Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- Ni tantos años hace que el ITER trincó unas perritas por aquí y por allá, se dice que unos 500 millones de las antiguas pesetas, para montar lo que presentaron en grandes titulares de prensa como 'la mayor planta fotovoltaica del mundo'. Y la verdad es que la Isla entera se quedó con la boca abierta viendo la capacidad de Melchior para mantenernos a la vanguardia del mundo mundial en un tema de tanta trascendencia como el de las energías alternativas.
Pero como casi siempre suelo ocurrir con las grandilocuencias de este hombre, que generalmente lo único que consiguen es llenarle bien los bolsillos a alguien, todo terminó en agua de borrajas y en falsos brindis al sol. Con esas planchas no se ha encendido nunca una sola bombilla, que sepamos, hasta el punto de que hace algunas semanas esa hectárea de paneles, que nosotros denominamos hace tiempo 'la hectárea de la vergüenza', ha salido camino de algún vertedero o, en el mejor de los casos, hacia algún sitio donde se puedan reciclar para otros usos algunos de sus carísimos componentes (como dornajos para ganado no estarían mal si no fuera porque ya nadie cría vacas aquí). Al menos a precio de oro los pagamos.
E independientemente de todo este desastre y de toda esta gran farsa que nos ha puesto a la cola de Europa en la implantación de un tipo de energía en la que deberíamos ser pioneros, por razones obvias, no nos parece mal que al fin nos hayan liberado de la imagen de esos cuencos, que siempre ha sido el símbolo del ITER, de la entrada de las instalaciones. Para tomaduras de pelo ya el Melchior se encarga, con la inestimable colaboración de la prensa que le venera, de sorprendernos cada pocos meses con una de sus increíbles y faraónicas grandilocuencias. Desde la central hidroeléctrica más grande del mundo hasta un tren de alta velocidad que llevará a los turista de Las Américas a hacer compras a Tacoronte no sé si en 10 o en 20 minutos (haciendo un poco de broma del asunto), lo más asombroso que haya visto la humanidad jamás. Y es que somos así de cojonudos.
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