Colonialismo español / RedBetances.- Hernán Montecinos. Cualquiera sea la opinión, a favor o en contra, que se tenga sobre el estilo de Chávez para hacer política y establecer relaciones internacionales, lo cierto es que éste, en la reciente Cumbre Iberoamericana, fue la estrella.
Cualquiera sea la opinión, a favor o en contra, que se tenga sobre el estilo de Chávez para hacer política y establecer relaciones internacionales, lo cierto es que éste, una vez más, así como lo hizo en las Naciones Unidas, frente a toda la comunidad mundial, (tratando a Bush de criminal y asesino), en la reciente Cumbre Iberoamericana, fue la estrella, el que acaparó todas las cámaras, el que dijo verdades tremendas y lacerantes, que incomodaron a más de algunos de los fruncidos y estereotipados asistentes a la Cumbre, incluso, hasta el mismísimo autodenominado rey de España.
Por supuesto que esto no es nada nuevo, corresponde al personal estilo de Chávez, tanto es así que en una de las últimas Cumbres anteriores, a las que asistía Fidel, este declaró que por fin ya no se sentía sólo en dichas reuniones, pues dejaba de ser el único Diablo, el único aguafiestas, ahora tenía a Hugo Chávez a su lado para acompañarlo en sus diabladas. ¡Y vaya si tenía razón!... Incluso hasta se quedó un poco corto Fidel, porque los diablos, en la reciente Cumbre en Chile, ya no fueron dos sino tres, si le sumamos a Cuba y Venezuela la participación de Daniel Ortega en representación de Nicaragua. Y yendo más lejos aún, no se puede soslayar el hecho de que hay varios otros que se encuentran al “aguaite”, deseosos de encontrar el momento propicio para sumarse al exclusivo Club de los “Nuevos Diablos”.
Resulta un hecho indudable que la aparición de nuevos diablos, o con ganas de serlo, ha resultado sumamente beneficiosa para enriquecer y darle movimiento a las prácticas de las Cumbres Iberoamericanas que se distinguían por su esterilidad, su ineficiencia y su acartonamiento. Sí, porque eso de andar de Cumbre en Cumbre, dándose palmaditas en los hombros, con sonrisas alegres, y muy contentos sus asistentes por consensuar en sendas declaraciones todo de todo, hay que considerar que, a partir de Chávez, tal imagen se encuentra desahuciada y obsoleta. En efecto, estamos asistiendo en las Cumbres a un fenómeno político que, por primera vez, se está produciendo: decirse las cosas tal como son, sin ningún tapujo y con toda franqueza. Y eso, aquí y en la quebrada del ají resulta siempre saludable en tanto se pone término a una hipocresía diplomática que es la que prevalecía en las anteriores Cumbres. O sea, al pan pan, y al vino vino, nada más simple que eso. Ahora si a más de alguno esto le incomoda tenemos que recurrir al dicho popular de al que le venga el sayo nada más que se lo ponga. Esa es la mejor manera de entenderse; no a la hipocresía, ni mirar para los lados, ni tampoco hacer oídos sordos frente a las verdades. Decirlas cara a cara, a micrófono abierto, delante de todos, y punto. Lo demás pura poesía, puras paparruchadas, y nada más que eso.
Ahora bien, y entrando un poco al detalle de los hechos que se sucedieron, y que suscitaros tremenda escandalera, en mi opinión, creo que si había alguien en la Cumbre Iberoamericana que no tenía ningún derecho ni ninguna autoridad moral para intentar siquiera hacer callar al presidente Hugo Chávez, o a cualquiera de los mandatarios asistentes, ese era el rey de España, Juan Carlos de Borbón. En primer lugar, porque el nunca ha sido elegido por el pueblo español, ni tan siquiera para conformar y dirigir la directiva de un club de rayuela. En segundo lugar, porque crecientemente se ha estado gestando una movilidad social en España, contraria a la anacrónica y espuria figura del denominado rey de España, al cual tildan, y con mucha razón, de ser un “parásito, un “zángano”, una figura decorativa que, por lo único que se distingue es por dilapidar una cuantiosa fortuna para su uso personal y la denominada “familia real”, a costa del erario del gobierno español. Un parasitismo a ojos vista de toda la comunidad internacional, impropia de un país que se dice democrático, equitativo y justo, y más encima civilizado. En tercer lugar, tampoco tiene ninguna autoridad moral, en cuanto su actitud tuvo por motivo hacer una cerrada defensa del fascista José María Aznar, grotesco personajillo, grotesco remedo de fuhrercillo europeo, que se ha prestado para servir las peores causas, entre otros, avalar el intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez, y ser lamebotas de Busch, embarcándose en la aventura criminal contra el pueblo de Iraq, que a la sazón ha significado decenas de miles de civiles asesinados, fundamentalmente, mujeres, niños y ancianos.
