Sectarismo / CanariasInsurgente.- Vivimos tiempos difíciles, de explotación, de cambios, de manipulación, de incertidumbre, de individualismos extremos, de cruel competencia, de insolidaridad, xenofobia, inhumanidad, guerras. Canarias es un reflejo de esta realidad insolidaria. Los que gobiernan no piensan en la sociedad, la clase política canaria no escucha a los ciudadanos y sus actuaciones siempre están alejadas de sus necesidades, sólo velan por sus intereses particulares aprovechándose de lo eufemísticamente han denominado representación popular. Mañana día 9 de marzo la farsa se prolonga durante cuatros años más.
Se defienden recordando con reiteración que han sido elegidos en las urnas democráticamente, pero olvidan que el hecho de haber sido elegidos no les da patente de corso para delinquir, traicionar y enriquecerse a costa de los electores. La corrupción es un hecho generalizado entre las "élites" canarias, sobre todo en lo que concierne al anquilosado engranaje del poder político.
La percepción, por parte de la sociedad, de la existencia generalizada de corrupción en la vida política hace que algunos sectores sociales terminen convenciéndose de que la política es un engaño, un fraude, de que los políticos son todos delincuentes intentando engendrar un sentimiento de derrota, de agotamiento, de desfallecimiento, sentimientos estos que son peor que la derrota misma porque nos lleva a creer que la sociedad no se puede cambiar, que es imposible, lo que lleva a los canarios a no participar, a no opinar, a no exigir, en definitiva, a no luchar por una sociedad más solidaria. Los convierte en simples marionetas en manos de políticos sin escrúpulos.
En nuestras islas hay muchos políticos -locales, insulares, autonómicos- que siguen pensando que ”regalándote” una entrada con descuento, una bolsa de cemento, un puesto de trabajo o un ramo de rosas en primavera, te van a comprar, de esos que con tu voto negocia beneficios personales y cuotas de poder, como si de acciones bursátiles se tratara comprándolas y vendiéndolas según su cotización política.
De cada uno de nosotros depende el futuro de nuestra tierra. Los canarios comprometidos, consecuentes y conscientes con la defensa de una sociedad más justa e igualitaria, con su proceder, con sus propuestas para el cambio, con su organización y movilización junto a todos los que defienden y comparten las mismas ideas deben obviar tentaciones sectarias. Sin la suma de múltiples voces la lucha estará condenada al fracaso.
Quienes subscribimos este artículo, apostamos por el debate de ideas, de proyectos, y no por utilizar el insulto y la difamación, al contrario de lo que han hecho en múltiples ocasiones, entre otros, el periódico El Día difamando a ATAN por manifestarse democráticamente en contra del macro puerto de Granadilla o Suárez Trenor llamando terroristas sociales a los ciudadanos que se movilizan en contra de la destrucción de nuestras islas o como podemos leer en el encabezado del artículo del Foro Contra la Incineración -que publicamos hoy en Canarias Insurgente- 'Segura insinúa que Soria debe saber mucho sobre niños violados' donde los mismos que [des]gobiernan en nuestras islas, leáse CC, PP, PSOE, CCN..., se descalifican los unos a los otros. Auténticos carroñeros.
El análisis y discusión de las fuerzas progresistas debe centrarse en qué tipo de Canarias queremos. Todo bajo la premisa de una Canarias abierta, solidaria, que respete el medio ambiente, sin complejos, sin opciones excluyentes, con luz y taquígrafos, que sea solidaria con la sociedad que la conforma. Canarias necesita ciudadanos conscientes de su decisivo papel en la defensa de los intereses de la mayoría de hombres y mujeres de nuestra tierra. Por eso, en lugar de perder el tiempo buscando el sexo de los ángeles o en disquisiciones metafísicas sentados en la mesa del despacho de un partido o sindicato cualquiera, deberíamos erradicar el sectarismo partidista y buscar la unidad de acción.
Que otra Canarias sea posible, de nosotros depende. De la unidad de la izquierda depende el futuro de las nuevas generaciones. El sectarismo dentro de las filas de las fuerzas progresistas en Canarias es un grave cáncer que carcome y corroe cualquier expectativa de avance en la resolución de los graves problemas que aquejan a los canarios.
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