Agustín Mora Valle / Artículos de opinión.- Pero los malditos no son los danzarines, los muchachos y muchachas que con suavidad, elasticidad, sentido del ritmo, concentración, simbiosis, transportación mágica buscando la música o transportación musical buscándoles a ellos, nos enfrentaron a nuestros más íntimos sentimientos con su arte. Los malditos son los que danzan a ritmo de presupuestos económicos que nadie entiende, con música políticamente cabildeña, arrítmica, átona, atorrante y desafinada.
Hace unos meses se crea el Gran Canaria Ballet; un proyecto ilusionante para unas islas desilusionadas en el ámbito cultural. Un Gran Canaria Ballet que estaba perfectamente preparado para establecer amistosa rivalidad con la Compañía Nacional de Danza cuyo Director, Nacho Duato, no dudó en saludar efusivamente. De hecho algunos de los bailarines del G. C. Ballet procedían de la Compañía Nacional de Danza.
Pero Canarias parece ser que no se merece tener un cuadro propio de ballet. Eso no vende en las zonas turísticas donde se aprecia más eso de la "Curva de la Felicidad" y, sobre todo, no lo merecen quienes se dedican al cultivo y zafra del tomate o el plátano. Son gente ruda, rucia, analfabeta y el presupuesto para mantener a este G. C. Ballet era demasiado alto en palabras de la Consejera de (in)Cultura del Cabildo, Luz Caballero (que de Luz está escasa y de Caballero pienso que está muy dotada en el mal sentido de la palabra).
Dieciocho bailarines y cinco solistas se quedaron en el paro con ridículas indemnizaciones por la ceguera de Doña Luz (iluminada paradoja), con la idiota justificación de que ese proyecto obedeció a un deseo personal del anterior Presidente del Cabildo, José Manuel Soria. Pues por única y exclusiva vez no tengo más remedio que estar de acuerdo con Soria. No por sus deseos en sí mismo, sino por lo necesario que era y es para todo el pueblo canario tener al Gran Canaria Ballet como otro exponente más de la cultura.
Supongo que la ceguera de Doña Luz le indicó en una noche de insomnio que ya teníamos representación cultural suficiente, es decir, un teatro Pérez Galdós y un auditorio Alfredo Graus. Lo que no le dijo la ceguera a Doña Luz es que esos espacios son elitistas y no están al alcance de la economía de la mayoría de los canarios y canarias.
Hace una semana entrevisté a dos jóvenes bailarines del Gran Canaria Ballet y me llegaron a conmover. Chiquillos que llevan trabajando en la danza clásica desde los seis años y que alguno de ellos abandonó la Compañía Nacional de Danza para sumarse a este proyecto canario. Me respondían con mucha tristeza y desilusión porque no entendían qué motivos políticos (me decían que ellos no bailaban por cuestiones políticas, sino que lo hacían porque era su vida desde niños, es su profesión simplemente) han llevado al cierre de esta compañía de ballet. También me manifestaron que si es por motivos económicos, ellos y toda la Compañía estaban dispuestos a recibir menos salario (cobran una media de 1.400 euros al mes, ¡qué sueldazo!) a cambio de pasear por todo el mundo la danza, la música, y a Canarias.
Uno de los motivos más estúpidos que han esgrimido en el Cabildo, para este carpetazo al Gran Canarias Ballet, ha sido que la mayoría de los bailarines no eran canarios ¿…? Y aquí sólo queda pensar que Doña Luz está ciega completamente o no sigue esa cosa que se llama fútbol; a mi me gustaría que la Consejera me dijera de carrerilla todos los futbolistas canarios que componen la U.D. Las Palmas, si… ese equipazo que tanto dinero nos está costando. Creo que se pondría roja de vergüenza, si es que la tiene.
El señor Jerónimo Saavedra, alcalde de las Palmas de Gran Canarias, se ha manifestado solidario con esta Compañía pero a título particular (es un melómano); lo sangrante es que el partido de Saavedra, el PSOE, es quien deja a estos bailarines en la calle y a todos los canarios y canarias sin esta opción cultural simplemente porque la creación del Gran Canaria Ballet fue una acertada idea del PP.
Parece ser que trabajar o gobernar para los ciudadanos tendría que estar dentro de la manida "Asignatura para la Ciudadanía"; en este caso… para los políticos adultos que lo más que entienden sobre cultura y ballet clásico es lo que aprendieron de aquella infumable película… "Bailad, bailad, malditos". Pregunta idiota que se me ocurre esta semana: En caso de que tenga hijos menores… ¿la invidente Luz Caballero los llevaría a dar clases de ballet?
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