Catástrofes ecológicas / Confederación Nacional del Trabajo (CNT).- Tras los duros días que Canarias ha pasado en relación a los incendios forestales llega el momento de la reflexión, las críticas y los elogios.
Los últimos desde luego han de ir dirigidos a unos servicios de extinción y voluntariado que han arriesgado su vida en una lucha desigual contra el fuego, supliendo con su decisión y profesionalidad la carencia de medios efectivos para este tipo de catástrofes en un Archipiélago que se encuentra a miles de kilómetros de la base logística más cercana.
Las críticas son siempre más fáciles de articular, pero es que también los políticos nos lo ponen demasiado fácil. Así, la realidad de los incendios ha venido ha mostrarnos que, pese a todas las catástrofes de todo tipo que se han sucedido en el Estado español, del que queramos o no todavía formamos parte, no hay planificación, capacidad de respuesta, ni medios, para afrontar situaciones como la que hemos padecido en Canarias.
Disponer de tan sólo un helicóptero tipo Kamov, capaz de volar en condiciones adversas, en unas islas que son azotadas con regularidad por vientos de mediana a fuerte intensidad, es poco menos que una temeridad, que se convierte en irresponsabilidad cuando la amenaza de incendio se materializa, pasando a depender su resolución de los medios que han de desplazarse de la Península en un trayecto de varios días o, como ha sido el caso, de la lucha continuada de unos escasos contingentes humanos y materiales.
La reflexión es la consecuencia de lo visto, tanto aquí como en otros lugares. En Galicia se hundió un petrolero de mediano tonelaje y vivimos la peor catástrofe ecológica marítima del siglo en Europa. En Ibiza un carguero se hunde al chocar con un peñasco, vierte fuel y nos muestra que, tras varios años de la tragedia del Prestige, seguimos en pañales en medios materiales y planificación para hacer frente a este tipo de emergencias. Cuando ello suceda en Canarias, zona de paso de un elevado número de buques de diverso tonelaje, muchos de ellos con mercancías peligrosas, y desde luego con sus tanques llenos de fuel, ¿qué se va a hacer? ¿Qué medios se van a utilizar? ¿Cuánto tardará el barco holandés, o el noruego, en llegar a las islas para "detener" la marea negra?
El fuego ha sido, y es, uno de los muchos peligros que acechan al Archipiélago, pero no es el único, y a los presentes debemos añadir los futuros, como la planta regasificadora de Granadilla de Abona, que estará ubicada muy cerca de núcleos urbanos como el de Tajao o El Río. Temporales, mareas negras, la obsoleta Refinería de Santa Cruz de Tenerife, y próximamente dicha Regasificadora, suponen un constante peligro para la población y el medio ambiente, sin que sirvan posteriores subvenciones, créditos o regalías para aminorar el posible efecto de lo que acontezca, pues desde luego, ni las costas ni el monte se recuperan a base de darle euros a los afectados, ni los terrenos se descontaminan, ni las especies extintas reaparecen, ni, cuando tengamos que lamentar pérdidas humanas, estos resucitarán por obra y gracia de un ingreso en su cartilla.
El tiempo es el olvido, y el hombre es el único animal capaz de tropezar una y mil veces con la misma piedra pues, en esta sociedad, es más cómodo pagar con dinero público los arreglos del tropiezo que no evitarlo o prevenirlo con ese mismo dinero público. ¡Que tonto!, se me pasaba que la prevención no sale en las fotos y las indemnizaciones sí. Cuestión de un click.
La culpa es nuestra por votar a las ratas de siempre. Me decía ahora un amigo que los políticos que tenemos son el prototipo de honrado adalid de valores tan reconocidos como...la peste
Publicado por: Gusano | 08/08/2007 en 03:58 p.m.