Foros ciudadanos / Foro Ciudadano Contra la Incineración de Residuos.- En esto del juego democrático o electoral, consistente en meter los votitos en la urna muy de vez en cuando, no vale para nada aquella machangada de que 'lo importante es participar'. Ni de coña.
Porque es que yo desde que ayer he oído al Javier Abreu con una terrible pataleta contra los vecinos de Geneto y de los Baldíos por haberle votado a la Oramas -pese al pelotazo que según el Alemán y él van a dar los de la ATI en toda esa zona, aunque siempre se han negado a dar nombre alguno-, lo único que me pregunto es cómo existe alguien en este mundo dispuesto a dar un voto al que no sabe asumir deportivamente un buen varapalo cuando procede de los vecinos a los que pretenden gobernar.
Algunos han llegado a insinuar, o a manifestar claramente, el carácter corrupto del pueblo de Santa Cruz por haber puesto primero otra vez al Zerolo. Eso a pesar de que menos de 2 de cada 10 santacruceros con derecho a voto -y pese a los augurios del patético Paulino según los cuales los indicios de corrupción le harían arrasar- le han dado su apoyo en el plebiscito que planteó el alcalde para parapetarse tras el voto ciudadano frente a las querellas que le afectan por asunto de corrupción. Y otros piensan, yo creo que ingenuamente, que en esta tierra es tan fácil hacerle sombra a un individuo como Ricardo Melchior, el político más nefasto que haya existido en esta tierra nunca desde nuestro modesto punto de vista, pero que no sólo trabaja 16 horas diarias dando palmetazos por ahí a todo el mundo, sino que es objeto de auténtica veneración -ellos sabrán por qué- por parte de los medios de comunicación de esta Isla.
Y a mí me parece una barbaridad, de considerable magnitud, acusar a la gente de corrupta o ignorante por votar por éste o por el otro. Porque es que, además, el haberle metido el miedo en el cuerpo al Zerolo, incluso al Melchior que en los últimos días perdió los nervios hasta tal punto que sacó a su mujer, a la que siempre había mantenido al margen de esta historia, a defenderle al más puro estilo monárquico en una revista carísima que se distribuyó gratuita y masivamente por toda la Isla; pese a que El Día -y otros muchos medios- pedían directa e indirectamente el voto para ellos desde hace meses, le parece a uno motivo para la esperanza junto con la desaparición de la CoCa, el batacazo del PePe en Gran Canaria, del PSOE en Tenerife y el espantoso ridículo del CCN.
Ana Oramas, a costa del estado de abandono de media Isla, ha conseguido que el Melchior le haga piscinas, parques, campos de fútbol, centros ciudadanos... hasta un disparatado tranvía que no sabremos nunca ni lo que nos ha costado ni cuándo terminaremos de pagarlo. De todo por todas partes donde había un voto que trincar. Hasta los Reyes de España se prestaron a venir ha hacerle campaña para inaugurar tranvías que no funcionan o bibliotecas sin libros. Hay gente normal que llora cuando alguien le nombras a la Oramas, descendiente directa de las figuras más insignes del caciquismo isleño, porque ésta es de las que les deja su teléfono móvil a los dirigentes vecinales para resolverles, directamente y de favor -ellos no entiende de derechos ciudadanos sino de 'favores'-, todos los problemitas públicos y privados que le surjan por aquí o por allí. Y contra eso no hay quien pueda de momento ni de coña. Acaso los fiscales y los jueces que están entretenidos empurando a choricillos por aquí y por allí. Y el que sea incapaz de ver y analizar adecuadamente esa realidad está condenado indefinidamente al fracaso más estrepitoso, sobre todo si lo que se dedica es a insultar gratuitamente al personal.
