América Latina / Tlaxcala.- Emir Sader* (Traducido por Àlex Tarradellas**). Para quien no conoce y no está al corriente, América Latina trae siempre “sorpresas” (El libro que estoy escribiendo se llamará “A nova toupeira” [“El nuevo topo”], para designar ese fenómeno). Lo que sucede en Venezuela, en Bolivia y en Ecuador toma desprevenida a la derecha, que detesta América Latina y revela particular ignorancia sobre el tema. (Noriega confundido con Daniel Ortega; afirmación de que Bolivia sería el único país andino que no habría firmado el tratado del libre comercio con los EUA, desconociendo que fue tema central de las grandes movilizaciones de abril de 2006 en Ecuador, que desembocaron en la victoria de Rafael Correa, que se propone ingresar en el Mercosur [1]: todas estas por cuenta de una editorial de la FSP [2] entre tantas otras demostraciones de ignorancia).
Pasada la histeria antichavista –después de haber sido pautados la semana entera por Hugo Chávez-, la resaca lleva al reconocimiento de que “algo importante ha cambiado en América Latina”. No saben el qué, como no han entendido por qué Lula ganó las elecciones del año pasado y por qué Cuba y Venezuela son los dos únicos países del continente que, según la Unesco, terminan con el analfabetismo.
Como es imposible pensar en América Latina sin la colonización y la esclavitud que el capitalismo nos impuso, y por lo tanto, sin pensar el capitalismo –y, actualmente, sin incluir el imperialismo estadounidense-, la derecha no consigue pensar en América Latina. Como no consigue pensar en nuestro continente, evita caracterizarlo: no habría una América Latina, como si las distancias entre Ecuador y Haití, México y Argentina, Guatemala y Brasil, fueran mayores de las que existen entre Bélgica e Italia, Portugal y Alemania o España y Grecia.
Como quieren entender América Latina y el mundo desconociendo el fenómeno más abarcador y determinante de nuestro tiempo –el imperialismo-, no consiguen captar la actualidad del nacionalismo y su dimensión integradora en el continente. Como no quieren resistir al neoliberalismo, al contrario de los pueblos del continente, que reiteradamente han votado contra los candidatos que predican ese modelo –tal como en Brasil-, no entienden el papel del Estado como regulador de la economía, como garantía de los derechos sociales, como afirmador de la soberanía, como instrumento de la integración latinoamericana.
La semana pasada en Río se celebraron, en realidad, dos reuniones: la que realmente hubo y la que fue noticiada por la prensa oligárquica. Así como también hay dos Américas Latinas: la real, la de Hugo Chávez, Evo Morales, Fidel, Kirchner, Lula, Tabaré Vázquez, Rafael Correa, Daniel Ortega y los pueblos que los eligieron y reeligieron, y otra, la de la derecha, con los grandes medios de comunicación incluidos. Luego pueden venir nuevas sorpresas, como Paraguay.
Es un continente que no se deja aprisionar por los esquemas liberales y eurocentristas, que se rebela, que construye y reconstruye sus alternativas de nuevas maneras, aprendiendo de las experiencias pasadas y rehaciendo su historia presente. Promoviendo las sorpresas que hacen de América Latina el nuevo topo del siglo XXI.
[1] Mercado común del Sur. Bloque económico formado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Su propósito es promover el libre intercambio y movimiento de bienes, personas y capital entre los países que lo integran, y avanzar a una mayor integración política y cultural entre sus países miembros y asociados. Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Mercosur
[2] Folha de São Paulo.
* Emir Sader es profesor de la Universidad del estado de Río de Janeiro (UERJ), coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la UERJ y autor, entre otros, de “A vingança da História” (“La venganza de la Historia”).
** Àlex Tarradellas es miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente, a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente. URL de este artículo: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=1957&lg=es
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