Residuos sólidos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Ya lo dije hace tiempo y, pese a todo, lo mantengo: Yo voy a seguir separando mis envases por más perreras que me hagan coger los de Urbaser cada vez que me dispongo a llevarlos al contenedor, una vez a la semana aproximadamente, aunque el médico me haya recomendado hace tiempo que cuanto menos cabreos mejor.
Y los voy a seguir separando no porque me considere un ciudadano ejemplar ni muchísimo menos, aunque sí es verdad que comencé a hacerlo cuando vi -y pese a que no comparto para nada ese sistema de gestión- que con un pequeño esfuerzo podría estar contribuyendo a crear empleo y a recuperar recursos en Arico, además de contribuir modestamente a que esos vertederos no sigan creciendo de la forma que lo hacen cada hora que pasa. Poro hoy en día se trata simplemente de un hábito familiar que, francamente, nos hace la vida un poco más cómoda pese a las excursiones que tengo que hacer habitualmente en busca del contenedor que generalmente siempre está a rebosar.
En esta ocasión, este lunes, ya llevábamos como diez días que no tirábamos los envases y tenía una bolsa de las grandes repleta, por lo que se me ocurrió hacer el habitual peregrinaje en busca del contenedor en el que nunca hay espacio y en que jamás a nadie se le ha ocurrido poner una puta pegatina con los horarios o días de recogida (que para mí ese simple dato sigue siendo un completo misterio desde hace años). El más cercano, que lo tengo como a unos 300 metros de mi casa, estaba completamente desbordado, con otro montón del bolsas al pie, por lo que me dirigí al siguiente -que me cuesta otros 300 metros aproximadamente- cargando con ese mamotreto de bolsa por la calle mientras el personal se pregunta que a dónde irá ese loco con tremenda bolsa.
El caso es que el segundo estaba incluso peor que el primero. Pero amigo, volver para mi casa con eso como que no. Y con mucho cuidado coloqué la bolsita, que se observa fácilmente que está llena de envases simplemente por el peso, a un ladito del contenedor -encima era imposible- al lado contrario del que se encontraban los contenedores verdes para que no hubiera confusión. Pero ustedes saben cómo soy yo, de la media perrera que tenía ya, y de pensar que todos aquellos envases iban a ir a parar al mismo camión que se lleva el resto de la basura, me fui a mi casa a por la cámara para inmortalizar aquello.
No tardé 10 minutos, pero lo suficiente como para que ya hubiera llegado el camión de la basura en masa y hubiera arramplado por todas las bolsas de envases que se encontraban junto al contenedor amarillo y buena parte de los que estaban sobre la tapa. Al carajo, el trabajito de mi familia -y de unas cuantas más- durante un montón de días a tomar por el culo. Pero les juro que a éstos de Urbaser y de Ecoembes -que nos cobran una pasta supuestamente por el reciclaje de envases que en definitiva no hacen con el dicho punto verde-, pese a que yo sé que no tiene vergüenza ni la conocen, los voy a trancar un día de éstos en vídeo tirando nuestros envases al camión de la basura en bruto porque esta vez sí que me han hecho cabrear de verdad.
Que los trabajadores no tienen ninguna culpa del asunto, está claro, se trata de las instrucciones que reciben. Pero yo no soy como esa que era Viceconsejera de Medio Ambiente, y que ahora la han puesto al cargo de la Educación en Canarias -que manda huevos la cosa-, que un día se retrató en el Puerto de La Cruz tirando envases en un contenedor amarillo con el alcalde y al poco tiempo reconocía un domingo en El Día que ella no separaba envases porque el contenedor le quedaba lejos. Que la madre que la parió a ésta también, que seguramente es la menos culpa que tiene de que le haya salido por hija semejante personaje también.
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