David Comas Rodríguez / Artículos de opinión.- Nada ocurre por casualidad, lo decía bien claro Hegel, que atribuía cualidades cuasi-místicas a las ideas, igual ocurre con Marx y toda su escuela con la que me siento claramente identificado. Nada ocurre por casualidad (Aunque la casualidad suele influir en los resultados de los procesos), los procesos tienen una fundamentación y base material, su desarrollo histórico y social va siendo influenciado por los procesos vividos a través de la historia y la propia evolución de los mismos. Las clases dominantes imponen su ideología, una ideología acorde al proceso productivo que se vive y acorde a los valores necesarios para fundamentar la estructura que beneficia a la clase.
Tal vez la historia nos hubiera sonreido si los obreros hubieran extendido su comuna más allá de París, o tal vez sería todo muy distinto si en España la guerra civil hubiera sido vencida por los Republicanos, o si la URSS jamás hubiese caido, o si los movimientos obreros hubieran ejercido su papel de Clase Dominante y no de clase dominada... Sin embargo esto no ocurrió, París fue asaltada por las tropas burguesas, la República derribada por el fascismo y la URSS cayó como consecuencia de su desgaste interno y sus contradicciones.
Finalmente, el capitalismo ganó, jaque (el mate jamás fue definitivo), y sin el espíritu de las sublevaciones, de la Revolución y con el aval del fracaso del Socialismo se dispuso a construir un nuevo sistema tendiente hacia posturas más liberales (En cierta medida, recuperando aspectos del liberalismo clásico, pero impregnado de una fundamentación filosófica mucho más profunda) y para mantener el mismo sistema, fundamentar en Occidente una Ideología Hegemónica que determinase y atase a la población definitivamente para evitar su sublevación.
Intentar volver al pasado como si no hubiera pasado nada (Antes de las Revoluciones obreras y Socialistas) hubiera sido cometer el mismo error que Metternich y los restauradores del Antiguo Régimen cometieron tras vencer el Bonapartismo. De nada sirve vencer si no construyes una Ideología hegemónica que te atribuya como vencedor indiscutible, Metternich no lo hizo, sin embargo el capitalismo aprende más rápido que cualquier otro sistema que hayamos vivido, y su adaptación bebe directamente de los autores que debieron haber contribuido en su hundimiento (Lo que diferencia a Metternich de Reagan, entre otras tantas cosas, es que el segundo aprendió de sus enemigos, ¿quién asimiló mejor los conceptos de Hegemonía Ideológica de Gramsci que los capitalistas?)
El núcleo, la nueva ideología Hegemónica es el Posmodernismo o Fin de la historia (Según autores como Fukuyama), el fin de las ideologías, el fin de los sueños y de las utopías, el fin de la lucha, el mundo pesimista, finalizado, cruel y temible como es... ¿Iba el capitalismo a convencer a la gente de que era un sistema humano? Intentar hacer eso sería demasiado arriesgado y una tarea un tanto difícil, el capitalismo es agresivo, brutal, inhumano y egoista, y ya no tiene vergüenza en reconocerlo... para el posmodernismo la historia se acabó, la ideología murió, sólo importa el individuo y su meta personal porque el Capitalismo, aunque cruel y despiadado, no es el mejor de los sistemas pero sí el único que funciona.
Así el Capitalismo construye la coraza de su nuevo proceso de transformación, del Imperialismo a la Reafirmación Globalizadora, a su extensión e imposición ideológica, el proceso de desarrollo del capitalismo debe continuar, pero el principal problema ya no son las cuestiones técnicas de su desarrollo sino su reafirmación ideológica, matar las ideas y hacer creer a la gente que esta es la única via posible, imponer el Posmodernismo como Ideología Hegemónica en los paises de capitalismo desarrollado y extenderla mediante el proceso globalizador. Hemos pasado del Imperialismo Colonial al Imperialismo Ideológico, un nuevo proceso del capitalismo, el último de ellos, el más sutil y refinado.
En el posmodernismo la ley de la oferta y la demanda y el marketing lo son todo, no importa el contenido del mensaje, sino su presentación, no importa quién produzca, importa quién consume, todo es farsa, todo es televisión y todo es pura imagen y estética. Tal vez Nietzsche tenía razón, la civilización occidental entraría en una inevitable decadencia... pero lo que jamás predijo es que el Capitalismo busca esta decadencia cultural como fin, la decadencia cultural, el posmodernismo, el pesismismo es la última de las armas del sistema más audaz de la Historia.
Eso es el posmodernismo, esa es la ideología predominante y en expansión en nuestra sociedad, es su nueva arma y la revalidación total de su sistema. Quieren forzar el fin de la historia, ¿vamos a permitírselo?
David Comas Rodríguez
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