Calentamiento global / Magec.- Un estudio revela la disminución del PH del océano en la última década. Los efectos del aumento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y el ya anunciado cambio climático se están dejando sentir en las aguas canarias. Científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) constatan en un estudio una disminución del PH de las aguas en la última década, lo que supone un aumento de la acidez que pone en peligro a la fauna.
La Revolución Industrial trajo el cambio en los modelos de producción, creó las nuevas estructuras sociales y produjo una consecuencia ambiental que ahora, varios siglos después, se convierte en una amenaza real: el exceso de emisiones de CO2 que aumenta el efecto invernadero que se está transformando en un cambio climático acelerado.
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Miles de científicos en todo el mundo estudian los distintos aspectos en los que puede constatarse este efecto. Llevan decenios haciéndolo y avisando de que hay que parar las máquinas que mueven este modelo de desarrollo porque los efectos pueden ser catastróficos.
Entre esos miles de científicos se encuentra el equipo Quima (Química Marina) de la ULPGC donde trabaja Melchor González Dávila que ha participado, también, en el grupo de trabajo del Estado sobre Generación de Escenarios Regionalizados de Cambio Climático que ha coordinado el Instituto español de Meteorología (INM).
Este equipo ha constatado que en la última década se ha aumentado la acidez del océano que se mide en PH (que son las siglas de potencial hidrógeno). El químico explica que el PH para la escala de aguas oceánicas superficiales es de 8 a 8.04 en las aguas canarias y que esta medida ha ido disminuyendo a razón de 0.002 unidades cada año desde 1997, lo que supone un 0.02 total.
"Esto puede parecer una cifra insignificante pero, biológicamente, es muy importante tanto porque el cambio ha sido constante y paulatino como porque esta modificación en la acidez afecta directamente, por ejemplo, a la formación de caparazones calcáreos como los de las tortugas o las lapas y burgados", aclaró González Dávila.
Estas cifras sobre Canarias coinciden con las obtenidas por los cuarenta equipos de investigación que integran una red de estudio sobre este asunto en todo el mundo. Los datos obtenidos por el grupo canario se han recogido por un aparato que han introducido en un buque carguero que realiza rutas entre Gran Bretaña y Sudáfrica.
Ahora, falta por conocer en qué está afectando este cambio de acidez en la fauna de la zona. Estudio que pretenden realizar en los próximos meses a través del VII Programa Marco de la Unión Europea junto a una veintena de instituciones internacionales.
Insisten en que estos cambios tan drásticos en las condiciones de vida en tan poco tiempo limita el margen de adaptación de los animales a la nueva situación y puede poner en peligro gravemente su supervivencia.
Pero la disminución del PH no es el único mal que afecta a las aguas canarias. En los últimos años se ha constatado, también, un aumento de la temperatura de las aguas, algo que puede generar cambios importantes en la meteorología pero, también, en la capacidad que tienen los océanos para absorber el CO2 y aplacar, por tanto, este efecto invernadero.
"Los océanos son el sumidero de dióxido de carbono más importante porque este gas se disuelve en el agua y, por diversos sistemas, lo lleva hasta el fondo el océano", explica el investigador y añade que sin ese mecanismo la cantidad de CO2 en la atmósfera podría ser muy superior.
En este sentido, recuerda que antes de la Revolución Industrial había 280 PPM (partes por millón) de este gas en la atmósfera que ahora ha ascendido a 370 PPM que "sería de 550 si los océanos no hicieran este trabajo". Explica que cuando aumenta la temperatura del agua disminuye su capacidad de disolver este gas, por lo que se libera más CO2 a la atmósfera.
Por eso, "es imprescindible transformar de forma drástica el sistema actual e introducir energías limpias, porque de lo contrario las consecuencias podrían ser muy graves", avisa el químico.
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