Por la prohibición de la seguridad privada / Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC).- Los casos de agresiones a ciudadanos y ciudadanas en los que hay implicados agentes policiales y "seguritas" se reiteran con una frecuencia alarmante. Como botón de muestra y a título de ejemplo, señalaremos los casos del joven de Ofra, Eloy, objeto de una brutal paliza a manos de agentes de la UNIPOL (geos de Zerolo), y, el más reciente, el del joven asturiano, Endika Abad, muerto hace unos días por la paliza recibida del portero de un pub en el sur de la isla de Tenerife (al parecer, el segurita del pub agredió al joven en la puerta de acceso al local, acabando con la vida de este joven, tras ser ingresado muy grave en un hospital de isla). Recordemos el caso de Antonio Fonseca, joven saludable que salió muerto de la Comisaría de Arrecife a las pocas horas de ser detenido por la policía. O las intervenciones violentas de la policía en las fiestas populares. Por último, recordamos el caso ocurrido en Barcelona, donde miembros de la seguridad privada apalearon a un joven inmigrante a las puertas de un local de copas, siendo arrojado por sus agresores aún con vida al mar desde un muelle cercano, donde murió.
Estos casos, y otros tantos de las mismas características, son hechos que se van convirtiendo en una tendencia en esta sociedad: la violencia cotidiana ejercida por uniformados contra ciudadanos y ciudadanas, brutal y, por lo general, impune, dada la complicidad del aparato judicial.
Esta violencia salvaje es el producto de una sociedad cuyas relaciones sociales son la expresión de la explotación, la violencia y la opresión. El estado burgués no tiene otra forma de responder ante las consecuencias de sus políticas, derivadas de la creciente acumulación de capital y la expropiación por parte de una minoría social, que el recurso sistemático a la violencia. Una violencia que es cotidiana como manera de expresión de una dominación de clase. El propio proceso capitalista impone que la esfera de la seguridad se privatice en beneficio de multinacionales, que escapan, lo mismo que los cuerpos policiales y judiciales, al control social y democrático del conjunto de la sociedad.
Las videocámaras en las calles y en los centros de trabajo, la seguridad privada, los cuerpos uniformados, la violencia institucionalizada son la expresión de unas relaciones sociales, políticas y económicas ya podridas y descompuestas, son la expresión de un capitalismo parasitario y reaccionario. Lo que ellos llaman inseguridad ciudadana no es más que una de las consecuencias de este régimen y demuestra su fracaso. Acabar con este régimen de opresión y explotación es la única salida, nuestra alternativa.
Le cabe a los trabajadores, a los sectores populares, a las organizaciones revolucionarias como el PCPC, denunciar esta situación, enfrentarse a este modelo de sociedad y organizarse en la lucha por una sociedad transformadora, superadora de esta barbarie institucional. Se trata de luchar por la revolución, por el socialismo y por una democracia revolucionaria de los trabajadores, que sea la expresión de las grandes mayorías.
Por la prohibición de la seguridad privada.
Por la depuración y democratización de los cuerpos policiales.
Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC)
carrillo genocida paracuellos del jarama la historia no olvida ni perdona
Publicado por: jose jinama | 03/10/2008 en 11:51 p.m.