Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- Es de espanto. Quien haya leído las propuestas de la mayoría de los partidos políticos, actualizadas y adaptadas al cambio –climático-, debe haber entrado en un estado cataléptico como el de Aristóteles, quien al no entender a Heráclito “el oscuro”, aquel que en la antigua Grecia se expresaba en aforismos indescifrables, dijo de él: “Lo que dice debe ser muy importante porque no entiendo nada”.
Nunca se habían visto textos con tales construcciones de política metafísica. Todo un menú de ensayos que, por aquello del “copia y pega” de la informática, son luego reproducidos con el toque personal de cada chef. Al leerlos uno no sabe si es un concurso del Día del Libro o si se trata de algún congreso digital, hasta que te percatas que son las elecciones, con sus sufragios y sus naufragios.
Dicen lo mismo. Hablan de desarrollo sostenible, participación ciudadana, democracia participativa, medio ambiente, otro (póngase lo que proceda) es posible …Todo es sostenible, aunque nada tenga que ver con la distribución equitativa de la riqueza y el uso racional de los recursos. Es tal la fiebre de sostenibilidad, y este concepto socialdemócrata ha sido llevado a tal absurdo, que debiera reivindicarse que la propia sostenibilidad fuera sostenible. Hay tal acoso de sostenibilismo, que aquí el que no se sostiene es porque no quiere. Mónica Díaz Tabares, del Colectivo ecologista “Tabona”, dice que las islas ya sobrepasaron hace mucho tiempo los parámetros del desarrollo sostenible. Prefiere hablar de “parón y decrecimiento” para añadir que “Canarias ya no se sostiene ni con el wonder-brag”.
Abogan por llevar a la práctica estas abstracciones, aunque su pedigree esté en las antípodas. Debe ser el todo vale, o que los partidos, en la era de la globalización, han dejado de serlo. O son y no son al mismo tiempo. Heráclito puro. Es como si les marcaran la agenda los nuevos movimientos sociales (NMS), y como cáscaras vacías –o llenas de incertidumbres-, aparecieran personificados, colgando de las farolas y adictos a la cirugía informática. En medio de su crisis climática y política, han pulsado, en el país de los NMS, la tecla de “seleccionar todo”, entre un lío de colores de los que huye escandalizado hasta el propio arco iris. Aunque eso sí, a algunos –y según su denominación de origen-, se les siga viendo el plumero estalinista o fascista por mucho que vayan del azul al naranja, del amarillo al blanco o del rojo al verde.
Pero, como dice el alcalde de la Villa Isaac Valencia contraviniendo a Heráclito: ”No es igual Juana que su hermana”. Y en base a este aforismo villero, pienso, que por mucha redacción alternativa que nos ofrezcan los partidos, Movimiento Verde no hay más que uno. Si ya los partidos tradicionales habían descafeinado en sus programas los contenidos revolucionarios verdes, el vampirismo sostenible nos ha dibujado ahora un cuadro daliniano. Sólo que aquí, todo el mundo sabe quién es quién. Nos conocemos. Hechos, que las palabras se las lleva el viento. Y por ellos sabemos quién está a que la naturaleza y la sociedad unidas sean el protagonista, o quién él y sus negocios. A no ser que pasemos de todo y dejemos a Don Manué que haga lo que quiera: “Lo que diga Don Manué” es una peña futbolística del Betis en Sevilla. Sus componentes, admiradores de su Presidente, Don Manuel Ruiz de Lopera, con su gracejo andaluz, se han curado en salud y puesto tal nombre a la Peña. Al contrario, sobre la fachada de la Sala Teobaldo Power de La Orotava, se sostiene, como un bofetón al insostenible stress electoral, una pancarta: “Quiero elegir, no votar. Abstención activa” (la mejor de la campaña). La sociedad pasará por las urnas en los próximos comicios bajo el rito del mercado. Entre ambas actitudes anteriores, siempre tendrá la opción de creer que elige. A no ser que diéramos la razón a Heráclito, y nos dé igual votar a Juana que a su hermana, ya que al final, en ese río de la política donde nada es, sino que todo cambia, no estaríamos votando a ninguna. Tú decides. Y no.
"Elecciones sostenibles". Artículo publicado el 24 de mayo en LA GACETA DE CANARIAS sección "Tribuna abierta" pág. 4
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