Orestes Martí / Artículos de opinión.- Cada día la "gran prensa" me convence más de sus denodados esfuerzos por (des)informarnos. No hace tanto tiempo que fueron develados algunos "secretos" (a voces) de la Agencia Central de Inteligencia en lo que se dio en llamar "las joyas de la familia". Parecía algo novedoso -al menos eso quisieron hacernos creer- lo de dar a conocer algunas -una ínfima parte- de operaciones llevadas a cabo por la "Agencia", pero que muchos periodistas y gente despierta -que abunda bastante- establecieron que en realidad se trataba de una operación publicitaria de "limpieza de manos"; algo más aparente que real. Incluso, el periodista Saul Landau en un enjundioso artículo aparecido en "Progreso Semanal" afirmó: Cuando las "joyas" aparecieron el 25 de junio, descubrí que eran de imitación. Es más, casi todos los documentos desclasificados fueron publicados anteriormente, pero una vez más el público pudo lamer una punta babosa del repulsivo iceberg de asesinato y destrucción.
La "Agencia" ha demostrado ser una arma de intervención y de muerte y en no pocos lugares ha comprado políticos, periodistas y científicos. Recientemente y con el fin de exponer el modelo de "periodismo" estadounidense destinado a influir en la línea editorial de los canales privados venezolanos, de acuerdo a los intereses norteamericanos , la abogada venezolana estadounidense Eva Golinger dio a conocer diversos documentos desclasificados, incluyendo documentos sobre pagos a periodistas, que demuestran tal intromisión.
El que tiene la oportunidad de consultar diversos "medios" de prensa -incluyendo Agencias globales de Información- se puede perfectamente percatar de como detrás de aparentes artículos de opinión y de hasta "investigaciones científicas", se esconde el ánimo de desinformar mediante la utilización de diversas técnicas, incluyendo el "ruido informativo".
El domingo 22 de julio de 2007 el periódico argentino "La Nación" publicó el artículo "Cómo nacen las teorías conspirativas" tomado -aparentemente- del New Scientist y firmado por Patrick Leman, psicólogo de la Royal Holloway University de Londres. El artículo ha provocado una reacción en muchos lectores que demuestra hasta que punto las personas actualmente se oponen a ser embaucadas.
Leman comienza preguntándose: ¿La princesa Diana fue víctima de alguien que conducía ebrio o de un complot de la familia real británica? ¿Neil Armstrong caminó realmente por la superficie lunar o sólo en un estudio cinematográfico de Nevada? Y ¿quién mató al presidente John F. Kennedy, los rusos, los cubanos, la CIA, la mafia los extraterrestres?. En estas preguntas ya desliza su primera intención -a mi juicio- el magnicidio de Dallas y la posible participación de los cubanos (claro, sin aclarar de que cubanos se trata si de los que residen en Cuba o los que se encuentran en el Sur de la Florida que presentan un alto índice de sospecha).
A continuación pasa a una afirmación rotunda y sin confirmación científica:casi todo gran acontecimiento tiene su teoría conspirativa. Hay algo seguro: las teorías conspirativas saturan la cultura moderna. Miles de películas, programas de entrevistas y conversaciones telefónicas por radio se elaboran alrededor de ellas. El documental de Internet Loose Change , que afirma que un complot de la CIA está detrás de los ataques del 11 de Septiembre en Nueva York y Washington, se está acercando a los 10 millones de visitas. Aquí desliza el segundo tema en el que se están haciendo grandes esfuerzos oficiales en los Estados Unidos por tirar una cortina de humo y evitar se profundice en una investigación seria e independiente: los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Dice Leman: Creer en teorías conspirativas parece ir en aumento y los pocos estudios que se han hecho investigando esta cuestión -aquí el "investigador" no menciona ninguno- confirman que esto es así desde el que es quizás el ejemplo más famoso de todos: la afirmación de que hubo una conspiración detrás del asesinato de JFK en 1963. Un informe de 1968 descubrió que alrededor de dos tercios de los norteamericanos creían la teoría de la conspiración, mientras que para 1990 esa proporción se había elevado a los nueve décimos.
Continúa Leman: Entonces, ¿cuál ha sido el impacto de la creciente cultura de la conspiración? Las teorías conspirativas pueden tener un papel valioso en la sociedad. Necesitamos que la gente piense fuera de lo que le dice la televisión, aunque habitualmente haya más sentido dentro de ella -parece estar claro que para Leman los contenidos de la tele tiene más de sentido común que el de los televidentes; curiosa conclusión-. El control estrecho de las evidencias y la persecución tenaz de explicaciones alternativas son características del periodismo de investigación.
