Bitácoras icodenses / La otra Camy.- Ay, qué tiernoooo! ¡Menuda ocurrencia! Algunos parecen verdaderos bomberos. Todavía no ven un fósforo a lo lejos con intención de encenderse, ya sacan los camiones cisterna y las cuadrillas para el salvamento, aunque no haya nada que salvar, aparte de dar un ridículo manguerazo que para lo más que sirve es para lavarse la cara como los gatos. Estas estrellas de firmamento de celulosa venden exclusivas de todo. ¡De cualquier cosa se sacan notas de prensa! (Espero que la noticia no salga en los diarios nacionales porque acabaremos avergonzados de tener un alcalde como el que tenemos. Y si eso no es egocentrismo y afán de protagonismo baje Dios y lo vea).
¡Y a saber lo que los bomberos estarán vendiendo por ahí de este asunto! Así que, por si quedó alguna duda o algo no quedó claro, a pesar de lo que dije en mi último comentario sobre las murgas, que no fue una apreciación mía sino algo que me comentaron , porque, como he dicho alguna vez, soy bastante lenta para captar entre líneas algunas cosas, por supuesto que disfruté de las actuaciones de las murgas, que no soy tan malaje para no reconocer un trabajo currado. Y especialmente de las murgas infantiles, que demostraron tener “un par” para decir las cosas sin papas en la lengua. Al final todos sabemos que los únicos que demuestran total franqueza y no nos mienten son los niños.
Pero de hecho, cuando más disfruté, aparte de ver cómo los Tiralenguas recogían el primer premio, fue la primera vez que pusieron en escena Los Golosos sus canciones en el Cine Apolo, nuestro flamante Local de Campaña para las próximas elecciones. En ese entonces no fue el alcalde sino un componente de la NIPA quien se sometió al examen del polígrafo, y no se puso colorado cuando el aparato determinaba que mentía, porque tampoco tenía motivos, como nuestro alcalde, a quien el polígrafo le dice delante de miles de personas que miente y al tipo le da por reírse. Será por no llorar, digo yo.
Por demás está decir que me alegro muchísimo de que ganaran los Tiralenguas, y que tuvieron un gran acierto en elegir a Fabi para que les acompañase en este tema, pues, aparte de que la letra venía que ni pintada, no he visto a nadie como ella que defienda con uñas y dientes el asunto del Puerto de Granadilla. Todavía recuerdo aquella vez en enero de 2004, estando en Huelva para las Jornadas Andaluzas del Voluntariado, en que, yendo en el Renault de Fede sentada a mi lado, me dijo con esa pasión que ella suele poner en todas las cosas por las que lucha: “Camy, yo no sé cómo un partido puede decir que defiende Canarias y luego dedicarse a destruir un trozo de nuestra tierra como piensan hacer con Granadilla”, y me hizo bajar la mirada, como la hubiesen bajado miles de personas, culpables o no de eso que llaman “crimen”. Y ese gesto ella, a pesar de ser invidente, sí que lo captó. Por eso la gente se puso toda en pie en el polideportivo de San Agustín el 10 de febrero y por eso volvieron a ponerse en pie en la gala del sábado pasado. ¡Chapó, Tiralenguas! ¡Chapó, Fabi!
Pero es cierto que una cosa no quita la otra. Puede que ese comentario malicioso que me hicieron el pasado sábado no tenga toda la razón. La realidad es que, además de las dos murgas infantiles, Golosos y Golositos, con lo del polígrafo y lo del corral, respectivamente, yo no he oído a las demás murgas con críticas severas a los políticos de Icod, entre los que incluyo a todos los de mi partido, o por lo menos nada que sea digno de recordar.
Por último, darles las gracias a esos afanados bomberos por leerme con tanta abnegación. Un día les dedicaré un artículo.
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