José Luis Valdés / Artículos de opinión.- Han pasado ya 30 años de aquel fatídico día 12 de diciembre en que la guardia civil disparó sus armas de muerte contra todo lo que se moviese dentro del recinto de la Universidad de La Laguna.
El pasado día 26 de marzo de 2008 asistí a una charla de presentación de la revista nº 11 de Canarii, editado por la Fundación Canaria Archipiélago. En la mesa presentando el acto se encontraban Julián Ayala, Sergio Millares y el presidente de la fundación editora de la revista, he de decir que la publicación desde el punto de vista informativo y periodístico esta bastante bien, pero discrepo en parte con la opinión y el contexto de algunos contertulios, intentado enfocar la muerte de Javier dentro de la represión sufrida por los pueblos del Estado durante la llamada “transición democrática”. Disiento por que el caso canario fue totalmente distinto. En Canarias, desde la muerte del dictador y la descarada venta a Marruecos del Sahara dejando a la población saharaui indefensa en manos de una potencia foránea extrajera, y a centenares de canarios en paro, los independentistas canarios habíamos activado la lucha por la autodeterminación y la independencia, en el Archipiélago se estaba dando una lucha de liberación Nacional y Social, por lo cual en Madrid se movían sables de represalias, la metrópoli española estaba nerviosa por los acontecimientos y revueltas que se daban en Canarias.
Era bien conocida por la opinión publica internacional lo que pasaba en Canarias, no había día en que la prensa del mundo no publicara un articulo sobre la lucha en las Islas, los medios internacionales de comunicación hablaban de Canarias y de las bombas del MPAIAC, las agencias de viajes y los tur operadores estaban replanteándose desviar el turismo hacia otros lugares de ocio, ya que consideraban que Canarias había dejado de ser segura. A la vez, los éxitos diplomáticos del MPAIAC a nivel internacional con la posibilidad de estar presente una delegación de independentistas canarios en el Comité de descolonización de las Naciones Unidas, más el apoyo de la OUA y la simpatía de algunos países Europeos, entre ellos la propia URSS, por lo cual, en parte, fue expulsado tiempo más tarde el asesor de la empresa soviética Sovispan en Tenerife, acusado de apoyar a sectores comunistas del movimiento independentista canario.
Mi presencia en el acto del otro día fue en particular por estar dicho número dedicado casi por completo al estudiante Javier Fernández Quesada, el cual calló mártir de las balas asesinas del imperialismo español en Canarias durante las jornadas de lucha en solidaridad con los trabajadores del sector de transporte, tabaco, frío, y otros colectivos de trabajadores que rompieron con las consignas de sus sindicatos sucursalistas vendeobreros, apoyando las jornadas de lucha, como fue limpieza, hostelería, construcción, metal, etc., que intentaban conseguir convenios decentes y derechos sociales y económicos que el régimen dictatorial franquista y sus lacayos, camuflados de democráticos, lo tenían vetado. Tanto, que hacia que un trabajador canario ganara haciendo el mismo trabajo mucho menos que un trabajador en España, peor de lo que sucede hoy día que los salarios están un 20% por debajo de la media del Estado español. Aun más, la mayoría de los funcionarios godos que llegaban a Canarias venían con aire de superioridad al recibir ellos mayores salarios que los de aquí, ya que se beneficiaban del plus de residencia, (el calificativo de godo a los peninsulares viene precisamente de eso, del clásico funcionario español de ventanilla que trataba al canario despectivamente con despotismo).
Tras la transición pactada en España por las burguesías y los traidores de las izquierdas domesticada, en contra de La República y la causa del movimiento obrero del Estado español, la dictadura fascista pasa a convertirse en dictadura monárquica democrático-burguesa.
