David Comas Rodríguez * / Artículos de opinión.- Me es necesario precisar de este tema y dedicarle, al menos, un escueto artículo. En muchísimas ocasiones relacionamos, de manera absurda y equivocada, ser antisistema con ser revolucionario, esto genera un grave error de análisis que puede conllevar a la destrucción o fracaso de cualquier movimiento o frente revolucionario, aunque el Revolucionario es antisistema (porque está en contra del sistema establecido) el antisistema no tiene porque estar encuadrado dentro del movimiento revolucionario, ¿por qué? Porque una revolución no es un acto meramente destructivo, la revolución busca la destrucción del aparato del sistema existenten en un determinado momento para en su lugar construir otro porque, no se trata simplemente de destruir, sino de construir, y para construir un nuevo sistema, un nuevo modelo de organización político-económico hay que destruir antes el aparato existente, muchas veces nos perdemos en este primer paso y lo resolvemos como el único, como consecuencia salen simplemente movimientos anti-todo, sin un rumbo definido, con unas posturas filosóficas ante la sociedad claramente nihilistas y una acción política ácrata sin rumbo definido, sin objetivos de construcción claros y muchas veces, sin un objetivo de destrucción bien acotado y definido.
Este tipo de asignaciones "rebeldes" a lo único que tienden es a querer destruirlo todo, por lo tanto, con este tipo de posturas es imposible consolidar ninguna revolución, pues si se diera el caso de que llegase a destruir el aparato social existente no serían capaces de articular la construcción de uno nuevo, es más, a cualquier intento de hacerlo ellos serían sus primeros verdugos, esgrimiendo el hacha sangrienta contra cualquier principio de autoridad, organización o jerarquía, lo que ahogaría cualquier construcción revolucionario y terminaría, finalmente, por dar la victoria a la burguesía y al capitalismo que se restauraría al ver la división e impasibilidad de la chispa revolucionaria.
Y estamos hablando de una chispa revolucionaria hipotética, ¿es capaz de canalizarse la revolución sin una organización y una disciplina previa? Estos dos conceptos son ampliamente rechazados por los ácratas, de ahí que las únicas oportunidades que tendran estos colectivos de iniciar su "revuelta" será en un momento de crisis aguda, insostenible, en una coyuntura exacta y siempre, sin excepción, con un previo detonante que haga espontaneo el movimiento revolucionario. Como dijo el camarada Ernesto Guevara: "Si no existe organización, las ideas, después del impulso inicial, van perdiendo eficacia". Es pues, necesaria la organización, es un elemento indispensable para que cualquier proceso revolucionario triunfe y, con estos sujetos que tanto se jactan de revolucionarios, lo único posible es caer en la desorganización y el caos, o en resumidas cuentas, en la contrarrevolución que propiciaría el regreso y fortalecimiento de la burguesía, además del desgaste progresivo de la clase trabajadora y su espíritu de lucha por obtener nuevas conquistas.
Tristemente este tipo de sujetos hoy en día florecen aun más que los revolucionarios, ¿por qué se da este hecho? Es claro saberlo, el propio sistema, el propio capitalismo, la propia burguesía encuentra interés en que esto ocurra así. Exprimir el acratismo como herramienta del sistema es indispensable, supone un desgaste del movimiento revolucionario y de la lucha por la construcción del Estado socialista, los ácratas son, sin ninguna duda, el caballo de Troya de la burguesía en la lucha proletaría por derribar el capitalismo.
La revuelta barata, la oposición al sistema espontanea, desorganizada, la adquisición de estéticas cerradas en sus nucleos que hacen sectario al movimiento, su posición destructiva contra todo lo que ya esté establecido, el rebelde sin causa. Todo esto favorece más a la burguesía que la carga policial o la ilegalización de un partido de clase, ¿por qué? Porque pudre toda articulación revolucionaria y la subyuga a intentos espontaneos de destruir, no pasando de ahí y, a parte de perdiendo la completa razón, haciéndose cada vez más y más ajenos a las masas trabajadoras que, mediante un discurso paternal en el que se tacha a todos los revolucionarios como delincuentes y terroristas, la burguesía intenta atraer hacia el beneficio de su estabilidad y el mantenimiento de su sistema.
Contrarrevolución
Podemos ver claros ejemplos de que el acratismo es el arma más mortífera contra la Revolución, el más cercano podríamos verlo en la Venezuela de Hugo Chávez donde, ante el proceso revolucionario que se da, lejos de ser estos elementos una base, un fundamento de apoyo, de construcción y de hegemonización de la clase trabajadora de la Revolución, se han convertido en su mayor enemigo, y en el primero que tiene ganas de derruirlo sin ningún fin claro, pues está más que claro que el derribamiento del régimen chavista propiciará una vuelta al sistema inmediatamente anterior en el que la transición al socialismo que se está viviendo no será más que un capítulo mal escrito en algún cuento de fantasía.
