desarrollo en ese Norte con los centenares de miles de millones de euros que se invertirán en carreteras que lo único que pretenden es nutrir de mano de obra a un Sur que tampoco pareciera dar más de sí tal y como se están poniendo las cosas.
Y qué quieren que les diga, para mí, que era la primera reunión de este tipo a la que asistía, el asunto me impresionó bastante, más que nada porque lo desconocía y por mucho que usted intente informarse de esto en alguna web del Gobierno o algo, como ocurre en los países civilizados, estará perdiendo el tiempo porque el oscurantismo es total. Que en la obra del tranvía, incluso antes de comenzar la obra, el Cabildo te ponía en internet fotomontajes o vídeos donde se podía ver una simulación del recorrido del chisme tal y como iba a quedar, aunque en muchos casos el parecido con la realidad era pura coincidencia porque mantenían hasta los desaparecidos árboles de la mediana de La Trinidad.
Pero les juro que cualquier día de éstos que me cuadre me voy a ir, con los planos en la mano, a hacer fotos de lo que piensan hacer estos individuos en esa zona, aunque ya hay gente trabajando en eso, porque pareciera lo fundamental que la gente vea las cosas de una manera más o menos clara y que, posteriormente, opine lo que le dé la gana en el libre ejercicio de su libertad. Como si esto fuera una democracia homologable, vamos. Porque, honestamente, lo del tendido de Vilaflor comparado con esto era pecata minuta y lo tuvimos que parar sin más. Que hastal el Melchior, principal promotor de aquello, quiso ponerse después al frente de la manifestación.
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