Orestes Martí y Alberto Ampuero / Artículos de opinión.- Orestes Martí: En una reciente entrevista que hice a María Puig Barrios, actualmente coordinadora general de Izquierda Unida Canaria (IUC), y que fuera publicada en Progreso Semanal, traté de dar una definición general al fenómeno de lo que se denomina "migración" y subrayé: "la historia de la Humanidad está llena de grandes movimientos --culturales, económicos, geográficos y políticos-- que dieron origen a desplazamientos en masa de la población; en unas ocasiones de forma espontánea y en otras de manera forzada" ...
Dije además, que tal migración: "en su doble vertiente --emigración e inmigración-- constituye un fenómeno demográfico extraordinariamente complejo porque responde a causas muy diversas --tanto en origen como en destino-- muy difíciles de determinar. No obstante, de forma general, podemos concluir que tales causas pueden tener un carácter político, cultural, socioeconómico, familiar, relacionado con las guerras y otros conflictos armados, así como con catástrofes naturales" ... y que "para poder poner freno a las migraciones actuales, constituyen condiciones sine qua non la disminución de la miseria y la marginalización de las grandes masas en los países subdesarrollados de África, Asia y América Latina".
Aunque considero la emigración internacional como un problema grave, ya que -como comprobamos casi a diario- en los países receptores se originan serios conflictos sociales y se advierte un resurgimiento de ideologías racistas y fascistas supuestamente ya superadas; y que para los países "emisores" implica la pérdida permanente de mano de obra cualificada, soy del criterio de que las peores consecuencias se las llevan los propios seres humanos que migran, especialmente aquellos que se consideran como "emigrantes ilegales", entre los que se encuentran como casos extremos los que arriesgan -y en muchísimos casos pierden- sus propias vidas.
A pesar de todo lo que he expuesto hasta aquí, para mi no tiene discusión de que el acto migratorio también constituye un derecho humano inalienable y que en lugar de prohibir o limitar la migración, lo que se debería hacer es lograr una inserción digna y productiva de los migrantes, por parte de los países receptores, y de aprovechar mejor las remesas que éstos envían hacia los países "emisores", especialmente dedicando parte de ellas al desarrollo, lo que impediría además la pérdida que esos países afrontan en sus recursos humanos.
Cada año miles de personas mueren, cruzando a nado el Río Grande o el Estrecho de Gibraltar, en endebles embarcaciones denominadas "cayucos" o "pateras". Según un estudio de la UNAM - año 2001 publicado por BBC World- "el tráfico ilegal de inmigrantes, de México a Estados Unidos, es un negocio de entre US$250 y US$300 millones anuales".
Sin embargo, el trato que da la prensa los "migrantes" en muchos casos es parcial, sesgado y obviamente lleno de "blancos" y "ruidos" informativos. Tal es el caso de los cubanos que deciden abandonar su tierra y probar fortuna en otros sitios; los que para determinada prensa no salen de su país por motivos de tipo económico sino huyendo del "castrismo".
En los Estados Unidos de América la comunidad cubana allí asentada no es ni de lejos la más numerosa; no obstante, cuando se brinda "información" sobre ella, el sesgo político se puede fácilmente apreciar detrás de la acción mediática. Igual sucede con el tratamiento a las "vías" que supuestamente utilizan esas personas para cumplir sus deseos, especialmente la vía mexicana; me refiero concretamente a la utilización de Cancún, Playa del Carmen y Mérida, donde la falta de medidas y el aparente contubernio crean condiciones propicias para que operen las mafias que comercian con seres humanos.
Nada se menciona en tales informaciones de que la vía mexicana la utilizan no sólo los cubanos, ni que a diferencia de esas otras personas, los cubanos disponen de una Ley norteamericana que los diferencia de ellos: la Ley de Ajuste Cubano.
Hace solo unos pocos días, la agencia de Prensa Reuters reportaba desde Laredo que los inmigrantes cubanos son mejor tratados en la frontera EE.UU. -México (Estados Unidos ha vuelto más severa la seguridad en la frontera con México y ha deportado a inmigrantes ilegales, pero un grupo hispano es bienvenido en los pasos fronterizos: Los cubanos que escapan de la isla comunista. A diferencia de inmigrantes del resto de América Latina, que atraviesan montañas y desiertos para entrar a Estados Unidos, los cubanos sólo tienen que llegar y solicitar asilo político para que se les permita el ingreso. Con la Guardia Costera de Estados Unidos deteniendo el flujo de cubanos en los Cayos de Florida, cifras récord se dirigen ahora hacia México y luego viajan por tierra hacia la frontera estadounidense, por las rutas utilizadas por cientos de miles de inmigrantes hispanos cada año. Unos 11.500 cubanos llegaron a Estados Unidos de esta manera en los últimos 12 meses, principalmente a través de Texas, casi el doble respecto del 2005, muestran estadísticas del Gobierno estadounidense. La mayoría son hombres, de entre 30 y 45 años, y pagan a contrabandistas hasta 15.000 dólares por persona para subir a botes de alta velocidad repletos, por un viaje de 225 kilómetros desde Cuba a la Península de Yucatán en México. Desde allí, son llevados en camiones a la frontera y se presentan como cubano para ingresar a Estados Unidos... ), que el resto de las personas que aspiran a entrar al país.
