Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- La sociedad debe dirigirse a sí misma. Sin comandantes, jefes, pastores, presidentes. Es la an-arquía, su estado racional. La mon-arquía es el estado natural, en forma de reino, república, o dictadura, y sus versiones teocrática, militar, oligárquica o democrática según sea su cabeza Dios, el Generalísimo, una Multinacional o el Presidente, abejas aparte. En la an-arquía (del griego “an-archos”, sin-superiores) la cabeza es la sociedad. En las mono-arquías, no. Hay reinos que parecen repúblicas: “Juan Carlos es un rey republicano”. Eso dijo Carrillo. Y repúblicas, reinos: a Fidel Castro le ha sucedido Castro II. Dictaduras: “El pueblo, el ejército y el partido forman un bloque monolítico”.Eso afirmó el Rey Raúl en el desfile de las FAR. Parece el “atado y bien atado” de Franco o lo de “fuera de la Iglesia no hay salvación” de la monarquía teocrática vaticana. Meten al pueblo por medio sin preguntarle. De hacerlo, muchos cubanos, preferirían a otro partido que al PC que hoy en día suena más a disco duro. O ninguno, como corresponde a la tradición cubana anarquista y que tras hacer la revolución fue aniquilada por la contrarrevolución comunista. Es lo que escribe, y documenta, el historiador Fran Fernández en su libro: “El Anarquismo en Cuba”. Redefine su historia con el anarcosindicalismo como motor de la clase obrera, suplantado y liquidado por las estructuras estalinistas del PCC a quienes muestra como colaboradoras del dictador Machado y aliadas de Batista en su elección. Presenta Fran Fernández a un “M26” sin base sindical. La descripción que hace de la infiltración del partido comunista en la revolución hasta adueñarse del poder estableciendo el centralismo burocrático y considerando a quienes no fueran del partido “enemigos de la revolución” es espléndida. “Expropiar empresas capitalistas para entregarlas a los obreros y técnicos, eso es revolución. Convertirlas en monopolios estatales, esto es contrarrevolución”, termina diciendo al analizar la asunción de la revolución cubana por la “contrarrevolución marxista-leninista”. En el 68, mientras la izquierda tenía a Marcuse y al mayo del 68 como referente, y del que nacerían los nuevos movimientos sociales y los verdes, Fidel Castro, a la inversa, aplaudía la revolución cultural de Mao y la invasión de Checoslovaquia por la URSS.
Cuba necesita recuperar su memoria histórica silenciada. La historia es un arma cargada de pasado. Va a ser necesaria la ayuda de la psicología, pues el debate ha producido monstruos bi-polares, socio-esquizofrenia: personas defensoras de la libertad, la igualdad, los derechos humanos, la democracia, la justicia social y contra la pena de muerte y que cuando hablan sobre el régimen comunista cubano cambian de personalidad. Otras que lo detestan por lo mismo, llevan en sus alforjas un historial fascista y represor cobijado en las entrañas de otro monstruo, el del Imperio, que dijera José Martí. La historia no absolverá a nadie, eso es cosa de la justicia. Pero es hora de reconocer éxitos sociales, independencia real frente a Norteamérica, altas cotas en educación, sanidad y cultura y en donde Cuba es ejemplo para los países del entorno. Pero también fracasos económicos, ausencia de democracia y libertad, nuevas clases sociales y un exilio anacrónico.
Y ahora el pueblo. El clima es proclive al cambio. Pero en las mono-arquías éste consiste en cambiar a alguien para que todo siga igual. Los monarcas comunistas se van a entender con el resto de mono-arquías, como USA. El capitalismo, si algo tiene, aparte de predador y maligno, es que es inteligente, y bien sea de estado como Cuba, o liberal como EEUU, la negociación primará para no herir intereses.
Libros como el de Fran Fernández abren camino.¡Ojalá vuelva Camilo Cienfuegos –San Camilo Libertario- para decir al menos por qué cayó su avión al mar! Se acabó la diversión, se fue el Comandante... que unos adoran y otros detestan. ¿Quién manda a parar? Es lo que tiene el culto a la personalidad. Es el otoño. De 2006.
Artículo de opinión aparecido en 'La Gaceta de Canarias', en la columna "Tribuna Abierta", pág. 4: "Y en eso se fue Fidel…".
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