Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- Cuando la izquierda ha pasado a ser verde, y las revoluciones, ecofeministas y no violentas, a 16 años de la caída de los zares bolcheviques, se sigue exhibiendo, como un anacronismo fetichista y faraónico de la historia, la momia de Vladimir Lenin (1870-1924) en su mausoleo de la Pza. Roja de Moscú. Este Lenin de sangre azul, insepulto por orden de Stalin, y con la oposición de Troski y de él mismo, debe ser, para los nostálgicos de la dictadura del proletariado, como el brazo incorrupto de Sta Teresa para Franco, en aquella España, de la que como otro anacronismo, perduran en sus calles nombres de golpistas, símbolos fascistas y placas de sus caídos. De su conservación –que les cuesta a los rusos 25 millones de euros anuales- se encarga una clase social subterránea, el Instituto Científico de Estructuras Biológicas (CTBM).El método, secreto de Estado, se compone de glicerina, acetato de potasio, agua y cloro de quinina.
No deja de ser significativo que el puño cerrado de la mano derecha se deba a una parálisis, y no conserve la izquierda. Al evacuarlo a Siberia en 1941 durante la II Guerra Mundial, se deterioró, siendo sustituida por una de plástico. Desapareció también de sus sucesores, cuando se aficionaron a tomar el poder a cañonazos, aplastando en primer lugar a los propios trabajadores, perpetuándose de forma totalitaria, traicionando las revoluciones libertarias y sin dejar al pueblo votar democráticamente lo que le diera la gana. No tiene cerebro, al estar desde 1928 en un museo. Sus ojos, dos bolas de cristal. Vaciados los órganos internos: pulmones, hígado, bazo, etc, tiene algún hueso de plástico.
La actual imagen, místicamente reificada, es pues, la de un envoltorio, vacío por dentro pero adorado religiosamente por sus feligreses que –por los efectos del opio-, provocan escenas esperpénticas, como la de los cubanos que, tan devotos ellos, se postraron de rodillas como si fuera la Virgen de la Caridad de Cobre. Ha sufrido tres atentados. Es hora –como pide el pueblo ruso- de enterrar a quien sin duda fue un gran estadista del siglo XX. A quien propugnaba la amistad entre los pueblos y erradicar la pobreza. A quien dividió a la sociedad rusa y decía que los nacionalismos eran una reminiscencia feudal. A quien puso a pelear al proletariado de cada país contra sus Imperios, apareciendo de rebote la URSS que los superó a todos. A quien no dudó en apisonar compatriotas en masa, como cuando ordenó aplacar a sangre y fuego el motín de los marinos de Kronstadt en 1921. Los 25 millones de euros anuales, que se devuelvan al pueblo con carácter retroactivo, pues un café frente a su mausoleo cuesta 6 euros y un maestro o un médico ganan 300 al mes en un país con una clase alta y otra baja, que lucha por esa clase media garantía de estabilidad democrática. La momia de Lenin, como icono religioso de la dinastía que siguió a la de los Romanof, debe relegarse ya a la historia de un pueblo, cuyos campesinos siguen esperando las tierras que les prometieran hace un siglo, mientras la estrella roja prefería coronar el gótico estalinista. Que los electrodomésticos que quería en cada casa, no se los puso la economía de mercado del capitalismo de Estado. Que las 200 iglesias ortodoxas que se salvaron de las 1800 del Moscú de 1917, demuestra que no hay diferencia entre el fanatismo bolchevique y el de los talibanes que derribaron las estatuas de Buda en Afganistán, o el de los católicos quemando los códices mayas, el de los cristianos metiéndole piqueta a los templos egipcios, el de los musulmanes quemando la Biblioteca de Alejandría, o el de las bombas inteligentes del capitalismo USA arrasando el Irak de la cultura sumeria y cambiando vidas por petróleo. Que no hay diferencia entre el holocausto nazi, los planes de exterminio de los años del Gran Terror protagonizados por la cúpula comunista de la URSS y sus troikas, y las hogueras de la Santa Inquisición. No hay dictaduras de derechas o de izquierdas, son todas fascistas. Rebeldes, heterodoxos, pacifistas, herejes y desviacionistas, fueron los revolucionarios que cambiaron este mundo y no el fetichismo de las mercancías del otro.
Artículo publicado por Agapito de Cruz Franco hoy 23 de agosto de 2007 en La Gaceta de Canarias (Pág. 3).
Agapito, me parece realmente lamentable que compares a Lenin con el fascista de franco y más aún cuando afirmes que fue bandera del totalitarismo sovietico, nada que ver ...
Publicado por: Isra | 24/08/2007 en 01:06 p.m.