Escándalo en Icod / Canarias Insurgente.- En la edición de hoy de 'El Digital de Canarias' se publican dos artículos [1] [2] alusivos a la decisión de la Junta Electoral de Zona de prohibir poco antes de las elecciones municipales del pasado 27 de mayo la distribución en Venezuela de la revista Pelicar, que teóricamente era un revista de información municipal pero que realmente era una revista de propaganda y proselitismo político del PSOE, a cuenta del erario municipal.
- Monográfico: Corrupción en Icod
Los hechos. A pesar de que la revista se imprimió en el mes de marzo, el Ayuntamiento había demorado su distribución para que se realizara en la fecha más próxima posible a las elecciones municipales que se celebrarían el 27 de mayo de 2007.
La suspensión de la distribución de Pelicar, se realizó tras una denuncia formulada por Coalición Canaria ante la Junta Electoral de Zona, por considerar que el contenido de la revista exaltaba la figura del "alcalde" y su gestión municipal, infringiendo la Ley Electoral que prohíbe cualquier publicidad realizada por los poderes públicos una vez convocadas las elecciones, salvo la dirigida a informar sobre la fecha de las elecciones y la forma de ejercer el derecho a votar.
La decisión de la Junta Electoral de Zona cogió por sorpresa al PSOE icodense, que se quedó sin uno de sus principales instrumentos de propaganda en el momento de la precampaña, cuando las demás formaciones políticas estaban poniendo en circulación otros documentos que se habían pagado de su bolsillo, por tanto, totalmente legales.
La revista cuya distribución se prohibió tenía más de cien páginas de extensión con una buena calidad de papel y numerosas fotografías.
Fuentes consultadas en aquel momento, profesionales del medio de la impresión, estimaron que el coste de la elaboración de la revista, una vez analizada y por el número aproximado de ejemplares, se calculó podía alcanzar los 25.000 €, sólo de gastos de imprenta.
En el momento en que se produjo la suspensión, en la oficina de Correos de Icod había casi novecientas revistas preparadas para su envío a Venezuela que quedaron inmovilizadas en dicha oficina por orden de la Junta Electoral de Zona. Sólo el envío mediante Correos le costaba a las arcas municipales aproximadamente 8.000 €.
En esos mismos días, el candidato socialista al Gobierno Regional Juan Fernando López Aguilar, con motivo del descubrimiento de que su programa electoral era un plagio del de otro partido hizo mucho énfasis en que “no había costado ni un duro a los ciudadanos” al contrario de lo que había ocurrido con alguna campaña de publicidad institucional que también había sido suspendida por la autoridad electoral. Respecto al caso de Icod no hizo ningún tipo de declaración. Lo obvió, enmudeció, se calló, en definitiva, se tragó sus demagógico discurso.
En esta ocasión el alcalde de su partido en Icod de los Vinos hizo exactamente lo mismo que él criticaba tan sólo unos días antes: gastarse el dinero del Ayuntamiento en propaganda ilegal. Lo que hizo evidente que todas las declaraciones desde la dirección del PSOE sobre la lucha contra la corrupción no eran más que un cuento, pura demagogia. Aún con el escándalo que se originó la respuesta del Alcalde fue eludir, al menos en parte, el cumplimiento de la orden de la Junta Electoral de Zona, ya que la revista estuvo colgada en la página web del Ayuntamiento varios días después, desde donde podía leerse desde cualquier lugar del planeta.
La Junta Electoral de Zona también prohibió la propaganda electoral que realizaban el Partido Socialista (PSOE) y Coalición Canaria (CC) en determinadas cadenas de televisión, así como la retirada de una pancarta electoral del PSOE a la entrada del municipio en la zona conocida como 'El Calvario'.
Los mensajes electorales de ambos partidos se realizaban en cadenas de televisión a las que no se podía identificar, es decir, sin ningún tipo de logotipo que las identificara como es preceptivo. Era la segunda vez en muy poco tiempo que mediante denuncia los socialistas icodenses veían como sus sucias artimañas eran frenadas en seco. A todas luces quedó claro, en aquel momento, que el mensaje de López Aguilar no había calado en las huestes locales.
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