José Maicol Rodríguez López * / Artículos de opinión.- El proyecto de funicular para Garachico está dando y dará mucho que hablar. Sin embargo, en todos los debates que están surgiendo se está hablando mucho del aspecto medioambiental que a mi juicio es importantísimo, pero si el medioambiental es un aspecto importante no menos lo es el económico-funcional, y de éste desgraciadamente poco se habla.
En documentos a los que quien escribe ha tenido acceso, se habla de un presupuesto para el funicular de 4.200.000. Para cubrir semejante inversión se proyecta un precio para residentes de 2 euros y para no residentes de 6. Por supuesto, estos precios podrían sufrir variaciones dependiendo del volumen de usuarios de este medio de transporte, pues evidentemente si el funicular lo usa menos gente de la prevista seguirá habiendo una inversión que recuperar y unos gastos de mantenimiento y explotación que cubrir. ¿O acaso está el Cabildo dispuesto a financiar otra empresa que genere pérdidas?
Pero en fin, aún suponiendo que el funicular funcionase como está previsto, y cientos de personas lo usaran a diario (lo cuál es mucho suponer), ¿de verdad sería un medio de transporte eficaz para cohesionar a los barrios de medianías con el Casco de Garachico? La respuesta a esta pregunta si realizamos un análisis sobre la dispersión de la población de la zona de medianías de Garachico sólo puede ser negativa.
En el barrio de llegada del funicular, que es San Juan del Reparo, no se concentra ni el 40% de la población a la que el funicular tendría que dar servicio. Pero es más, en este barrio, gran parte de la población vive a una considerable distancia del punto de llegada del funicular, por lo que si estas personas tendrían complicado el desplazamiento hasta este medio de transporte, tanto más lo tendrán los vecinos de Genovés, La Montañeta o Lomo Alto, que viven a varios kilómetros de dicho punto.
En base a esto, considero que una guagua pequeña sería un método de transporte más ecológico, pues no dañaría el paisaje y tampoco gastaría la enorme cantidad de electricidad que consume el funicular (a pesar de que el señor alcalde asegure que es un medio totalmente limpio). Desde el punto de vista funcional, una guagua podría circular por el interior de los cuatro barrios de medianías de Garachico, cosa que comparada con el funicular, que sólo puede llegar a una parte de uno de los cuatro barrios, habla favorablemente de esta opción. Pero es más, desde el punto de vista económico, simplemente hay que comparar los 4.200.000 euros en los que está proyectado la construcción del funicular con lo poco que comparablemente puede llegar a costar una pequeña guagua.
Además, otro argumento del que poco se habla de momento, pero que probablemente se empiece a hablar antes o después es de la peligrosidad de la zona por posibles corrimientos de tierra. Este no es un tema baladí, pues el propio Cabildo de Tenerife tiene identificada a la montaña en la que se proyecta el funicular como zona en la que hay peligro de corrimientos.
Por todo ello, considero que para que la ciudadanía garachiquense se forme una opinión sobre la conveniencia o no de llevar a cabo el proyecto del funicular faltan datos clave. Datos como estudios concienzudos y rigurosos sobre su viabilidad económica, sobre su impacto en el medio, sobre la utilidad para los vecinos de los barrios, y que en definitiva, se dejen a un lado actitudes totalitarias que en modo alguno son recomendables ni deseables. Cuando todos los datos estén dados, ya podremos los garachiquenses formarnos nuestra opinión en nuestras casas y con la despensa bien llena, y por tanto lejos del Roque y del pan y la sal que nuestro alcalde ofrece a los detractores de este absurdo e innecesario proyecto que un día don Ramón Miranda se sacó de su chistera.
* Secretario General de Juventudes Socialistas de Garachico
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