Medios alternativos / Magec.- Pino Hernández. Han pasado los días y la famosa manifestación por una falsa ley de residencia ha quedado puesta en su sitio. A ver en qué cabeza cabe que una ley de residencia sea la que deja fuera de su aplicación a españoles y demás europeos comunitarios. Asunto, por cierto, que los adalides del meneo siempre eluden.
La megamarcha quedó en minimarcha convocada por dos empleados de CC y respaldada por CCN y DN. Y dirigida contra africanos en cayuco y latinoamericanos. No toquemos el derecho de circulación de los amos. Con los blancos no, wana, que son europeos.
El supuesto respaldo popular quedó en nada. La ola de manifestaciones miméticas que iba a levantarse por el resto de las islas no salió del vaso de agua localista. Es lo que tiene la realidad: que es terca. Y que no cambia porque se cuenten milongas.
Pero todo este asunto ha servido para que se caigan unas cuantas caretas. De un lado, todo el independentismo organizado y las organizaciones populares. De otro, los "independientes" cuya principal actividad es insultar a las organizaciones y darse una importancia que no tienen.
Quienes enarbolan la bandera independentista para desoir y atacar a las organizaciones independentistas, han quedado al descubierto como lo que son: quintacolumnistas. Y la verborrea bárbara que les caracteriza no puede ocultar ese hecho. Ni el de que cada vez están más aislados de la mayoría del pueblo canario (afortunadamente).
Quienes viven en un mundo de fantasía, incapaces de afrontar seria, metódica y disciplinadamente la realidad, no quieren saber la verdad de las cosas. Quieren soluciones fáciles, y que no haya que aguantar las coñas esas de estar organizados.
Aún más, los que se organizan y luchan usando la cabeza son unos "agentes endofóbicos del colonialismo español". Y se quedan tan anchos. No les falta sino añadir "muera la inteligencia, que dá dolor de cabeza".
Ocurre en todas las sociedades coloniales. Andrés el Ratón, Lolita Pluma... Personajes auténticamente patológicos, que sólo adquieren notoriedad aprovechando algún hueco en la debilidad del movimiento.
No merecerían siquiera unas líneas, si no fuera porque, al presentarse como independentistas, nos desprestigian ante nuestro pueblo, deshaciendo en una hora el trabajo serio realizado en un año.
Y es que uno de los problemas que más temprano que tarde tendremos que abordar es el de que permitimos que cualquier loco o provocador enarbole la bandera de la independencia nacional, y que le salga gratis.
Pero mientras sus servidumbres a las estrategias electorales de CC fracasan, la historia sigue su curso. Y no por sus derroteros, sino por los de la lucha popular. El sábado, con Asamblea por Tenerife.
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