Memoria histórica / Orestes Martí.- Como en años anteriores, quienes no están dispuestos a olvidar a sus muertos, encaminaron pasos y corazones hacia el reencuentro con la Historia; una historia que algunos quisieran ignorar, pero que está ahí, presente en las entrañas del pueblo y de los hijos de aquellos que supieron -y sabrán ellos mismos, llegado el caso- defender hasta con las uñas, la legalidad y la dignidad humana.
Algo ha cambiado, sin embargo, desde mi último reportaje sobre este tremendo drama: se ha aprobado la llamada Ley de la Memoria Histórica que, entre otras cosas, pretende dar trato igualitario a los que defendieron la institucionalidad democrática y a los que se alzaron contra un gobierno democrático salido de las urnas; y que no da la debida protección a las otrora víctimas, al declarar como "ilegítimas" a las sentencias de los tribunales franquistas en lugar de "ilegales", que es realmente lo que fueron; convalidando, por efecto de ello, la ilegalidad de aquel criminal y oprobioso régimen.
Para los que tratan de olvidar y que olvidemos precisamente eso; para los que se convierten en bochornosos cómplices del olvido, de un breve recordatorio: El régimen franquista realmente era el poder del capital financiero y de la aristocracia terrateniente. Constituía una dictadura terrorista y sangrienta de los grupos más reaccionarios de la gran burguesía y de los latifundistas, apoyados en el Ejército, la Iglesia y en la Falange (fuerza política predominante en el llamado «Movimiento Nacional», donde se fundían los sectores españoles más reaccionarios).


Fotografías: Presidencia del acto político. (Izq a der.) Alexis Ojeda Déniz de las JJCC; Segundo Martínez, de Izquierda Unida Canaria, quien hizo además las funciones de Maestro de Ceremonia; Manuel Hernández, responsable de Izquierda Unida Canaria en Telde; María del Rosario (Saro) Suárez Socorro, quien leyó una emotiva carta de su padre, escrita poco antes de ser fusilado por los golpistas; Pino Sosa, Presidenta de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas y María Puig Barrios, Coordinadora General de Izquierda Unida Canarias y Secretaria General del Partido Comunista de Canarias. (Clic en las imágenes para ampliarlas)
Franco y las fuerzas que lo apoyaron impusieron una feroz política de represión, persecución y terror que produjo el éxodo o la muerte de cientos de miles de ciudadanos (más de un millón de muertos y desaparecidos en todo el Estado español y más de tres mil en Canarias): Combatientes del Ejército republicano fueron recluidos en campos de concentración y plazas de toros, hacinados como el ganado, a la intemperie, sometidos a un trato degradante e inhumano, condenados al hambre y a la muerte; otros fueron obligados a retornar a sus pueblos de origen para ser «depurados»; Promulgaron un conjunto de leyes punitivas -negación de todas las normas de los derechos humanos-, que constituyeron un verdadero "Código de represión fascista".
En el plano político: no permitió el más insignificante vestigio de instituciones democráticas; suprimió la Constitución de 1931 y el Parlamento; disolvió todos los partidos políticos y los sindicatos obreros; anuló las libertades autonómicas de Cataluña y Euzkadi; abolió las conquistas políticas y económicas alcanzadas por los trabajadores durante largos años de lucha.
En lo económico: sometió a las clases trabajadoras a la explotación más brutal y despiadada; los salarios fueron rebajados al nivel anterior a julio de 1936; la escasez de víveres, la especulación y el mercado negro hizo subir en tres y cuatro veces los precios de los productos; suprimió la moneda de la República, poniendo en angustiosa situación a la población que había estado en la zona republicana; procedió a la exportación en gran escala de víveres y materias primas para los países del Eje -como pago de la deuda de guerra contraída- lo que agudizó la pobreza; liquidó la Reforma Agraria de la República con una contrarreforma que obligó a los campesinos a devolver la tierra a los terratenientes, pagando las rentas devengadas; los arrendatarios y aparceros fueron expulsados en masa o se les impuso el pago de rentas atrasadas hasta de tres y cinco años. Los campesinos desahuciados muchas veces fueron objeto de detenciones, despojos y fusilamientos.
En lo social: el hambre estaba presente en millones de hogares humildes; se ensañó con los hombres de ciencia y privó a las instituciones científicas de valiosas colaboraciones; los escritores y los artistas progresistas, fueron represaliados y muchos de ellos tuvieron que emigrar para salvar sus vidas, mientras que otros perdieron todo lo que tenían, incluyendo en muchas ocasiones hasta la propia vida; asestó un golpe demoledor a los cuerpos docentes y la Iglesia Católica pasó a dirigir la educación del país, restableciéndose todos los privilegios que disfrutaban esas Congregaciones religiosas, en materia de enseñanza, antes de 1931; obras destacadas del acervo de la cultura española y universal fueron proscritas; se estableció una doble censura eclesiástica y falangista que asfixiaba a la creación literaria y artística.
Pero hubiese sido sólo un acto simbólico la presencia de los concurrentes a la peregrinación, si no hubiese estado presente la denuncia a la actual situación nacional e internacional: en lo nacional, la hipocresía de una derecha neofascista preocupada solo de la reivindicación de "los suyos", incluso con exclusiones que demuestran los verdaderos fines de "su" memoria; la debilidad ideológica de una autodenominada "izquierda" descafeinada y permisiva con la aprobación de una ley casi de "punto final", la precariedad económica y laboral y otros males de la sociedad contemporánea; en lo internacional las mentiras, tergiversaciones y manipulaciones de la realidad que viven otras naciones donde los movimientos verdaderamente populares han alcanzado el triunfo o se encaminan a ello. Lo que vi y constaté este día memorable en Jinámar me ha hecho pensar: "mientras existan hombres y mujeres como los que asistieron a esta nueva cita con la Historia, la memoria no desaparecerá".
Orestes Martí
Las Palmas de Gran Canaria
Testimonio gráfico: R. Domínguez y Enrique Rodríguez
- Referencia en la web de Orestes Martí: Luis Alberdi Cendoya
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