Ramón Afonso * / Artículos de opinión.- A pesar de permanecer cerrado durante meses emitiendo sólo las noticias de Euronews a causa de una grave anemia de patrocinadores o de campañas institucionales -lo que viene a ser lo mismo en estos casos- que no le permitía pagar la nómina con regularidad ni cumplir con la Seguridad Social, la televisión de Paco Padrón ha visto recompensados los servicios prestados para mayor gloria de ATI-CC en forma de tres licencias de ámbito local de la futura Televisión Digital Terrestre (TDT) -S/C de Tenerife, La Orotava y Arona-.
Tampoco es casualidad que con la llegada de una nueva consulta electoral, esta vez las elecciones generales del 9 de marzo, vuelva a emitir Canal 7 de Atlántico, es como si renaciera con las expectativas de negocio que genera la cosa política; se podría, incluso, adelantar una parrilla de programas ad hoc para la precampaña que ya ha empezado: entrevista a Ana Oramas, cabeza de lista de Coalición Canaria (CC), realizada por un melifluo Paco Padrón; reportaje sobre la inauguración del mercado provisional de La Laguna instalado en la plaza del Cristo con una Ana Oramas llorosa y emocionada -al mejor estilo Hillary Clinton-; un publirreportaje, “La Laguna, Patrimonio de la humanidad”, que incluye una entrañable entrevista a Ana Oramas en un banco de la recoleta Plaza de abajo (la del Adelantado); el acto de exaltación nacional en el Auditorio donde se elegirá a los candidatos de CC, repetido 5.500 veces y a cualquier hora, que servirá para que Ana Oramas, Melchior y Paulino Rivero sigan reivindicando que su voz -la de CC- es la única canaria en Madrid...
De manera más taimada, pretendiendo convencer de su ficticia neutralidad e improbable objetividad, ha programado una serie de espacios donde intervienen destacados militantes y cargos públicos de los tres únicos partidos - PP, CC y PSOE- que, a juicio del canal, existen en Tenerife. Como colofón a todo este entramado, Canal 7 ha rescatado a tres viejos zorros de la política -Juan Manuel García, Eligio Hernández y Fernando Fernández- que, investidos de una exagerada intelectualidad por parte del dueño/director/presentador del canal, han parido el moderno Oráculo Nivariensis. Había que oír con qué fluidez citaban a Ortega, Giner de los Ríos, incluso a Galdós o Franchy y Roca. Recitaban -Eligio, sobre todo- versos de Nicolás Estévanez: “La bandera española / será siempre bandera de mi patria” y le replicaba Juan M García, más nacionalista que nunca, “lucirá ante los mundos / la tricolor bandera de Canarias”. No se entretuvieron mucho en analizar la situación mundial que despacharon siguiendo la consigna de justificar la agresión global emprendida por el imperialismo gringo con la farsa de la “guerra contra el terrorismo” tras el 11-S. Paco Padrón, corifeo del evento, parecía estar soñando ante tanta sabiduría y se pellizcaba para demostrase que era real lo que vivía…Cuando parecía que iban a hablar de algo interesante retomaban las citas, "La desventura de España es la escasez de hombres dotados de talento", que Eligio Hernández tradujo a su “en la España actual no existen hombres de Estado” y los cuatro celebraban riendo aquello de que “en España lo que pasa es que no pasa nada, eso es lo que pasa” que también dijera José Ortega y Gasset.
Tras demostrar su sólida formación humanista y, sobre todo, su memoria, trataron dos cuestiones que sí requieren un trato más detenido. Llamó la atención que Padrón acusara al ex fiscal general de chavista, atención que se elevó a sobresalto cuando se pudo oír a Fernando Fernández, eurodiputado del PP y ex presidente del Gobierno de Canarias, manifestar el respeto que le merecía Hugo Chávez… Menos mal que todo se debía a esa manera que tienen algunos de poner a parir a alguien partiendo de un falso halago inicial. Eligio, con su cháchara, anunció que su preliminar defensa de Hugo Chávez -ya acaparó 30 minutos con el mismo tema en la charla que diera Pascual Serrano en Tenerife- se debía a su irrefrenable sentido de la justicia, ya que todo lo que se decía sobre la reforma constitucional venezolana y su inspirador no era cierto, pero que no estaba en nada de acuerdo con la forma de hacer política del presidente bolivariano. Así y todo, el amigo de Rodríguez Galindo -el fiscal de los Gal- aun se atrevió a dar lecciones de democracia al dirigente mundial más veces ratificado por las urnas. Fernández, que apoyó en su día la guerra de Iraq, habló de dos Chávez: el de antes del golpe de abril de 2002 y el de después, del que dijo haberse convertido en una persona crispada, agresiva y sin talante tras abrazar el “Socialismo del siglo XXI”. Así hasta convenir todos en que la actuación del rey en la cumbre de Santiago fue ejemplar; y tras un erudito paseo por la historia de España afirmaron, en un impropio tono de suficiencia, que Chávez debió aclarar a qué España se refería cuando habla de la explotación imperial que sufre Latinoamérica. No siempre la erudición lleva a la clarividencia, porque cualquiera habría podido ver que tanto Hugo Chávez como el nicaragüense Ortega se referían a la España dominada por las multinacionales, a la España del Santander, BBVA, Endesa, Telefónica, Repsol YPF, Iberdrola, Unión Fenosa, Gas Natural, Prisa, a esa “madre patria” que, como el asesino, vuelve al lugar del crimen en forma de modernas sanguijuelas para consumar el expolio.
