Manuel de la Rosa Hernández / Artículos de opinión.- Hasta ahora el Puerto santacrucero ha sido un pilar básico en la economía de la ciudad, muchas industrias, comercios, talleres, ubicados por diferentes polígonos del área metropolitana tienen en el Puerto su eje vertebrador. Sin embargo el hecho de que al Puerto de Santa Cruz se le haga la competencia creando otro para cumplir funciones que este puede desarrollar lleva parejo un interés por desmantelarlo, empezando por dejarlo morir.
Por otro lado, en el avance del PGOU de Santa Cruz se contemplaba la instalación de zonas de ocio y actividades de tipo turístico en la zona portuaria de Santa Cruz. Una de ellas era la construcción de un puerto deportivo en la misma bocana del Puerto que logró evitar la movilización ciudadana. A falta de contar con el PGOU definitivo se puede aventurar que el interés por darle ese cambio a la zona portuaria seguirá apareciendo en esa planificación urbanística.
Todo el diseño de la ciudad se hace acorde con ese modelo de ciudad que se lleva a cabo en función de ese nuevo papel que dicen que quieren dar a la urbe chicharrera. Esto se hace sin debate, participación y decisión ciudadanas. En el fondo del asunto no es que se esté propiciando un modelo económico sólido, en este caso la lógica que mueve este interés es la actividad especulativa, con la búsqueda de obtención del mayor beneficio en el menor tiempo y con el menor esfuerzo inversor posible. Para las entidades privadas tener el control de los Ayuntamientos y otras administraciones a través de sus testaferros es fundamental para poder llevar a cabo estos planes.
El enfoque que se debería primar en la defensa del Puerto de Santa Cruz debería ser fundamentalmente de índole socioeconómica, empezando por los puestos de trabajo directos en el muelle hasta el de toda una serie de empresas que tienen una relación y dependencia directa con el Puerto.
Pero además está el hecho de que se pretende cambiar el actual uso industrial por el de residencial en alguna zona, deslocalizando con ello industrias del área metropolitana para obligarlas a instalarse en el Polígono Industrial de Granadilla. Tal era el caso concreto del polígono industrial del Chorrillo situado entre Cuevas Blancas y la entrada de El Tablero, en el Suroeste de Santa Cruz de Tenerife. Pero de serles fácil de llevar a cabo nada descartaría que fueran haciéndolo con el resto de polígonos industriales del área metropolitana.
La información directa de esta situación a los trabajadores y a los barrios debería hacerse desde aquellas organizaciones con posibilidad de informar y promover la acción en este terreno: sindicatos, AAVV, Coordinadora de Pueblos y Barrios, etc. Esto es fundamental para que la lucha en defensa del Puerto cuente con los principales implicados directos en un cambio de rumbo en relación al Puerto de Santa Cruz.
Para ello ha de darse mayor realce a la denuncia, concienciación y movilización ciudadana en torno al Puerto de la capital. Es necesario promover esta actividad antes de que sea demasiado tarde. Esta actividad no solo debe darse en determinados círculos sociales, muy respetables, sino que debe subir a los barrios altos de la ciudad donde se ubican las industrias, almacenes y talleres donde están los que tienen interés en defender de verdad ese Puerto si se les explica la relación directa que tiene con su vida. Es además una forma de contribuir a vincular a mucha más gente en la pelea contra el Puerto de Granadilla, pues permite aparecer ante la gente una pieza fundamental del rompecabezas del modelo económico impuesto a la isla como la que representa el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
La defensa del Puerto de Santa Cruz y no solo como “alternativa” al de Granadilla, es fundamental que se dé, entre otras cosas porque le desastre económico y social que pueda producir este desmantelamiento puede ser fatal para miles de familias que hoy dependen de este puerto, directa o indirectamente.
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