José I. Díaz / Artículos de opinión.- Por si alguien aún lo desconoce, esta nación sionista imperialista, desde que obtuvo su independencia de Inglaterra el 4 de julio de 1776 no ha dejado de masacrar e invadir a otras naciones. Concretamente después de la II Guerra Mundial, con la falacia de imponer su “democracia” sui generi, se ha permitido criminalmente invadir 50 naciones soberanas, con o sin el visto bueno de “sus” Naciones Unidas, como ha sucedido en el propio caso de Irak, y lo que es muchísimo peor, apoyados por diferentes países occidentales que se autoproclaman democráticos, entre los mismos se encontraba España.
Son las razones las cuales me han llevado ha considerar, que EE.UU., es un grave peligro para la humanidad, sobre todo, para naciones soberanas productoras de materias primas, que deseen instalar una verdadera sistema democrático, social, participativo y humanista en sus propios países, que vayan en contra de los propios intereses hegemónicos norteamericanos, como esta sucediendo en la actualidad con el proceso revolucionario bolivariano, al cual los grupos de inteligencia norteamericanos llevan más de un lustro boicoteando, dado el peligro que le supone continuar manteniendo en el mundo su statu quo. Es decir, invadiendo, subyugando, y expoliando las riquezas naturales de otros pueblos.
Razones por las cuales me he permitido con datos estadísticos publicados en el 2003, sacar a la luz pública que intereses estratégicos y anti-democráticos mueven la Casablanca y su Pentágono, sobre la falaz y ficticia democracia, los cuales ninguna otra nación soberana debería imitar, y que EE.UU., imponer con la sinrazón y la superioridad armamentista a otras naciones del orbe terráqueo. Democracia que ellos mismos no la ejercen y llevan a cabo con sus propios ciudadanos, de los cuales 36,5 millones de personas se encuentran sumida en la pobreza, y me supongo que dichas escalofriantes cifras, habrán aumentado en otros 5 millones más de pobres, ya que nos encontramos situado en el 2008. Otro tanto sucede con los más de 47 millones de norteamericanos, los cuales carecen de cualquier tipo de cobertura sanitaria, cifra que se habrá aumentado con el transcurso de un lustro en unos 9 millones más de personas, encontrándose entre dicha calamitosa cifra, un 34,1% de origen hispano, 20,5% de negros y un 14,9% de blancos caucasianos. Sin olvidarnos tampoco, de que existe un submundo de pobres inmigrantes indocumentados, los cuales se encuentran marginados por parte de gobierno estadounidense, careciendo los mismos de cualquier tipo de derecho cívico. Lo que alarmantemente abre cada día más la brecha entre ricos y pobres en EE.UU.
El sistema carcelario norteamericano es de los peores del globo, dado la discriminación de toda índole que existe en dicha nación americana, donde en un 63% presos comunes son de mayoría negra e hispana, y un 25% blancos caucasianos. Las altas cifras de criminalidad, delincuencia y tráfico de drogas, están consideradas de las más altas del mundo, existiendo más de 2.000.000 de personas encarceladas, y unas 500.000 en libertad bajo palabra. El 42% de los condenados a muerte son negros, y el 82% de dicho grupo los condenados a muerte por haber asesinado a personas blancas. Como nota horripilante, 1.838 funcionarios de distritos encargados de decidir si pedir o no dicha pena capital para los reos, tan solo 44 de los funcionarios son negros, mientras que los 1.794 son funcionarios restantes son blancos.
En el otro orden de derroche económico, después de los programados atentados del 11-S, los controles instalados en los aeropuertos norteamericanos ha costado la desorbitarte cifra de 400.000 millones de dólares, ascendiendo el presupuesto para la guerra contra el terrorismo a la cifra de 120.000 millones de dólares anuales, que no es moco de pavo.
El gigantesco sistema de inteligencia y su maquinaria sofisticada, para espiar a los amigos y enemigos, estructurado y puesto en marcha con la doctrina de “guerra preventiva” contra el “eje del mal”, costo 35.000 millones de dólares en el 2003. Es decir, casi un 10% del presupuesto militar que es superior a los combinados de los 20 países más militarizados del mundo. La agencia de inteligencia CIA, cuyos gastos se estiman entre 3.000 y 4.000 millones de dólares por año. La agencia NSA (Nacional Security Agency) la cual depende del Pentágono, cuyo presupuesto es de 5.000 millones de dólares al año, en la cual trabajan 25.000 agentes que se ocupan de las escuchas en el mundo entero. Así como una gran cantidad de organismos que gravitan en torno a la “guerra anti-terrorista”, entre ellos la búsqueda de fondos terroristas en el extranjero (Foreing Terrorist Asset Tracking Center), creado a partir de los atentados del 11-S, y el Centro Nacional de Reconocimiento(Nacional Reconnaissance Office), que se ocupa de los satélites espías etc.
La guerra de Afganistán ha costando tan solo en un año 17.000 millones de dólares, y la ocupación de Irak hasta el 2003 ha costado 60.000 millones de dólares. El presupuesto de gastos militares norteamericanos sobrepasa los 1.000 de dólares diarios. Según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD del año 1998, lo invertido anualmente en gastos militares por EE.UU., bastaría para eliminar el hambre en el mundo, ofrecer educación fundamental, cuidados sanitarios a todos los que lo necesitan, además de cuidados de salubridad, mejoras las letrinas, y educar a todas las mujeres para una maternidad responsable.
Los gastos mundiales en armamento del pasado año 2007, fueron superiores al Billón de dólares (con b de burro), el cual ha crecido en la ultima década en un 37%, siendo las naciones que más invierten en dicha industria mortífera; EE.UU., Inglaterra, Francia, Japón y China. Estos países son los dueños del 92% de las fábricas y empresas productoras de armas, lo que con las políticas externas de estas naciones “democráticas”, es obvio que la industria armamentista continuará dando ganancias, sembrado cadáveres y mutilados, es decir, condenando a millones de niños a una muerte prematura, y acabando con la paz en el mundo.
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