En diciembre de 1977, los trabajadores e independentistas canarios, organizados en el sindicato Confederación Canaria de Trabajadores (CCT), convocan a la huelga general revolucionaria a la que se les unen otras organizaciones sindicales nacionalistas como el SOC la FASOC, ATTyD, y algunos pequeños colectivos anarco-independentistas cercanos al MPAIAC, más las organizaciones políticas, PTC, MPAIAC y la Liga Comunista Revolucionaria. Por otro lado, los partidos españolistas sucursalistas de izquierdas en Canarias, PCE, PSOE, PUCC, etc., se dedicaron, a través de sus dirigentes, a desconvocar y hacer de esquiroles del Gobierno y la patronal, intentando romper las movilizaciones a través de los sindicatos vendeobreros de CCOO y UGT, lo cual hay que reconocer que lo consiguieron, pero con el apoyo de los infiltrados, la policía, los militares y la guardia civil.
Las infiltraciones por parte de elementos liquidacionistas y policiales, tanto dentro del MPAIAC como dentro de los partidos independentistas y las organizaciones sindicales patrióticas, influyó bastante en la actual disgregación en la práctica del independentismo revolucionario en Canarias. La rotura democrática, que tanta ilusión creó entre la clase trabajadora antifascista del Estado Español, fue traicionada por los partidos domesticados de la izquierda en los pactos de la llamada “transición democrática” y cuyo fin fue cambiar las cosas para que nada cambiara, un lavado de cara al régimen para que todo quedase atado y bien atado, como Franco había previsto antes de su muerte al colocar a la monarquía Juancarlista. Prueba de lo que digo está en que, tras haber pasado más de 30 años, todavía subsisten en Canarias cientos de calles, avenidas y monumentos a Franco y que realzan el fascismo. La Ley de memoria histórica es totalmente descafeinada y está hecha por el mismo camino que en su día fue hecha “la transición”. El propio monopolio bipartidista y el tripartito en Canarias, fundamentado en la propia ley electoral discriminatoria que hace que un voto en la isla del Hierro tenga diez veces más valor que un voto en G. Canaria o Tenerife, demuestran la falta de democracia.
¿De qué democracia me hablan algunos intelectuales llamados de izquierdas? Según me contó un buen amigo revolucionario antes de morir y al que los comunista e independentistas de izquierdas deberíamos de hacerle un homenaje recordatorio por su lucha antifascista y coherencia en las ideas y que fue destacado militante del PCE, durante los acontecimientos de La Laguna, Chicho Montesino, uno de los motivos que le hicieron romper con el PCC de Mauricio fue el tema ideológico. Me decía que, durante lo que algunos llaman transición democrática en Canarias, la verdad lo que existió fue una guerra sucia encabezada por el Estado Español y apoyada por los partidos españolistas, tanto de izquierdas como de derechas, en contra de los independentistas. Los dirigentes españolistas se la pasaban dando consignas a sus militantes para que agredieran tanto física como ideológicamente a los independentistas, intentando desprestigiarlos utilizando la demagogia barata y la mentira. Una de las formas era acusarlos de ser manipulados por la CIA o de estar al servicio del “imperialismo soviético”, dependiendo de la ideología que tuviese el independentista por ese lado lo atacaban. Prueba de la violencia ejercida por el Estado Español hace treinta años en Canarias la tenemos en los propios acontecimientos de La Laguna con la muerte de Javier Fernández Quesada y de varios heridos que actualmente nadie se acuerda de ellos.
España y los españolistas siguen comportándose con soberbia, fruto de una mentalidad arcaica y retorcida al querer tergiversar la historia, no reconociendo la verdad de los hechos, que la muerte, tanto de Bartolomé García Lorenzo, como de Javier Fernández Quesada, fueron crímenes del Estado imperialista español contra el pueblo canario indefenso. Como tal, el Estado Español y los partidos españolistas, para catalogarse de democráticos deberían en primer lugar indemnizar a todos los familiares de los caídos en Canarias durante el periodo que ellos llaman transición, y en segundo lugar reconocer públicamente a los mártires del pueblo por la conquista de la libertad la soberanía nacional y la democracia real y no ficticia.
¡Por una Canarias Libre y Socialista!
Independencia y Socialismo
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