Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Wladimiro ya ha anunciado la contratación de 'empresas especializadas' para regenerar las zonas quemadas por el incendio con una inversión, para empezar a hablar, de un millón de euros. Si yo tuviese alguna responsabilidad en la gestión de esos montes, que por fortuna para mí -y seguramente para los montes también- no la tengo, la primera medida que tomaría sería la de prohibir taxativamente la entrada en el área quemada de ninguna 'empresa especializada' en un periodo mínimo de 4 o cinco años. Así de clarito lo digo.
Y desde aquí no hemos hecho drama alguno, ni nos hemos dedicado a crucificar a nadie por lo que para todos es una desgracia, algunos hasta parecen más damnificados incluso que los propios montes lo cual, como ustedes comprenderán, pareciera acaso un poco excesivo. Y durante buena parte de este sábado nos hemos dedicado a recorrer algunas zonas los montes de Santiago del Teide, El Tanque e Icod siguiendo el rastro de uno de los incendios más potentes que ha padecido esta tierra en un par de décadas al menos. La primera impresión, como cualquiera puede comprender, es bastante dura pero acaso no tan terrible como la que en un principio esperábamos encontrar los que hemos visto y oído de este incendio en la distancia.
En principio me parecen una especie de milagro el que ya a estas alturas se observen rastros de vida en medio de tanta desolación. El segundo milagro que uno no alcanza a entender, acaso lo explicaría sólo la oportuna llegada del alisio, es cómo a éstos incompetentes e irresponsables -que tienen a su cargo la gestión forestal en esta tierra- no se les ha quemado toda la Isla entera cuando ni en las coladas kilométricas de volcanes recientes, ante la ausencia total de cortafuegos, han sido capaces de parar el avance de las llamas hacia zonas despobladas de pinares, como es el escandaloso caso de Masca. Y eso que el ingeniero responsable de la gestión de estos incendios, que dice que tiene controlados los montes en cortafuegos que dividen nuestra masa forestal en perímetros de unas 500 hectáreas aunque de esta se le han quemado cerca de 15.000 probablemente, ya ha encontrado a los responsables del desastre, culpando del caos a los servicios de protección civil de los ayuntamientos, que manda huevos con el personaje.
Porque el que en una isla como Tenerife, La Palma o Gran Canaria se quemen 2.000 o 3.000 hectáreas ante un fuego con condiciones climatológicas negativas puede ser normal y hasta razonable. Pero que un incendio que empieza en Los Realejos se meta en los barrancos de Masca y se plante en Guía de Isora donde lo detienen las nubes del alisio, pareciera motivo suficiente como para que alguno de éstos se hiciera un poco de autocrítica, más que nada como condición imprescindible para que el asunto no se vuelva a repetir en estas dimensiones: Un cuarto de nuestra superficie forestal destruida.
Pero el Melchior, siempre orgulloso de sí mismo hasta los límites más insospechados, dice que desde el incendio de Vilaflor en el 98 ha habido 1.000 conatos y que los ha parado todos menos este último. E imagínense ustedes si es chulo el tipo, aún -o sobre todo- en las situaciones más terribles, que a renglón seguido comentó que 'lo normal es que de cada 40 conatos se desarrolle un gran incendio en otros lugares' (que esto le oí decir por la radio cuando me encontraba a unos buenos kilómetros de Tenerife lo que no impidió que la cara dura de este individuo me volviera a dejar de piedra nuevamente) según unas estadísticas que alguien le elaboró sobre la marcha. Claro que esto me recordó cuando ante otra desgracia reciente, aún peor que ésta por las consecuencias dramáticas del asunto, dijo que la galería del Monte del Agua, en la que fallecieron seis excursionistas, tenía puerta 'hasta dos o tres días antes del accidente' pero que alguien la rompió. Claro que por el estado en el que se encontraban los soportes de la supuesta puerta, que en su día debió existir allí, nadie diría que de veinte años a esta parte se hubiera sostenido puerta alguna en esos hierros literalmente podridos.
