José Luis Valdés / Artículos de opinión.- Hay una cosa muy importante en las relaciones humanas que es el respeto, cuando se pierde éste, estamos, consciente o inconcientemente, dejando de respetarnos nosotros mismos.
Creo que fue a finales del año 1979 o principio del 1980 cuando fue invitada la CCT a estar presente en un congreso insular del SOC en el Puerto de la Cruz. En el acto se habló de unidad sindical entre los Sindicatos Nacionalistas de Canarias, en particular entre el SOC y CCT. Durante el debate recuerdo las palabras de un compañero del SOC las cuales quedaron gravadas en mi inconsciente para el resto de mi vida. El trabajador pidió la palabra a los miembros de La Mesa y cuando le tocó el turno dijo textualmente, “unidad sí, compañeros, socialismo también, pero, por favor, no traten de imponérmela a empujones”. Quiero decir con esto que la unidad de los independentistas y el socialismo es algo que se consigue poco a poco, con la buena voluntad y abriendo camino andando. Es difícil y hasta imposible que las cosan se consigan con sólo buenas palabras y buenas intenciones de algunos, que a veces pecan de iluminados.
Creo, desde mi punto de vista, que los problemas de la unidad entre los independentistas canarios y en la izquierda en general, es fruto más del infantilismo político de algunos elementos dogmáticos, anclados en postulados organizativos y en la línea de su propio ego interpretativo, que en posiciones ideológicas y de clase.
Los tumbos de algunos “lideres” políticos en Canarias se dan más por no saber estar en su lugar, que por otra cosa. Por ejemplo, un intelectual podrá ser un buen teórico, pero cuando se trata de organización y trabajo práctico es obligado por parte de éste dejar que los propios militantes y líderes locales lleven la batuta de la organización o del movimiento, no al contrario, intentando suplantarlos, como acostumbran hacer las “eminencias políticas” en esta tierra.
El intelectual o líder debe, ante todo, ponerse al servicio del proletariado, no el proletariado al servicio del intelectual, lo mismo que el abogado ha de estar al servicio del cliente, no el cliente al servicio del abogado.
En procesos electorales, a la hora de encabezar candidaturas, lo importante es el programa y el equipo de trabajo que está detrás de éste, no la persona y sus conocimientos académicos. El colocar en cabeza al profe en vez de al currante es un defecto pequeño burgués motivado por la cultura caciquil existente en las islas. La gente dice, fulanito es hijo del médico o es médico, el niño estudió, ese sí que es bueno, es listo, estuvo en la universidad, se presenta por el PP, PSOE, o CC “a ese hay que votarle”. Lo que no dicen es que, gracias al dinero de papá, pudieron estudiar, mientras que Juanito, Manolito o Pepito, todos ellos independentistas de izquierdas y comunistas, estaban unos con el arado, otros con la piqueta y el tercero intentando buscarse la vida con la bandeja o en la emigración. Cuándo estos hijos de buen ver estudiaban y disfrutaban de la marcha lagunera, dios y gracias al papaíto, muy poquitos estudiantes de los 60, 70 o 80 llegaron a pagarse sus estudios. Recuerdo que en los años 70 sólo un 5% de los estudiantes canarios eran hijos de trabajadores.
Ya ésta bien, es hora ya que los canarios y canarias pensemos con nuestra propia cabeza y dejemos de comulgar con ruedas de molino. Es tiempo ya de reflexionar y que cada cual ocupe el lugar que le corresponda.
Que los intelectuales comprometidos con la causa justa de la independencia y el socialismo sean conscientes del trabajo que deben desarrollar, tanto en la cultura como en el movimiento.
Hay personas que valen para todo y son muy buenas, pero hay otras que son concientes de sus limitaciones y luchan toda una vida. Esas hay que cuidarlas porque son los imprescindibles, aunque todos y todas seamos necesarios.
Saludos revolucionarios
Independencia y Socialismo
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