Colombia / Intersindical Canaria.- La Confederación Sindical Internacional denunció el pasado mes de marzo que diez sindicalistas colombianos murieron asesinados desde principios de 2008. Unos días después, la cifra subió a 19. El cuerpo sin vida de Carlos Burbano, dirigente de la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT), apareció en un basurero cruelmente torturado. Las características de estos hechos son las siguientes. Golpean a representantes de los sectores que se atreven a ejercer el derecho de huelga como el magisterio, la minería, la agricultura, la salud y la administración pública. Varios de estos asesinatos tuvieron características atroces, los compañeros fueron torturados antes de morir, en una manifestación de terror dirigida a paralizar a los trabajadores que están luchando por sus derechos.
Ninguno de los autores de la campaña de terror ha sido detenido por las autoridades, aunque estos sicarios actúan de forma sistemática hace años y coordinados a nivel nacional, desde que amenazan a sus víctimas hasta que las ejecutan. Los sindicatos colombianos temen que el Gobierno siga mirando hacia otro lado, en lugar de poner fin al hostigamiento contra las organizaciones sindicales, identificar a los culpables y entregarlos a los tribunales competentes. En pocas palabras, romper con la impunidad tradicional que hasta ahora gozan los asesinos de casi 3.000 líderes sindicales colombianos durante los últimos años.
Intersindical Canaria se suma este primero de mayo a la solidaridad internacional con los trabajadores colombianos y sus representantes, quienes no pueden asumir iniciativa reivindicativa alguna sin poner en peligro sus vidas en un país que cuenta con el mayor número de sindicalistas asesinados de todo el mundo. Reclamamos al Gobierno de Álvaro Uribe que cumpla con su deber de garantizar la vida y la función de los dirigentes de los trabajadores y de sus organizaciones, así como poner punto final a la impunidad de quienes atentan contra las libertades. Bogotá no puede presentar ante el mundo credencial democrática alguna mientras esta persecución sangrienta continúe al tiempo que el presupuesto dedicado a su ejército y a su policía trepa hasta ocupar, también en este aspecto, el primer lugar de América Latina.
Lucy Rodríguez
Abril de 2008
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