El otro tema relevante tratado por esta gavilla de “sabios” fue la cuestión de la policía autonómica. Juan M. García, algo arrebatado, repetía insistentemente que “una autonomía sin una hacienda, una judicatura y una policía propia no es autonomía ni es nada” y que “con una policía canaria no se iba permitir que se le grabaran conversaciones al presidente del Gobierno de Canarias como se hizo con Adán Martín”. Hasta Eligio, que gobernó en las cloacas de la guerra sucia del Estado, se sobresaltó al oír al catedrático lagunero y no le quedó más remedio que recordarle que a quien se estaba investigando no era a Adán Martín sino al empresario Santiago Santana Cazorla. Al ex fiscal se le olvidó recordarles que fue en el marco de la operación Góndola, llevada a cabo por un juez de San Bartolomé de Tirajana, donde se detectaron conversaciones del empresario no sólo con Adán Martín sino también con el consejero de Medio Ambiente y Política Territorial, Domingo Berriel, y el jefe del Gabinete del presidente, Salvador Iglesias, solicitándoles que sacaran adelante su proyecto turístico de Anfi-Tauro. Y cómo no, los tres contertulios celebraron que La Sala de lo Civil y Penal del TSJC, compuesta por los magistrados Antonio Castro Feliciano, Margarita Varona y Carla Bellini (que lleva ahora el caso de Las Teresitas) cerrara el caso en un pispás y sin ninguna consecuencia para el ex presidente Martín. Lo dicho por el Premio Canarias revela que las verdaderas intenciones de CC para reclamar con tanta insistencia la creación de la judicatura y policía autonómica no tiene nada que ver con la seguridad de los canarios y sí mucho con que sean ellos los que decidan a quién y cómo investigar, además de poder emular a José Segura, delegado del gobierno, filtrando las actuaciones jurídico-policiales a quienes crean conveniente.
Si importante es lo que se dice no lo es menos lo que se deja de decir. De la monarquía se alabó el talante del Borbón pero ni una palabra de su restauración franquista ni de su opaca financiación. A pesar de largar sobre la policía y la judicatura, ni una referencia a la corrupción ni a los corruptos; nada sobre la tortura en las comisarías españolas, tampoco a la brutalidad de la Unipol y los Goia; aunque dedicaron un largo espacio a las discrepancias con la cúpula de la Iglesia española -sobre todo Eligio Hernández- que no con el “docto” Benedicto XVI a pesar de que a éste “el juicio contra Galileo le pareciera modélico” y que comparta la cerril postura de Rouco y Cañizares sobre la familia, ni una palabra sobre las indecentes e inmorales declaraciones del Obispo de Tenerife sobre la homosexualidad y el abuso de menores. Ni una palabra sobre la precariedad laboral, el paro o la privatización de los servicios públicos, ni sobre el fracaso social de la educación, ni la destrucción medioambiental; nada sobre los movimientos sociales que reivindican un mundo mejor o de Asamblea por Tenerife…
A este oráculo televisivo le ocurre como al intelectual complaciente con los poderosos que se refugia en su erudición y hasta en una jerga propia porque no tiene nada nuevo que decir. Son los pacíficos comandos encargados de embrutecer a la gente para convertirla en una masa de borregos y poder manipularlos a su antojo. Y todo bajo el disfraz de la democracia.
* Artículo de opinión de Ramón Afonso publicado en origen en Canarias Semanal.
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