Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- El 7 de diciembre el Ayuntamiento de La Orotava retiraba la Placa de los Caídos que existía aún en la Iglesia de San Juan. Una delicada gestión en la que hubo que contar con la aprobación de la Parroquia y el Obispado. La estrategia del silencio y una gestión bien hecha, ha posibilitado que la Villa de Arriba comience 2008 sin los espectros de esa época terrible. Se adelantaba así, y de nuevo, al trámite final en el Senado de la Ley de Memoria. Una Ley que había concedido un status especial a los símbolos de la dictadura que perduran en los Templos. El hecho, doblemente importante por ello, ha convertido a la Villa en un municipio pionero en dejar atrás una de las épocas más oscuras de España. Ya en la década de los 90 se había quitado el mismo motivo de la Iglesia Matriz de La Concepción. Luego, la Plaza del Ayuntamiento eliminaría el nombre del Generalísimo Franco, y la Avda. Emilio Luque sustituiría a la antigua Avda. Jose Antonio. En diciembre de 2006 se había hecho lo propio con el enorme escudo franquista del edificio de Correos para dar paso al corporativo de la entidad. Un golpe de efecto, pues en este lugar, antes teatro, estaba ubicada la prisión donde muchos canarios sufrieron penalidades y muerte por luchar por la democracia y la libertad. Este proceso tiene que ver con el acuerdo de la Corporación Municipal de la primavera de 2006 y que aún continúa. Abarca no solo estos cambios, sino los relativos al callejero con nombres franquistas y una Comisión de investigación histórica sobre este período.
Pero volvamos a la Villa de Arriba. San Juan Bautista del Farrobo -un portuguesismo, por cierto este de El Farrobo que significa algarrobo-, es algo más que un Templo. Hunde sus raíces en la formación de la sociedad orotavense y su origen se sitúa en torno a 1608. Ha sido testigo de cómo un pueblo humilde y trabajador fue creciendo en esta zona, en base a una arquitectura popular llena de reminiscencias portuguesas, como documenta el historiador Manuel Hernández González. Agrupada junto al agua clara de los chabocos que surgían a lo largo de sus 11 molinos, La Orotava tuvo en este entorno el ejemplo más significativo de lucha contra las injusticias cuando sus gentes se enfrentaron a la oligarquía política y religiosa de los siglos XVIII y XIX. Justo a unos metros de la Placa recién retirada, y compartiendo espacio con el que fuera Presidente de Venezuela Don Rómulo Bethencourt, hay una casa emblemática por su arquitectura y su historia. Es el nº 6 de la Plaza de San Juan, que fue sede, como atestigua el Profesor e investigador local Bruno J. Alvarez Abreu, del Centro Instructivo Obrero de La Orotava en los años previos a la Guerra Civil. Desde ella, esta asociación, que había tenido su primera sede a la entrada a la Candelaria del Lomo, también en la Villa de Arriba, pasaría a la que luego sería La Sindical en la calle Cantillo. Un solar, donde apenas fabricarían la primera planta, al ser sorprendidos por el Golpe de Estado de 1936. Sería la responsable de la Manifestación del 1º de mayo de 1921, la primera de la que se tiene constancia en La Orotava y que partiría desde estos lugares hasta la Plaza del Ayuntamiento para luego continuar al Puerto de la Cruz.
Pero estos hechos forman parte de un tiempo y una historia, oculta bajo los adoquines de sus húmedas calles empinadas. El nuevo tañer de las campanas de San Juan y su reloj, testigo de tantos hechos y recientemente remodelado, parecen convocar una vez más al futuro por encima de ideologías y sistemas políticos. Un reloj y unas campanas, que durante muchos años Don Gumersindo y su hijo Manolo Expósito, volteaban con 33 campanadas al alba y 12 dobles a las ánimas al tiempo que daban cuerda al reloj cada domingo. En su honor y con las técnicas modernas de estos relojes de campanario, comenzaron a marcar de nuevo las horas el pasado 16 de diciembre. Sobre el silencio de la historia por unos desconocida y por otros sin querer recordar. Latidos de la memoria que vive entre las piedras y los ritos. Campanas de San Juan. En paz…
Artículo de Opinión de Agapito de Cruz Franco aparecido en "La Gaceta de Canarias" hoy jueves 20 de diciembre de 2007.
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