Canarias / Apestando por lo Nuestro.- Canta la prensa local esta semana que en algún libro de texto editado en la Península, se habla de Las Palmas como la capital de este archipiélago miserable. Todos se indignan, por la falta de conocimientos de los “godos”, que no conocen el asunto de la “doble capitalidad” y demás chorradas. Evidentemente, en Las Palmas nadie se ha quejado. Si les hubiera tocado a ellos, es decir, si el artículo hubiese hecho referencia a Santa Cruz, seguro que habrían armado un escándalo similar.
Desde luego, el que haya editado ese libro o esa WEB no cabe duda de que debería haberse informado mejor. Pero tampoco nos olvidemos de que el hecho de la “doble capitalidad” es una estupidez. Tener dos capitales sólo se ve en regiones subdesarrolladas y acomplejadas, donde lo que prevalece es el ser mejor que el vecino, aún a costa de crear problemas.
¿Cuál es la consecuencia más triste de tener dos capitales? Los transportes de parásitos. El hecho de que la capital sea “compartida” y que en una isla haya determinadas instituciones que no hay en la otra, y viceversa, sólo motiva traslados continuos de políticos y funcionarios. La capital compartida sólo ha beneficiado a las empresas de transportes, tanto aéreo como marítimo.
Porque, para colmo, esta comunidad autónoma es la última que debería tener doble capital. En cualquier otra, los parásitos podrían desplazarse en coche, tren o guagua (en esto último sólo los que son como Wladimiro, que quieren “acercarse” al pueblo). Pero aquí, los movimientos tienen que ser con barco o avión, sobre todo avión.
Esto supone un gasto tremendo de combustibles, con la consiguiente contaminación del aire, algo que, entre otras cosas, no es nada compatible con el “desarrollo sostenible” que venden los de Coalición Canaria, desde que Melchior copió ese término en Alemania. Tampoco debe de ser muy bueno para el cambio climático, si es cierto que lo hay y que está siendo provocado por la actividad humana. De cualquier modo, el impacto ambiental de tanto vuelo es evidente.
La capital no tiene por qué ser la ciudad más grande del archipiélago. Por ejemplo, en Galicia, la ciudad más grande es Vigo, y no es capital. En Asturias, tampoco lo es Gijón, y en el País Vasco no lo es Bilbao. Pero es que tampoco tiene que ser una de las capitales de provincia, como pasa con Mérida, en Extremadura.
Por lo tanto, se nos ocurre la mejor opción para la capital de Canarias: que se traslade a La Gomera. De esta manera, matamos dos pájaros de un tiro: concentramos a todos los organismos dependientes del Gobierno parásito de Canarias en un mismo punto, y terminamos con el pleito estúpido. El único problema es que los pobres gomeros tendrían que aguantar a la arrogancia clásica del político enterado, o a la mala leche de los funcionarios públicos. Pero siempre lo compensarían con la cantidad de bares que tendrían que abrir para abastecer los desayunos de 3 horas que hacen esa pandilla de incompetentes.
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