Pelotazos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Ignacio González, hijo, ha dicho que "si yo tengo unas propiedades y el Ayuntamiento las quiere tiene que pagarlas porque son terrenos privados o bien, expropiarlas a precio de mercado" (que se lo digan a los expropiados por la vía exterior, por la ampliación de Los Rodeos, por el anillo insular...). Y lo ha dicho hablando del pelotazo de su padre y de Antonio Plasencia con Las Teresitas, donde la tasación de la técnico municipal habilitada decía que esos terrenos valían algo así como 3.500 millones y Zerolo, con las perritas de todos los vecinos de Santa Cruz, les pagó a éstos dos no sólo cerca de 9.000, sino que para 'compensarles' les recalificó el Valle de Las Huertas, que no valían una mierda urbanísticamente hablando, de cuya venta obtuvieron después 16.000 millones de pesetas.
Pero ese pelotazo impresionante, sobre todo por lo descarado, comenzó algún tiempo antes, cuando Plasencia e Ignacio González se embarcaron en la compra de unos terrenos sobre los que todavía no se sabía si se podría construir (realmente todavía no se sabe porque no está hecho ni el deslinde marítimo) porque estaban en litigio en el Supremo. Y, con todas éstas, Caja Canarias les concedió un crédito de 5.000 millones, con testaferros por medio, de un día para otro porque, ¡oh casualidad!, sólo uno días después se hizo pública la sentencia del Supremo relativa al frente de playa. Aunque nunca sabremos, a eso póngale el cuño, cuál fue la 'inspiración divina' que iluminó a toda esta gente en esa compra sólo poco antes de que se conociera la decisión de los magistrados del más alto Tribunal de España. Que luego son esos mismos los que se quejan una y otra vez de la filtraciones judiciales.
Y si el abogado de los antiguos propietarios de parte de esos terrenos, a los que se les robaron directamente esas propiedades en su día mediante escrituras que no se sabe quién las firmó, recibió 'a cuenta' de unos trabajos encargados por Plasencia y don Ignacio nada menos que 100 millones de pesetas, me dirán ustedes qué problema hay para que la mayor parte de la prensa de Tenerife vea como 'normal' todo lo relativo a este pelotazo verdaderamente indecente. Que será todo lo legal que el Andrés Chaves, el Zerolo y la mayoría de nuestros más brillantes plumíferos quieran (algunos de ellos se han hecho millonarios con una alcachofa en la mano sin que nadie entienda cómo), nosotros de eso no sabemos nada, pero como acto de indecencia con las perritas públicas y con el interés general, en el que se pringó hasta Caja Canarias, se trata de una cafrada de órdago.
Pero yo después de que oí, hace algo más de un año, a Andrés Chaves -quien denunciara en su día este pelotazo nada menos que delante de los principales responsables de la fiscalización de las cuentas públicas de toda España en un hotel de Maspalomas- decir de la cantidad de llamadas de solidaridad que había recibido Zerolo después de que se conociera la querella de la Farnés (entre ellas la de Pepe Segura y la de 'muchos magistrados', según el 'periodista' que dice que antes de hacer daño a Zerolo está dispuesto a quemar su emisora de radio, con lo que me dirán ustedes en qué consiste esto de ser 'periodista' en esta tierra), pues nunca he creído que este proceso vaya a llevar a nada, no sólo por lo del aforamiento del alcalde, sino por un montón de razones verdaderamente de peso.
Imagínense que la penúltima, que estamos sufriendo en nuestras propias carnes, es la de un juez de Güímar que nos ha condenado a costas (aunque ni estuvimos personados ni nada) por haberle molestado mandándole, por si fuera constitutivo de delito, unas fotos en las que se veían las torres podridas de la Unelco. El mismo juez que, por lo visto, condenó a costas a un representante público del Ayuntamiento de Güímar por denunciar un posible delito ecológico de los piratas de los barrancos, a los que Wladimiro les dirigía un comentario el otro día en el periódico. Que si lo de esos barrancos no es delito ecológico, o si es temerario también suponer que ahí haya podido existir un hecho delictivo, la realidad es que dudo mucho que se pueda calificar nada, el el mundo entero, como constitutivo de una posible infracción delito contra el Medio Ambiente.
Según lo que me cuenta el abogado, que yo no he visto los papeles todavía, lo que dice el señor juez con respecto a lo de las torres podridas, no se lo pierdan, es que los tendidos de alta tensión no se puede considerar como 'infraestructuras' y, por tanto, no caben en la tipificación que aparece en el Código Penal. Eso pese a que el diccionario que tengo en mi casa, que no es que sea ni muy bueno tampoco, dice que las infraestructuras son el 'conjunto de servicios considerados como esenciales en la creación de una economía moderna'. Pero los tendidos de alta tensión, al parecer, no entran en esa definición y no entran, por tanto, en la tipificación que establece la Ley para obligar a su correcto mantenimiento. Que lo grave no es eso, que supondría la impunidad casi absoluta para estas poderosas multinacionales, sino el que que un juez pude concluir que existe 'mala fe' o 'temeridad' en el hecho de que un ciudadano medio sospeche que las cosas puedan ser de otra manera.
En fin, que sobre lo de las torres podridas, y la resolución del juez de Güímar, estos días les vamos vamos a mostrar los papeles así como el recurso que nos hemos visto en la obligación de presentar, y sobre el que estamos trabajando, y ya veremos lo que pasa aunque, visto lo visto, nada bueno me espero de eso tampoco. Porque a la vista de las torretas que han vuelto a caer en El Hierro y los incendios que los cables pelados de Unelco han provocado estos días parece claro, por muy impresionante que nos parezca el tema, que no existen responsabilidades penales para determinadas cosas y que va a tener razón la multinacional en el sentido de que ellos van por libre. Y es que yo creo que va a estar en lo cierto, una vez más, el chiste de El Roto cuando dice que "la 'normalidad' consiste en creer que lo que pasa en normal", o algo así. Porque imagínense ustedes que vivimos en un país donde ya hay centenares de personas en el talego porque un guardia considera que conducía temerariamente y, sin embargo, se te puede caer una torre de alta tensión podrida sobre tu casa o tu coche y matarte a un hijo sin que nadie sea, al parecer, penalmente responsable de nada. Manda huevos la cosa pero así mismito es.
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