Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- Obispos inmorales, iba a titular este artículo. Pero me quedo con la esencia. La Conferencia Episcopal Española no es la Iglesia. Además, han acabado con el Concilio Vaticano II, que, a los 43 años de su clausura, es ya un cadáver. “Habemus Facham”, podríamos proclamar en esta era en la que no hay relación alguna entre la Jerarquía Católica Española y aquella Iglesia renovada entre los años 1962 y 1965. Liderada por el Papa Juan XXIII primero y Pablo VI después. Aquella “puesta al día de la Iglesia” que decía el “Papa Bueno” ha sido abortada por completo por estos clerigman de plástico.
La Iglesia, -eclesía, asamblea en griego- no tiene nada que ver hoy con este Partido que entra en campaña saltándose toda ética cristiana. Están enredados en su secta. Son herederos de aquellos que bendecían los cañones que mataban a tantos cristianos y otros defensores de la democracia en la Guerra Civil. Que bajo palio acabaron luego con la Institución Libre de Enseñanza. Que parirían el nacional-catolicismo, de tan triste memoria en la España de sacristía, represión, muerte y pandereta. Hipócritas que siguen sin pedir perdón por su actuación en aquella guerra fratricida.
De aquellos polvos vienen estos lodos. Desde hace años la tónica general de estos Obispos, que deciden por millones de católicos españoles sin consultarles, ha sido apartarse de las enseñanzas evangélicas para adherirse a una mentalidad retrógrada y liquidar el mensaje de aggiornamento, paz y amor que dejó el citado Vaticano II. Lo han venido mostrando en manifestaciones y concentraciones. En el uso propio del Poder, la Banca y algunos Medios de Comunicación. En los púlpitos, donde la homilía ha dado paso al manifiesto político. La Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las elecciones generales de 2008 pidiendo el voto para el PP es incompatible con la fe y las exigencias de la vida cristiana. La Religión no tiene color político. Hay una falta de respeto para los católicos –seguramente mayoría- que votan otras opciones. El espíritu del Cardenal Vicente Enrique y Tarancón respecto a la separación de las dos sociedades, Iglesia y Comunidad política, independencia en lo político, renuncia al poder económico y político o reconocimiento de la libertad religiosa, está ausente en estos señores que han dado al traste con el gigantesco esfuerzo de Obispos anteriores por acompasar la vida cristiana en este Estado a la Iglesia post-conciliar.
El Cristianismo no tiene nada que ver con esas declaraciones inmorales incubadas al otro lado de la vida por mentes reprimidas, y expuestas por su Secretario Juan Antonio Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Antonio Mª Rouco Varela, Arzobispo de Madrid. La actual Jerarquía Católica en España y extrema derecha caminan juntas.
Trasmiten odio. Como el aparato del PP. Y, ya se sabe: quien siembra vientos recoge tempestades. Al igual que sucede con el divorcio entre Jerarquía e Iglesia, ocurre lo propio en esta organización política. Es una pena que personas, que por proyecto vital y por mentalidad se sienten conservadoras, y con toda justicia y derecho intentan plasmar en la sociedad sus proyectos, se encuentren en la toma de decisiones de su partido a elementos como los actuales, cuyo juego electoral nada tiene que ver con las necesidades de nuestra sociedad y sus problemas cotidianos. Destructivos por sistema. Su interés son ellos mismos.
La mentira en temas de terrorismo, democracia, educación y moral es la palabra que mejor define la propaganda electoral de la Conferencia Episcopal Española. El olvido de su función en la sociedad el Testamento perdido. Requiescat in pace.
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