Son pues, los perros de caza de la burguesía, cuando el revolucionario deja de ser minoría para ser gigante, para ser hegemónico, el burgués suelta la correa del ácrata (Al que mantiene bien atado, con o sin correa, en todo momento) y lo manda a atacar a la Revolución, a destruirla, el burgués aprovecha la ceguera, la inconsistencia y la desvirtuación ideológica del ácrata para utilizarlo como herramienta destructiva porque en la mente de estos sujetos no hay otra derivación ideológica que no sea la de la "destrucción". Entonces, de manera increible, el que lleva la etiqueta de "revolucionario" y se jacta de la misma más que ningún otro (pues la sociedad burguesa lo ha etiquetado así por interés en función de unas actitudes y acciones específicas y en algunas ocasiones, también en función de alguna estética determinada) destruye la revolución, la boicotea, la destroza, la convierte en ruinas y le devuelve el poder a la burguesía que, sonriente, le recompensa enviándole al parque más cercano con sus dosis de droga o entretenimiento para que se mantenga dócil y tranquilo lanzando su grito destructor a todo el que pasa con el fin de mantener un número importante de gente que mañana, si vuelve a haber un proceso que haga peligrar la hegemonía de la burgesía, vuelvan a ser soltados y lanzados contra la Revolución. En este caso se demuestra, los ácratas y su actitud nihilista ante la vida son la contrarrevolución personificada.
Revolución, organización y construcción
A fin de cuentas, pese a lo que detesto a este tipo de sujetos y este tipo de sectores "ácratas" (no confundir con anarquistas aunque a veces parece que han hegemonizado los nucleos anarquistas y que se han apropiado de su nombre) quiero creer que no son más que víctimas del sistema, del mercado y de su objetivo de crear una masa de Rebeldes sin causa que, pese a lo que predican, se vuelven dependientes del Capitalismo y del Estado burgués para poder sobrevivir, y al no tener un plan de futuro tienen más miedo a los cambios revolucionarios que la propia burguesía porque, al igual que esta, la consolidación de una revolución social podría significar su desaparición y su significado como ácrata, pues podría llegar a demostrarse que estaban equivocados y que la organización era necesaria para construir una sociedad mejor.
Quiero creer que no son más que niños engañados, que no han visto la realidad y que pudieron (o tal vez, aun puedan...) haber sido revolucionarios, que tenían esas ganas, esa chispa, pero que el capitalismo lejos de ahogarla la canalizó en una dirección equivocada convirtiéndoles en los paladines de la contrarrevolución.
Ahora bien, el revolucionario debe de tener claro estos tres conceptos: Revolución ,organización y construcción. Si el Revolucionario tiene claro que la Revolución es el medio que debe utilizarse para destruir el aparato social-económico existente y dar paso a uno nuevo; que la organización es indispensable para poder canalizar una Revolución correctamente, no sólo hacia la destrucción del aparato sino sobre todo, en la tarea de alzar uno nuevo; y la construcción es el final, el hecho más claro que diferencia al revolucionario del ácrata contrarrevolucionario, es la búsqueda de un fin, de una nueva sociedad, de una nueva infraestructura económica, la búsqueda de algo, lograr el objetivo por el que se empezó la lucha.
Una revolución, no se propicia unicamente por un descontento por el modelo actual, también es indispensable la idea de construcción de un modelo, de un sistema, de una infraestructura que supere las deficiencias del modelo contra el que uno se revoluciona, de una superación de sus contradicciones y de un avance en la historia.
Es pues, la construcción del socialismo, el objetivo que nos mueve, pues es una superación de las contradicciones del capitalismo y de la contraposición dialéctica que originan Capital y trabajo, propiedad de un medio y trabajo en el medio, burgués y trabajador...
Soldados del anarcocapitalismo
Y en mis pesadillas más oscuras y mis análisis más profundos veo horrorizado la cuestión del ácrata, su posible degeneración y su último fin y utilidad para la burguesía.
El surgimiento del "Anarcocapitalismo" y la fuerza que está cogiendo últimamente en este Siglo XXI nos hacen plantearnos ciertas cuestiones, bien es cierto que la burguesía necesita del Estado para mantener su hegemonía, sin embargo, llegado un momento la burguesía podría buscar la destrucción del Estado y la fundación de una sociedad anarcocapitalista independiente del Estado, una sociedad fundamentada en las tesis libertanianas y ultraliberales. De ser esto así, en ese momento, sus soldados, su ejército para derribar el Estado podrían ser estos ácratas. Encajan completamente en la perfección de soldados del anarcocapitalismo, su reivindicación de la anarquía y destrucción del Estado y su falta fundamental de ideología constructiva podrían servir para hacer que la burguesía más liberal y libertaniana cumpliese su último y gran objetivo, destruir el Estado y consolidar una sociedad Anarquista de Mercado.
No deja de ser puro futurismo esto que expongo, reconozco que me encanta especular y lanzar hipótesis al aire de lo que podría pasar de cara al futuro, sin embargo el planteamiento podría ser interesante reflexionarlo, pues llegado el momento, podría destapar la estrategia de la burguesía ultraliberal por construir su "utopía"
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