Memoria histórica / Juventud Rebelde.- Luis Neyra Madariaga. El Che escribió en su Diario de Campaña un día después de la muerte del héroe, que sentía su ausencia casi como la de un hijo
El 25 de junio de 1967, a las cuatro de la tarde, llegó el destacamento guerrillero al caserío de Piray, y el Che ordenó a Miguel (Manuel Hernández Osorio, jefe de la vanguardia, cubano), situar una emboscada en el camino a Florida.
A las 16:30 horas del día siguiente, el Che mandó a Pombo (Harry Villegas Tamayo, jefe de los Servicios, cubano) con cuatro hombres, entre ellos Tuma (Carlos Coello Coello, escolta del Che, cubano) a relevar a los emboscados en el camino de Florida para que descansaran y comieran. El lugar donde estaba situada la emboscada se llama El Piray; es el lecho de un río seco, un arenal grande, donde no hay agua.
Alrededor de las 17:00 horas, en el momento en que los guerrilleros llegaron a la emboscada, también arribó el ejército. No hubo relevo, todos se quedaron allí. El ejército avanzó en esa parte del río hasta el centro del arenal; se les abrió fuego y quedan tendidos cuatro cuerpos de soldados.
Carlos Coello en:
El Che, en su Diario de campaña, el 26 de junio de 1967 anotó:
«Día negro para mí. (...) llegó la noticia de dos heridos: Pombo y Tuma en el vientre. (...) La herida de Pombo es superficial y sólo traerá dolores de cabeza su falta de movilidad, la de Tuma le había destrozado el hígado y producido perforaciones intestinales; murió en la operación. Con él se me fue un compañero inseparable de todos los últimos años, de una fidelidad a toda prueba y cuya ausencia siento desde ahora casi como la de un hijo».1
Cuba
Carlos Coello Coello nació en la finca Caridad, cerca de Manzanillo, actual provincia de Granma, el 2 de diciembre de 1940. La madre, Angela Coello, enfrentó sola la crianza del pequeño y de la hermana mayor, en un hogar de trabajadores agrícolas pobres.
Desde los ocho años, Carlos comenzó a trabajar en la lechería de la finca, ayudando en el traslado y atención del ganado. No conoció de estudios; siendo un jovencito cortaba arroz y chapeaba campos en largas jornadas por poco más de un peso diario. Se ocupaba de ayudar a la madre para que no pasara el trabajo de ir a Manzanillo a lavar y planchar en la casa donde era sirvienta.
En noviembre de 1957, con 16 años, junto a varios amigos armados de escopetas y revólveres, se incorporó a un grupo rebelde; posteriormente se unió al pelotón del capitán Luis Alfonso Zayas Ochoa.
Durante la ofensiva del verano de 1958, estuvo en las acciones de San Lorenzo y Providencia, llevando pertrechos al comandante Camilo Cienfuegos, y participó en los combates de Vegas de Jibacoa y Las Mercedes.
A finales de agosto de 1958, cuando se organizó la Columna Invasora No. 8 Ciro Redondo, al mando del Che, durante la invasión lo asignaron al pelotón del capitán José Ramón Silva como ayudante de una ametralladora calibre 30.
Desarrolló valores como la solidaridad, el compañerismo, la honradez y la valentía; en el combate de Cuatro Compañeros prestó ayuda al capitán Silva herido; en el ataque al cuartel de Güinía de Miranda, a riesgo de su vida rescató el cuerpo de un compañero caído; participó en los combates de Fomento, Cabaiguán (ayudó nuevamente al capitán José Ramón Silva cuando fue herido), Remedios y en la batalla de Santa Clara.
En marzo de 1959 pasó a formar parte de la escolta del comandante Guevara hasta su caída en combate. Junto al Che recorrió el país en visitas a centros de trabajo y estudio, actos políticos, movilizaciones, y lo acompañaba en los trabajos voluntarios en el corte de caña, los centrales, la construcción, el puerto y en viajes al exterior. Su misión y gran orgullo era cuidar la vida del Che.
Congo
En junio de 1965 el capitán Harry Villegas y el teniente Carlos Coello recibieron del Comandante en Jefe la misión de proteger la vida del Che en el Congo. Ambos se trasladaron, con un grupo de 37 cubanos más, y al llegar a la base donde está el comandante Guevara, el 18 de junio, recibieron el seudónimo de Pombo y Tumaine, respectivamente. En difíciles condiciones cumplieron la misión.