De otro lado, por decir, lo menos, lamentable y triste la actitud del presidente Zapatero, quien pidió respeto para la figura de Aznar, argumentando que dicho respeto se debía mantener, aún para aquellos que pudieran estar en las antípodas ideológicas de quien las oficia de ocasional contradictor. También exigió dicho respeto, por haber sido Aznar representante legítimo del pueblo español al haber sido elegido democráticamente. Sobre estos “sesudos" argumentos de Zapatero me caben hacer dos observaciones. El primero de ellos, es señalar que en, un sentido general, tiene razón el presidente de España, en cuanto a que al adversario político o ideológico debe respetársele en su condición de tal. Sin embargo, en mi opinión, toda regla tiene una excepción. Y esta regla se rompe si remitimos el caso cuando la referencia la hacemos a unf ascista redomado como lo es, sin duda, el caso de José María Aznar. Cualquier diferencia que se pueda tener con cualquier persona, sin duda, esa diferencia tiene que ser respetada pero, jamás nunca, y bajo ningún pretexto, ese respeto debe ser reclamado para un fascista, cualquiera sea su procedencia o estirpe. Si en su tiempo, los fascistas Mussolini e Hitler no se merecían ningún respeto de nadie, así también sus clones contemporáneos, Bush y Aznar, no tendrían porque merecérselos, bajo ninguna circunstancia ni ninguna condición.
En mi modesta opinión, en este punto se equivocó medio a medio el demócrata Rodríguez Zapatero, quedando en mal pie sus públicas adhesiones a los valores de la humanidad y la democracia, por tratar de defender públicamente ante la faz internacional, precisamente, a quien más ha pisoteado dichos valores: el fascista, golpista y criminal de José María Aznar. En cuanto a la segunda razón esgrimida, por el presidente de España, resulta lamentable comprobar que no es primera vez que un pueblo se equivoca al elegir de gobernante, lo cual pone en entredicho la utilidad misma de los procesos eleccionarios, en cuanto a que no siempre se elige en los cargos de elección popular a lo mejor de los ciudadanos. En este sentido, el pueblo español, en su oportunidad, se equivocó medio a medio eligiendo a un fascista, pero esa equivocación no le entrega crédito al presidente Zapatero para que, invocándola, intente hacer defensa de una figura tan abyecta y miserable como, sin duda, lo es José María Aznar, y más precisamente, justo en los momento en que agrupaciones civiles en España están solicitando la conformación de un “Tribunal Especial” para juzgar a este personajillo por crímenes de guerra, por atentados de lesa humanidad. Un traspiés de Zapatero que le seguirá penando, aún pese a toda los aplausos que le entrega la prensa internacional, más del 90% de ella controlada por los grandes consorcios periodísticos.
En fin, no quiero seguir abundando más sobre el asunto, porque a estas alturas ha corrido ya mucha tinta. Por lo demás no quiero ser yo quien tenga que defender a Hugo Chávez, porque conocida es mi posición pública de simpatías hacia su persona y el movimiento revolucionario que representa, y también, mi profundo odio y desprecio hacia todos los personajes fascistas cualquiera que éstos sean. En eso, a mucha honra, me diferencio del demócrata Zapatero y del reyezuelo de España. Sin embargo, y para mejor ampliar la visión, de lo que he querido dar a entender en esta nota, recurro a la trascripción de dos artículos anteriores de autoría de otros columnistas, por encontrarlas muy pertinentes, aunque se encuentran referidas a situaciones distintas. El primero de ellos escrito por un columnista del diario “El Mercurio”, al que no se le podrá acusar ni de de marxista ni terrorista, como acostumbra la prensa de mi país, y de todo el mundo, para descalificar los razonamientos fundados, de quienes se oponen al intento de hacer valer un discurso único proveniente de los países del Norte. El segundo artículo De edison Barría de cuya procedencia y adhesión se encuentra en el encabezado del mismo.
Que cagalitrosos son , lame culos de fidel, se nota que no saben de que carajo hablan...Tanto pelearon ustedes por salir de franco y ahora aupan a un fascista dictador tirano peor... que maravilla!!!
Publicado por: Jose | 19/11/2007 en 06:27 p.m.