El gobierno de La Habana califica la Ley de Ajuste Cubano como "ley asesina". Otros críticos a esta kafkiana situación, como el abogado de inmigración José Pertierra, dicen que ... "Si Estados Unidos quiere extender una mano de ayuda al cubano común, entregaría más visas en su consulado en La Habana".. haciendo referencia a que la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en la mayor de las Antillas ha venido incumpliendo sus compromisos de entrega de visas (20 mil por año si no recuerdo mal) previstas para evitar el éxodo irregular hacia el vecino país del norte.
Como que he tenido acceso frecuente a los artículos de opinión de Alberto Ampuero, periodista radicado en Riverside, California, en los que aborda el tema migratorio en los Estados Unidos (muy interesante su último artículo Los republicanos y la inmigración), he querido invitarlo a un diálogo para que exprese sus valoraciones sobre el particular.
Alberto Ampuero: Es un fenómeno que no puede detenerse, los movimientos poblacionales son imparables y es evidente que ni siquiera con una muralla del Pacifico al Atlántico, entre México y Estados Unidos, la migración se detendrá.
El último censo de la División de Población de Naciones Unidas estima que en el mundo hay más de 190 millones de personas residiendo fuera de su país de origen.
Los flujos migratorios en América Latina crecieron de forma explosiva a partir de la década de 1950, y hoy unos 25 millones de latinoamericanos, gran parte de ellos mexicanos, dejaron sus países. Los flujos siguen incrementándose y no hay visos de que esto pueda parar.
Estoy de acuerdo contigo cuando señalas que "la historia de la Humanidad está llena de grandes movimientos en masa de la población; en unas ocasiones de forma espontánea y en otras de manera forzada" ...
Me interesa hablar de la migración "forzada".
¿Quién los fuerza?. El Libre comercio, aunque resulte paradójico.
Pasó con México (país que más conozco). Cuando a partir de los ochenta, Washington, por conducto del FMI y de los presidentes de México a su servicio, promovió una política de "libre comercio" que abrió la puerta a un flujo masivo de productos agrícolas estadounidenses fuertemente subsidiados, que perjudicaron a los agricultores medianos y pequeños locales. Y condujeron a la bancarrota a millones de pequeños empresarios. El crecimiento de las zonas industriales de libre comercio deterioró la legislación laboral y social. Los pagos de la deuda externa, las privatizaciones corruptas y el crecimiento del empleo precario ocasionaron una caída absoluta de los salarios. Enormes ganancias y pagos de intereses fluyeron hacia consorcios y bancos estadounidenses. Los asalariados rurales y urbanos desplazados y empobrecidos pronto siguieron la misma ruta de las ganancias e intereses: USA.
En suma, las políticas de libre mercado crearon una vasta reserva de trabajadores mexicanos empleados y desempleados, en tanto las restricciones legales a la migración los obligaron a emigrar sin documentos. Este enorme flujo no fue sólo resultado de que los mexicanos o centroamericanos buscaran mayores salarios, sino de las adversas condiciones estructurales impuestas por el Tratado de Libre Comercio, que expulsaron gente de su lugar de empleo.
No obstante, de forma general, podemos concluir que tales causas (el de las migraciones) pueden tener un carácter político, cultural, socioeconómico, familiar, relacionado con las guerras y otros conflictos armados, así como con catástrofes naturales, como tu bien lo afirmas. El segundo rasgo estructural que determinó la migración masiva de centroamericanos a Estados Unidos fueron las guerras imperiales estadounidenses de los ochenta: la masiva intervención militar de Washington a través de ejércitos que actuaban en su nombre en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras destruyó la posibilidad de reforma social y economía viable en toda Centroamérica.
De manera que si, a esta altura de nuestro diálogo, me preguntaras de nuevo sobre ¿"Flujo migratorio o política"?, …. te respondo sin titubear: ¡política!.
Dos razones. No podemos entender la migración laboral masiva sin examinar el flujo masivo de capital estadounidense hacia México o Latinoamérica, y su impacto destructivo en las relaciones socioeconómicas.
Segundo, el crecimiento desproporcionado de trabajadores indocumentados tiene que ver con los problemas económicos de Latinoamérica, pero también con el extraordinario interés de los propios empresarios estadounidenses por este tipo de mano de obra que le reporta enormes beneficios y ningún perjuicio.
En México, el Consejo Nacional de Población aseguró recientemente que durante los próximos 15 años se mantendrá el nivel actual de medio millón de mexicanos emigrando anualmente hacia Estados Unidos en busca de trabajo.
Comentarios