Orestes Martí y Soledad Cruz / Artículos de opinión.- En el mes de agosto del presente año iniciamos un "Diálogo" el intelectual cubano D. Félix Sautié y quien esto escribe ( Cinco preguntas sobre el debate en Cuba en torno al Socialismo del Siglo XXI. Entrevista al intelectual cubano Félix Sautié I; Cinco preguntas sobre el debate en Cuba en torno al Socialismo del Siglo XXI. Entrevista al intelectual cubano Félix Sautié II y Dialogando. Orestes Martí y Félix Sautié), en torno al debate existente en el seno de la sociedad cubana actual -tendente al perfeccionamiento de su sistema social-, en el que algunos intelectuales aseguraban que en lo relativo al tema cubano existían dos visiones contrapuestas que habían impedido reflexionar serenamente tanto dentro como fuera del país sobre los aciertos y los errores del proceso revolucionario en la mayor de las Antillas. En nuestro intercambio de ideas y opiniones, ambos fijamos nuestras respectivas posiciones, obviamente -pienso yo- dentro del campo de la Revolución.
Con posterioridad invitamos a unirse a este "Diálogo" al intelectual e historiador cubano D. Pedro Campos, quién -en mi opinión- había desarrollado un conjunto de ideas en las que logró estructurar un pensamiento económico, político y social de extraordinario atractivo para todo el que se interesase por los temas que continúan debatiéndose tanto en Cuba como fuera de ella.
Así las cosas, el pasado mes de septiembre, en el marco de la XXVII Convención de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, LASA, en el programa Radial "La Noche se Mueve", con Edmundo García, se llevó a cabo una entrevista a Ricardo Alarcón de Quesada, prestigioso revolucionario y respetada figura política a escala internacional; miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. En aquél programa, el presentador hizo diversas preguntas al dirigente cubano, incluyendo los posibles escenarios en que se desarrollaría el debate promovido por la dirección revolucionaria en el seno de la sociedad y mencionó en dos ocasiones a la conocida periodista Soledad Cruz.
De la destacada intelectual cubana Soledad Cruz, ya había leído algunos artículos, entre ellos: Hamlet ante la Aduana; El revolucionario riesgo de la verdad; Otra vuelta a la rueca; La pelea cubana contra los demonios y Quien sale a la lluvia tiene que mojarse, y como ya conocen los lectores mi método investigativo en estos menesteres, basados en el diálogo abierto y fraterno con todos aquellos actores que tengan algo -o mucho- que aportar, que decir, que propooner en relación con ideas, acciones o actividades tendentes al perfeccionamiento social y al establecimiento de un Mundo mejor –que estamos seguro, es posible- he decidido invitarla a unirse al diálogo iniciado en agosto, con una sola y abarcadora pregunta:
OM: ¿Qué piensa Soledad Cruz del escenario descrito por el Presidente del Parlamento de Cuba y que percepción tiene de cómo se desarrollarán los acontecimientos a partir de las discusiones y análisis que el pueblo cubano lleva a cabo en estos momentos?
SC: Cuba ha crecido interiormente durante este año 2007 que está a punto de finalizar. Las mayoritarias fuerzas revolucionarias que componen su pueblo han visto legitimadas sus preocupaciones e inquietudes a partir del debate que se hizo abierto, al menos en la red, y luego como parte de una convocatoria de Raúl Castro con su medular discurso el 26 de julio, aunque el debate había sido inaugurado realmente en otoño del 2005 con las palabras de Fidel en la Universidad de La Habana cuando pidió que se reflexionara sobre la posible reversibilidad de la Revolución.
En el 2005 Fidel expuso lo que muchos militantes del Partido habían manifestado en sus reuniones de base y la gente comentaba en la calle, mientras los asalariados de Estados Unidos en territorio nacional, los contrarrevolucionarios, amplificaban a sus anchas en la prensa de Miami y repite con toda mala intención la prensa internacional. Entonces respiramos aliviados los que estamos convencidos que la manera más revolucionaria de resolver los problemas es asumirlos y que cuando no lo hacemos, cuando no somos autocríticos con nuestra obra, los enemigos se apropian de la tarea crítica y la convierten en arma contra la Revolución.
Siempre, desde que tengo memoria, desde que entré a la prensa cubana hace más de 36 años y casi 30 al Partido Comunista de Cuba, se manifestaron dos tendencias, los que estamos seguros que silenciar las deficiencias y los errores los agranda y los que creen que hacer públicos los problemas es prestarle un servicio al enemigo, aunque en los diferentes momentos difíciles del proceso revolucionario cubano Fidel fue siempre el primero en reconocer las cosas que andaban mal.