No parece muy inteligente seguir desmenuzando las teorías del señor Leman; así que quien lo desee puede acceder al mencionado artículo y atiborrarse de su contenido (des)informativo bajo la pantalla de una investigación científica. Lo que sí no puedo pasar por alto es el hecho de que hasta brinda unas recetas por si usted desea crear una "teoría conspirativa".
He mencionado la reacción de los lectores -más de 30 comentarios al respecto- los que también se pueden leer en la misma dirección electrónica del artículo en cuestión. A modo de ejemplo pondré las dos primeras:
1.- Las teorías conspirativas solo quedan en el estadio de teoría hipotética porque ningún juez tiene ni el coraje ni los medios de probarlas Pero la gente sigue creyendo en ellas - cuando es lo suficientemente lucido y critico como para no creer todo lo que sale en los diarios y en la TV - porque tiene índices que le dicen que la teoría es posible, y que la misma explica mejor lo vivido que la teoría oficial La historia de las "guerras preventivas" de los Estados Unidos han dado ya suficientes pruebas de que las teorías conspirativas son buenas para entender lo que paso en muchos de los frentes, incluido el actual horror en Irak En el caso Argentino, me gustaría que algún día algún juez investigara quienes pusieron realmente las bombas que se les atribuye a los grupos armados de los 70... tengo un tío lejano que era en ese momento directivo de una empresa importante y que admitió "en familia" que algunos de los dirigentes de los grupos armados "trabajaban para ellos" ... es como si dijésemos hoy que Bin Laden en realidad trabaja para Bush... Me parece que la justicia debería lanzarse en algunas de esas pistas a veces, para que de tanto en tanto el feeling del pueblo pueda ser demostrado o invalidado...
2.- ¿Es una casualidad que el Sr. Leman aborde precisamente dos de los temas en los que la CIA está tratando de influir de manera directa (los atentados del 11/S y el asesinato de Kennedy)? ¿Puede abordarse el tema de "las conspiraciones" sin tomar en cuenta otros aspectos determinantes como los llamados "ruidos informativos" provenientes principalmente de los "tanques pensantes"?
Algunos investigadores, como el profesor canadiense Peter Dale Scott [1], aseguran que las mismas manipulaciones de los servicios secretos, del poder político y en el manejo de la información que ocurrieron en EEUU durante el asesinato del presidente John Kennedy se repitieron durante los atentados del 11 de septiembre 2001; este investigador en específico se lanza a fondo en el panorama reinante y muestra además sus vínculos con el narcotráfico y el terrorismo de estado.
Por su parte, el periodista y editor Victor Thorn [2], en su libro Le Procès du 11/9, abordó en detalles el derrumbe de las tres torres del World Trade Center (WTC), un tema que los medios de difusión mainstream -es decir, de la corriente principal- no abordan casi nunca, a pesar de que muchas personas consideran, que el desplome total, vertical, -es decir siguiendo la vía de máxima resistencia-, y rápido -a la velocidad de la caída libre, según lo presentó el Informe de la Comisión investigadora sobre el 11 de septiembre-, constituye uno de los mayores misterios científicos de nuestra época. En este sentido, el físico Steven E. Jones [3], profesor de la Universidad Brigham Young, concluyó que la explicación oficial para el derrumbe de los edificios del Centro Mundial de Comercio (WTC) resulta inverosímil según las leyes de la física. Jones y otros 50 colegas reclaman una investigación científica independiente e internacional «no guiada por intereses politizados y restricciones, sino por observaciones y cálculos».
El profesor David Ray Griffin [4], autor de una obra de referencia en la que estudia el informe del 11/9, enumeró 115 mentiras contenidas en dicho texto.
Por último, Jean-Charles Brisard y Guillaume Dasquié 5, dos periodistas franceses que plantearon una teoría (en forma de "ruido informativo" y engaño mediático) según la cuál los sauditas habían financiado los atentados del 11/9, reconocieron en noviembre del 2006 que la pista saudita fue un invento.
¿Por qué darle crédito al Sr. Leman y no a estos otros investigadores?¿Por qué pensar que todo es debido a la psiquis humana y no a la realidad que está ahí, a la vista de todos?
Orestes Martí
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