Por decir han dicho hasta que saben, o sospechan, quiénes son los autores del incendio -al parecer de una misma familia- porque llevan años intentándolo un par de veces al mes. Han dicho, también, que han localizado el mecanismos de ignición que originó el incendio aunque se niegan a dar detalles de nada. El tal Humberto, el de la melenita, se hecha flores diciendo que impidió que el fuego entrase en el Valle de La Orotava cuando, al mismo tiempo, sostiene que había un viento de 100 km/h propagando el fuego a velocidad vertiginosa justo en el sentido contrario. Vamos, que lo de los 100 km/h del viento es como lo de los 300 que le adjudicó Adán Martín a la tormenta Delta para cubrirle las espaldas a la Unelco porque se le cayeron un montón de torres de alta tensión podridas. Y lo de que un fuego pueda propagarse en sentido contrario a un viento de esas características pues ya me dirán ustedes con la clase de personaje que estamos tratando.
Y Wladimiro, que no nos quiere explicar a nadie cómo es posible que en Masca, en La Montañeta o en San José de Los Llanos no exista una sola boca de incendio por si éstos barrios sufren el acoso de un incendio forestal, ha encontrado la solución en arrasar por todos los pinos cercanos a las poblaciones. La limpia que este hombre pretende, en una huida hacia delante de lo más escandalosa, supondría que desaparecieran hasta los pinos gordos de Vilaflor que se encuentran prácticamente sobre viviendas, una de ellas la propia casa forestal. Y para mí está claro que la estrategia de esta gente consiste en hacer ruido, mucho ruido, para distraer la atención de lo verdaderamente importante y de lo verdaderamente remediable de cara a otro enfoque diferente y más sensato a la política forestal de esta tierra.
El monte quemado, si impedimos que esta gente haga el desastre que promete, como hicieron en El Hierro, metiendo tractores, palas y camiones a abrir pistas en vertical y a talar pinos y matorrales que se pueden recuperar indiscriminadamente; se puede recuperar en pocos años. Es rigurosamente falso que en más del 90% de la superficie quemada existan especiales riesgos de erosión ante un invierno normal si nadie mete tractores ni maquinaria de ningún tipo ahí. Se trata de suelos relativamente jóvenes y con buena capacidad de absorber el agua de lluvia. Si lo que viene este invierno es el diluvio universal, lógicamente, tendremos un problema, problema que ante una situación de esta naturaleza no resolvería, acaso podría empeorarlo, las obras que pretende hacer el Wladimiro a toda carrera para que los de 'Canarias Forestal', y otros amigachos, se pongan morados.
Por lo que dicen individuos como el Humberto ese, que mantiene que es una 'leyenda urbana' lo de la pinocha y lo de que los montes están sucios, cuando el fuego atravesó amplias zonas de cultivo abandonadas que de haber estado sencillamente aradas hubieses dificultado enormemente el avance de las llamas -como han demostrado mediante fotos los compañeros de El Turcón en el caso de Gran Canarias-, el auténtico olor a chamusquina de este incendio no ha hecho sino que empezar. Comienzan a moverse los contratos millonarios para los de siempre, para los que están abriendo pistas y montando un pitote impresionante con lo de las entresacas (que ahí sí que hay un riesgo erosivo más que evidente), y los contratos millonarios y los incendios la mayor parte de las veces no han traído más que lamentables consecuencias. Y sospechas, porqué no decirlo.
Aunque parezca mentira la vida ha comenzado a resurgir, no sé cómo, entre tanto desastre y está claro que la naturaleza es capaz de superar esto casi completamente en unos años. La otra cara de la moneda son unos políticos y unos técnicos de alto nivel cuya única preocupación ha sido la de intentar tomarnos el pelo a todos cuanto más mejor. Y eso con una prensa acrítica y sumisa como la que nos ha tocado padecer pues es de lo más facilón que se despacha, por otra parte. Y espérate porque la próxima es que el Humberto Gutiérrez éste nos insulte, como hizo cuando publicamos un artículo recientemente, asesorados por un montón de gente que lleva toda la vida en el monte, sobre los desastres que está provocando un ingeniero de su decanato en la isla de El Hierro. Primero te llaman 'ignorante', después 'demagogo' y, por último, 'antisistema' o 'terrorista social' por pensar distinto o criticarles sus inquebrantables verdades. Me lo sé ya de carrerilla y es que son muchos años ya.
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