Creo que la agresión constante de Estados Unidos, el bloqueo a que ha sometido a Cuba, esa atmósfera de plaza sitiada en que vivimos hace ya casi cincuenta años, el bombardeo mediático internacional han condicionado que el síndrome del silencio haya ganado la partida a pesar de la lucha contra él en cónclaves, congresos, documentos y ha servido también para potenciar la mentalidad más conservadora dejando amplio espacio a burócratas y dogmáticos, conscientes e inconscientes que repiten, sin saberlo quizás, la mentalidad estalinista.
Cuando se censura arbitrariamente a aquellos revolucionarios incómodos porque dicen lo que piensan o no coinciden con los métodos que se emplean, cuando se condena al silencio y al ostracismo a aquel que discrepa dentro de los principios revolucionarios, obrero o artista, se está repitiendo una suerte de Siberia gélida y torturante en el plano espiritual y se está violando la esencia misma de la revolución y el socialismo y esas cosas han ocurrido y las laceraciones que produjeron fueron la causa de la llamada guerrita de los correos electrónicos o la polémica de los intelectuales y artistas en la red, que sólo podía ser aprovechando las liberalidades de la red porque la prensa cubana no la hubiera asimilado en ese momento.
El proceso revolucionario cubano, desde las guerras de independencia estuvo signado por contradicciones, polémicas, diferencia de criterios que mal encausadas dieron al traste con los mejores propósitos y que demostraron imprescindible la unidad, la cohesión para enfrentar y vencer a enemigos siempre más poderosos.
Pero la unidad, la lealtad y fidelidad a los principios revolucionarios no se puede confundir con la complicidad con lo mal hecho, con lo que no funciona, con las ineficiencias y errores que a la larga ponen en riesgo la continuidad de la revolución. Hay quienes creen que cuando se señala cualquier deficiencia se está cuestionando a la Revolución y en ese criterio se escudan y justifican y las cubanas y cubanos tienen bien claro la diferencia entre la justeza de las ideas y la obra de la Revolución y todo lo que la daña, por eso expresaron en el análisis del discurso de Raúl todo lo que creyeron necesario y luego votaron masivamente por el sostenimiento de la Revolución y el socialismo en las elecciones del Poder Popular aunque esta estructura gubernamental tenga muchas deficiencias todavía en su modo de conducirse y votarán el 20 de enero próximo por la Revolución y el socialismo convencidos de que no hay nada bueno que esperar del capitalismo, que reina en el planeta y no ha resuelto los problemas humanos fundamentales.
Esos son los matices del escenario cubano sobre los cuales en el exterior deben tener información para entender que sucede realmente en Cuba. Es decir el socialismo cubano ha tenido logros a pesar del bloqueo estadounidense, de la conjura internacional, que el mayoritario mundo pobre capitalista no puede exhibir y es la ONU, que no es comunista, ni fidelista, quien lo demuestra con sus informes sobre la situación del hambre, del analfabetismo, la insalubridad mientras reconoce en Cuba resultados muy favorables que no se divulgan internacionalmente con el mismo énfasis que los problemas de signo contrario.
Pero como señalo Raúl en su discurso el 26 de julio, los logros innegables no pueden ocultar los problemas reales que enfrenta el país y que requieren para su solución cambios conceptuales y estructurales. Comprender tales verdades es la razón de que se hayan manifestado desde dentro criterios y opiniones empeñados en llamar la atención sobre la urgencia del perfeccionamiento del socialismo cubano. Y digo manifestado porque en realidad siempre han existido, como es lógico, porque toda propuesta de desarrollo, de progreso se da necesariamente mediante las contradicciones, la diversidad de puntos de vista y la sabiduría de concensuar las diferencias para lograr la unidad fuera de ese criterio elemental de está conmigo o contra mí, que a la larga hace menguar las fuerzas positivas que se pueden sumar a un proceso revolucionario.
El desarrollo educacional en Cuba, el desarrollo de la salud pública, la extensión de la esperanza de vida han creado un potencial enorme para el progreso, que se hace evidente en unos aspectos de la sociedad pero en otros no. A pesar del bloqueo, de la agresividad de Estados Unidos, ese talento fomentado por la revolución, esa cantidad de graduados en todas las ramas del saber debería tener una influencia mayor en la vida cotidiana del país. La cantidad de ingenieros y técnicos en las esferas agropecuarias debería tener un reflejo mayor en los resultados agrícolas, la cantidad de economistas graduados deberían tener una influencia mayor en los resultados económicos, la cantidad de científicos sociales debería influir sobre los métodos que se usan para hacer funcionarla sociedad. De la misma manera tendrían que haber mecanismos para impedir que las tierras cultivables se llenen de marabú mientras se invierten divisas cuantiosas en garantizar la alimentación mínima de la ciudadanía.
