J. M. Álvarez / Artículos de opinión.- Diez mujeres, vinculadas a Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), partido integrado en la coalición burguesa catalanista Convergencia y Unión (CIU), participaron en La Habana en un acto de apoyo a las Damas de Blanco. Después de acompañarlas a una misa mostraron una pancarta en la que exigían democracia para la isla. Tras el incidente, el Gobierno cubano las invitó a abandonar el país. Mientras estaban retenidas en su hotel, una de las comediantas reconoció que el trato policial había sido correcto. Por supuesto, nada que ver con el trato que la democrática policía española aplica a la clase obrera catalana cuando exige la independencia de su país, o la república como forma de Gobierno.
Esta provocación, nos recuerda un poco a aquella otra que intentó, años atrás y con escaso éxito, el chiquilicuatro Jorge Moragas diputado del partido de extrema derecha, Partido Popular (PP). En el PP saben -de cara a las elecciones de marzo- que en CIU pueden tener un socio fiable, en caso de necesidad de alianzas, porque esa organización política catalana vendería a su madre por un plato de lentejas, si fuera necesario.
Dijo una vez Hebe de Bonafini que mientras las Madres de Plaza de Mayo representan la vida, las Damas de Blanco- que intentan imitarlas- representan la muerte porque defienden al primer país terrorista del mundo, el que más sangre tiene en las manos que, además, es quien las financia. “La lucha de las Madres de la Plaza de Mayo simboliza el amor por nuestros hijos desaparecidos, asesinados por los tiranos impuestos por Estados Unidos. Ellas defienden la política subversiva de Estados Unidos que sólo contiene opresión, represión y muerte.” Más claro no puede decirse.
Es evidente que estas señoronas y señoritas catalanas, jamás se manifestarán, ni a título individual, frete al Capitolio de Washington exigiendo que se juzguen a los presidentes de Estados Unidos (paradigma de la democracia mundial) por los genocidios perpetrados, en Corea, Vietnam, Santo Domingo, Argentina, Chile, Iraq o Afganistán, sin olvidarnos de Hiroshima y Nagasaki. Tampoco emplazarán nunca a la “democracia” occidental, a respetar los derechos humanos de los pueblos de África, Oriente Medio y de otras regiones donde las empresas multinacionales tienen intereses.
El apoyo dado a las Damas de Blanco, ubica a la burguesía catalana, española o de donde provenga, en su lugar natural (como no podía ser de otra manera), es decir, aliada con el genocidio, los crímenes de estado, las torturas y las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos elementales. Esa misma pancarta habría que desplegarla a las puertas del Parlamento español, donde los politiqueros conspiran para aumentar la represión y vulneración de los derechos políticos y humanos de los independentistas vascos, de los catalanes y de las organizaciones progresistas a las que llama ”bandas urbanas”.
Ya han regresado las señoronas y señoritas de CDC. Ahora toca rendir cuentas ante el patrón. Olvidaron que, a veces, es mejor callarse que quedar en evidencia.
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