Y todo el mundo habla de la mayoría absoluta del Reverón en Arona, como otro misterio. Y probablemente el que eso dice es que no ha estado en Arona nunca más que para coger el barco en Los Cristianos, porque desconoce que los aroneros, los pocos aroneros que han ido a votar, le han pegado una patada por el culo al individuo que más dinero se gastó en la campaña y que más ha mangoneado el urbanismo en ese pueblo desde hace décadas. Las alternativas al Reverón, que inteligentemente ha trabajado los temas sociales como nunca antes había visto la gente por allí, eran, entre otras, la de un concejal de jardines despechado que contrataba con su propia empresa desde el Ayuntamiento. Y lo que han demostrado los poquísimos ciudadanos de Arona que han ejercido su derecho al voto es que total y absolutamente gilipollas, como los quieren presentar algunos, no son ni de coña.
Hay gente que pretende, en lugar de trabajar dura e inteligentemente durante cuatro años, una especie de 11 M que lo revolucione todo de repente. Y hay otros, los más bestias seguramente, que muestran un desprecio total y absoluto no sólo por los que no les han votado, sino sobre todo por los 100, 500, 1.500 o 5.000 que les han votado, aún a sabiendas de que difícilmente iban a obtener representación, para que sigan defendiendo determinados planteamientos desde la oposición, dentro o fuera, porque en ningún sitio está escrito que el que se queda fuera de las instituciones no tiene derecho a la vida.
Es más, el chiflado del Javier Abreu ha dicho que ahora la Oramas, por culpa de los ciudadanos que la han votado masivamente, podrá hacer su pelotazo de Geneto, terminar de cargarse la banda de música o lo que le dé la gana porque tiene mayoría absoluta. Y eso no es más que la pataleta infantil del que no cree en la democracia, del que no cree en la Justicia, del que no cree en la movilización ciudadana -sólo cuando se pone al servicio de su partido- o no considera en nada el derecho de las minorías o en el papel fundamental que el sistema democrático otorga a la oposición política. Porque contra todos los grupos políticos, incluido el suyo, la ciudadanía y la Justicia han puesto en un compromiso a los promotores del pelotazo de Las Teresitas pese al Zerolo, al Chaves, a El Día, al Florentino Guzmán, al Javier Abreu... y a todo el poder mediático y económico que se ha puesto incondicionalmente al servicio de esa inmoralidad.
Y así es como nosotros vemos las cosas y así es como se las hemos contado, metiéndonos en unos terrenos que ni son los nuestros ni nos producirían la más mínima depresión ni desánimo si no fuera porque gente a la que apreciamos, y consideramos valiosa para el futuro de esta tierra, consideran que sólo ganando elecciones se puede transformar una sociedad que no puede prescindir de voces críticas por mucho que diga o nos insulte El Día. Sencillamente porque el paso siguiente consiste en bajar el escalón que separa lo que en la práctica es un régimen político -donde el interés público y privado se confunde descaradamente- a una dictadura bananera en sentido pleno.
Por cierto, feliz día de Canarias aunque don José se haya quedado sin premio.
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Yo me pregunto que piensan los autores de este tipo de artículos cuando ocurre que las iniciativas que ellos han despreciado cuando están en fase de gestación (qué cómodo es criticar desde el sillón y el desconocimiento) se convierten en realidades de éxito. Quizás el caso más sangrante sea el tranvía. Encontrar un año más tarde estas críticas añejas a lo que se ha convertido el mayor éxito en la Isla, con 12 millones de pasajeros en un año, 30% por encima de las previsiones, algo lo que permite renegociar la deuda con las entidades de crédito y obtener el músculo financiero para ampliar las líneas y entrar en projectos ferroviarios de mayor envergadura, resulta cómico. Sostener hoy en día que el Tranvía es un despilfarro, un fracaso, es sólo desacreditarse ante el resto de los ciudadanos. ¿Qué opinión me merecerán sus críticas a otros proyectos en vista de estas líneas?
Publicado por: Jacinto | 26/06/2008 en 10:38 a.m.