Cuando se repara en esos detalles una se percata de que existen mecanismos y métodos que impiden el desarrollo de las propias fuerzas creadas por la Revolución, de la misma manera que se sigue acudiendo a fórmulas que ya están negadas por la vida, por experiencias anteriores, que funcionaron en otras épocas pero ya no tienen razón de ser. Cambiar todo eso para hacerlo funcionar en provecho de la sociedad nada tiene que ver con la restauración del capitalismo, como han querido ver algunos enemigos y algunos camaradas que sin saberlo le hacen el juego al enemigo que anda en apuros porque el debate que se ha dado en Cuba ha demostrado el apoyo al Gobierno Revolucionario. Esa certidumbre ha hecho que Bush se apresure en un discurso reciente, ridículo por su desconocimiento de la realidad y peligroso por su irresponsabilidad, a incrementar sus amenazas. Y, claro, esas amenazas sirven de argumento a cierto sector retardatario para esgrimir preocupación por la crítica, el debate, la renovación.
Es decir que el escenario del debate cubano en el interior es contradictorio, pero esperanzador. Contradictorio por la misma complejidad de la realidad, - una mentalidad conservadora en unos, otros que prefieren tomar riesgos, y una preocupación natural por un liderazgo que ha funcionado durante casi cincuenta años, amenazado ahora por las leyes de la existencia humana, lo cual obliga a tomar el tiempo muy en cuenta tanto en lo militar, lo social como lo económico- y esperanzador porque se está seguro de que la dirección del país no pasará por alto las opiniones y sugerencias de la gente, porque el contexto latinoamericano es favorable, y el ALBA y particularmente las propuestas de Chávez de ayuda recíproca son alentadores, porque se han visto a muchos visitantes de países firmando convenios de colaboración, porque es impresionante de la manera que se ha enfrentado el desastre que produjeron las lluvias en el Oriente del país, las soluciones que se le está dando, con carácter de largo plazo a la pérdida de puentes y caminos, porque a pesar de los daños el país tiene el agua que le faltó antes para desarrollar la agricultura, porque se esta apreciando una ligera mejoría en el transporte.
Es igualmente significativo para la esperanza que el famoso debate de los intelectuales llegó a la TV, que se habló del asunto públicamente, que la prensa continúa presentando algunos temas críticos, que ha comenzado a informarse mejor sobre las soluciones que se van encontrando, sobre las inversiones que se hacen y se reconocen los problemas existentes. Por supuesto que toda la sociedad no tiene la misma mirada entusiasta. Hay pesimistas, escépticos, indiferentes. No faltan los que se apresuran a marcharse por vías ilegales estimulados por la Ley de ajuste cubano que permite la entrada a Estados Unidos a los que arriben a su territorio, lo cual le está negado a cualquier otro que no haya nacido en Cuba. Pero tengo la certidumbre que la mayoría revolucionaria del pueblo tiene sentido de lo complejo de la situación pero también de las posibilidades de soluciones que no pueden producirse con la celeridad que las ocasionan las varitas mágicas, pero están en manos de todos si se ofrecen las condiciones para que todos participen realmente.
Siguen ocurriendo cosas completamente anacrónicas después del discurso de Raúl. Es increíble que después de una experiencia como el llamado quinquenio gris, después de que la historia ha demostrado que la censura arbitraria sólo enrarece el ambiente creador, se insista en esos métodos frente a la obra de jóvenes realizadores que reclaman espacio mayores de comunicación con los públicos posibles, es contraproducente que siga habiendo funcionarios que no respondan a los reclamos y quejas de ciudadanos, que los tímidos intentos de la prensa en mostrar las aristas menos edificantes de la realidad no encuentren el apoyo institucional que merecen a pesar de un documento del Buró Político del Partido que llama a transformar la gestión periodística.
Habrá resistencia a las transformaciones en aquellos de mentalidad anquilosada, o en los acomodados que temen movimientos que afecten su status. Habrá contrapuntos, polémicas, desentendimientos, desgarraduras como en todos los procesos de crecimiento. Habrá quien negando el espíritu revolucionario de su juventud satanice las exigencias revolucionarias de los jóvenes de hoy, pero nada ni nadie podrá evitar que fluya la corriente renovadora que ha hecho su aparición en ese debate que tiene los signos de la contemporaneidad por haberse manifestado en la red. De la inteligencia con que esas fuerzas se encause depende el futuro.
OM: Estimada Soledad, le agradezco su tiempo y seguramente continuaremos dialogando en otra ocasión.
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