Agustín Mora Valle / Artículos de opinión.- El pasado lunes 27 de agosto los ciudadanos de Vecindario (Santa Lucía de Tirajana) se disponían a última hora de la tarde a recogerse en sus casas, cenar, ver la tele, salir a tomar un refresco, dar un paseo en familia o con amigos. Se disponían a agotar las últimas horas de un mes de agosto que finalizaba más o menos bien e intentando recuperarse de la conmoción que significaron los devastadores incendios que arrasaron el pulmón verde de nuestra isla, Gran Canaria.
Esa era la disposición de los ciudadanos de Vecindario; pero no todos estaban con esa misma disposición por la normalidad sin sustos, sin incendios y sin miedos. No, ese lunes 27 de agosto, a últimas horas de la tarde y en forma de secuestro, otro incendio pavoroso provocado por un pederasta recalcitrante devastaba la inocencia, la ingenuidad, la tranquilidad, la felicidad de una chinija, de una chiquilla de apenas 15 años.
Alguien de Vecindario no era partidario de recogerse en su casa, cenar, ver la tele, salir a tomar un refresco o dar un paseo con la familia o amigos y decidió prender una llama de miedo, inseguridad y terror. Abordó a la chiquilla creyendo que era yesca fácil e intentó subirla por la fuerza a una furgoneta blanca; gracias a la valentía de la madre no consiguió su objetivo.
No voy a seguir redundando en los detalles de este suceso; pero sí decir que inmediatamente después de conocerse comenzaron a surgir nuevos casos de otras niñas atacadas por este individuo, el de la furgoneta blanca. Hasta ahora están contabilizados tres casos más. Pues bien, lo triste y desgraciado del caso ya no está siquiera en la acción de un enfermo mental, de un pederasta al que tendrían que aplicarle la castración química y una lobotomía de regalo. No; lo triste y desgraciado del caso es que el Señor Magistrado del Juzgado de Instrucción Nº 1 de San Bartolomé de Tirajana mandó callar a las madres de las víctimas (todas menores de edad) y las amenazó con ejercer actuaciones contra ellas porque estaban creando ALARMA SOCIAL (toda vez que las madres solicitaron a los medios de comunicación su presencia ante la puerta del Juzgado).
Pero lo más triste y desgraciado es que este "Señor" Magistrado a las setenta y dos horas puso en libertad al secuestrador, al pederasta, al psicópata de la furgoneta blanca aún habiendo sido reconocido por varias de las niñas como su secuestrador. (Digo yo si los jueces no serán como Dios pero vistiendo de paisano y toga, porque sus decisiones parece que están por encima del bien y del mal…)
Y aquí viene la perplejidad, el cabreo, la impotencia, la tristeza, el miedo y las lágrimas de las niñas y sus madres, de los amigos y de los vecinos. Por que, vamos a ver: ante indicios totalmente creíbles que acusan al perturbado del furgón blanco, me gustaría saber en que machangada se ha basado el juez para tomar esa decisión y no decretó una prisión preventiva hasta esclarecer totalmente los hechos y delimitar responsabilidades.
Lo primero que se me ocurre pensar y me llena de curiosidad, es saber qué hubiese dictaminado este "Señor" Magistrado si el secuestrador, con su furgoneta blanca, en vez de ser un pederasta hubiera sido un miembro de alguna banda armada o de delincuentes que intentara secuestrar para pedir un rescate sin ánimo de abusos sexuales, violación y muerte… ¿También lo hubiera puesto en la calle "con cargos"? Me temo que la respuesta es no… directamente lo hubiera mandado a la cárcel que es a donde las niñas víctimas, sus madres y todos los ciudadanos de Vecindario están pidiendo a grito pelado que se envíe al pederasta. ¿Doble rasero en la aplicación de las leyes o quizá es que este juez las aplica según su cultura y educación, saltándose a la torera su propia deontología? Tal vez este juez piense que la acción del pederasta fue una demostración de hombría… Ya tenemos ejemplos de jueces que absolvieron a violadores porque la violada llevaba minifalda e "iba provocando" por el mero hecho de vestir así.
Ante esta realidad de desprotección ciudadana causa también pavor la indiferencia con la que la "Alcaldesa en funciones" de Santa Lucía recibió a las madres angustiadas que fueron a pedir apoyo al Ayuntamiento de la localidad; y por no hablar de la "Señora" Presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Santa Lucía que tiene el desparpajo de anunciar que esto es un hecho aislado y que el pueblo es muy seguro. Esta "señora" parece que, a pesar del cargo que ostenta, se olvidó de que en este año se han producido cuatro intentos de secuestro en Vecindario, sin contar con el de Yeremi Vargas que lleva más de cinco meses desaparecido. Es evidente que a esta "Señora" Presidenta los años le hacen mella en la memoria.
Pues si… existe ALARMA SOCIAL; y existe en la medida en que los encargados de aplicar la justicia y dar seguridad a los ciudadanos miran hacia otro lado. Existe ALARMA SOCIAL cuando se deja en libertad a un secuestrador pederasta (y casi vecino de las víctimas). Existe ALARMA SOCIAL cuando las Fuerzas de Seguridad trabajan para garantizar esa seguridad y un juez, que se piensa que está por encima del bien y del mal o por desidia, se enfrenta a las madres de las víctimas y pone en la calle al victimario.
Pregunta idiota que se me ocurre esta semana: ¿Si la última víctima del secuestrador hubiese sido hija del "Señor" Magistrado, éste hubiera dictado la misma resolución?
Agustín Mora Valle
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