El 21 de noviembre de 1965, cuando el Che da por concluida la misión internacionalista en el Congo-Leopolville —como resultado de los acuerdos internacionales adoptados en una Cumbre de la Organización de la Unidad Africana— les planteó a Pombo, Tumaine y Mbili (capitán José María Martínez Tamayo, cubano) su deseo de que lo acompañaran en una nueva misión internacionalista, y ellos aceptaron de inmediato.
Bolivia
A mediados mayo de 1966, Pombo y Tumaine se trasladaron a Praga, donde se encontraba el Che. Ambos salieron el 14 de julio desde allí hacia Bolivia, y llegaron el día 25 a Santa Cruz. Allí los esperaba Mbili-Ricardo y se establecieron el 27 en La Paz, con la misión de impulsar los preparativos de la lucha armada.
Tuma trabajó junto a Pombo y Ricardo en diversas actividades clandestinas de la red urbana que se formaba, así como en el traslado de armamentos, municiones, medios de campaña, medicamentos y en preparar la finca donde recibirían a los combatientes.
El 3 de noviembre de 1966 llegó el Che a La Paz, y dos días después, a las 18:30 horas, en un yipi Toyota, salen Ramón (el Che), Tuma y Ricardo para Ñacahuasú, adonde llegaron el día 7 pasada la medianoche, para iniciar una nueva etapa en la lucha de liberación de América Latina.
En las fichas que elaboró el Che de cada combatiente, Tuma era el número tres de la guerrilla. Su misión siguió siendo la misma de Cuba y del Congo: responder por la seguridad personal del Guerrillero Heroico, tarea que compartió con Urbano (Leonardo Tamayo Núñez, cubano).
Tuma participó en todas las actividades del destacamento, haciendo cuevas, caminos y trincheras; realizó exploraciones, cacerías, guardias; se desempeñó como ayudante de cocina, buscó leña y agua, y trasladó armamento, municiones y equipos a pie hasta el campamento central. Tomó parte en la marcha de entrenamiento y exploración y se incorporó a las clases culturales. Enfrentó con estoicismo y carácter alegre los sacrificios del guerrillero y cumplió cabalmente su misión principal.
Recibió una carta de Cuba donde su esposa le comunicaba que había tenido un hijo y le enviaba la foto del niño, al que nombró Carlos Tumaine. Tuma hizo partícipes de su alegría a todos los compañeros; al igual que cuando conoció que en sus discursos Fidel, Raúl y Almeida saludaban a la guerrilla boliviana.
Pombo narra el desarrollo del combate el 26 de junio de 1967:
«Estábamos reforzando el flanco cuando comienza nuevamente el tiroteo. Vemos que el ejército se está desplegando, está tratando de cercarnos y empezamos a reforzar también nuestras posiciones; hasta que hay un momento en que el Che llega a la conclusión de que no vale la pena este tipo de enfrentamiento en las condiciones en que estamos nosotros (...)
«Da la orden de retirada, pero en el momento que da la orden, suenan los disparos del enemigo. Ahí me hieren a mí. El Tuma está ocupando su posición y le está gritando al Médico, al Moro (Octavio de la Concepción y de la Pedraja, jefe de Servicios Médicos, cubano), ¡cuídate Médico que la cosa está que jode...! En ese momento le dan un tiro que le perfora el vientre y le destroza el hígado... Inmediatamente dos compañeros se tiran a auxiliarlo y lo sacan... comienza la retirada ordenadamente, vamos estableciendo escalones para irnos y llevarnos el cuerpo de Tuma hasta donde está la Comandancia (...) «Allí comienzan a intervenirlo quirúrgicamente. El Che personalmente, con el Médico, se dedicó a tratar de salvarle la vida, pero todo fue inútil. Lo único que dijo, dirigiéndose al Che, fue que le quitara el reloj y se lo guardara para su hijo. El Che recoge el reloj y cuando lo matan él tiene dos relojes en la muñeca, uno era el de Tuma».2
Tuma era de una nobleza extraordinaria, de carácter alegre y jovial, dicharachero, valiente, disciplinado, trabajador, solidario, honrado, de una fidelidad a toda prueba.
El Che le rindió homenaje estando toda la noche en silencio junto a su cuerpo, con sentidas palabras escritas en su diario y otras pronunciadas ante sus compañeros. Los restos de Tuma fueron hallados el 16 de junio de 1996 y trasladados a Cuba junto a los del Che y los del Destacamento de Refuerzo. Él recibió del pueblo el merecido tributo de Héroe de la Patria.
Fuentes:
1. Che Guevara, Ernesto: Diario del Che en Bolivia. Instituto del Libro, La Habana, 1968, pp. 224-225.
2. Mártires de Bolivia: Sección Política Jefatura Central de Artillería y TCT de las FAR. La Habana, 1971, pp. 167-168.
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