Medios alternativos / Attac-España.- Carlos Martínez García. Necesariamente debemos analizar con seriedad el peso desmesurado que ha adquirido el ladrillo en la economía española y en los municipios. Se acercan elecciones municipales y pienso que hay que decir algo desde ATTAC, opinar e influir hacia los que concurren a los comicios. Hay que alejarse igualmente de descalificaciones vulgares y facilonas, pues no todos los alcaldes y alcaldesas claudican ante las presiones de los especuladores. ¿Puede haber un urbanismo de derechas y otro de izquierdas? Si.
¿Se puede practicar un urbanismo honrado desde la derecha, cumplidor de las normas? Pues claro que si.
¿Es de izquierdas cumplir solo exactamente lo establecido y regulado? Creo que no necesariamente. Eso es simplemente lo lógico, es mas cuando hacemos estas reflexiones no podemos sino pensar que algo funciona mal.
Desde la izquierda y el centro izquierda, debiera pensarse en el reparto social de las plusvalías del sector. En mezclar población y no permitir guetos ni de pobres ni de ricos, en ubicar las V.P.O en barrios amplios y seguros, junto a otras urbanizaciones.
Pensar en el paisaje, también en el urbano. Impedir la destrucción sistemática del territorio con urbanizaciones extensivas. Hacer una prioridad de la vivienda publica y protegida e innovar y experimentar mejoras en ella. Defender realmente el espacio rural, los bosques periurbanos (donde queden) y no inventar formulas mixtas y degradantes de chalet escondidos o disimulados entre arboledas, de campos de golf como si fueran zonas verdes o informes ambientales de esos que justifican cualquier tropelía. Pueden ser alguna de las premisas de las que propongo deberíamos partir.
Pero también del sentido común y de la inteligencia. Me explico; ¿significa desarrollo y empleo una depredadora urbanización del medio? En todo caso algún empleo temporal mientras duran las obras, luego nada. Además quien se lleva todo el beneficio es el promotor.
El tipo de ciudad extensa o dispersa que hoy se practica solo beneficia al vehículo privado, al derroche energético y de suelo, y a las grandes superficies comerciales, pero no a las economías locales. En pocas palabras, pan para hoy y hambre para mañana. Y no pensemos en nuestros nietos, que vivirán en un mundo mas seco y con escasísimo petróleo. Generaciones futuras en las que por cierto no pensamos jamás.
¿Es el ladrillo y la urbanización el motor de desarrollo de una población? No. Hay que volver a pensar en proyectos I+D, en energías alternativas, en agricultura ecológica, en turismo rural (de verdad, claro y sostenible), en turismo cultural, en definitiva en opciones diferentes que creen empleo en el futuro y defiendan lo sostenible en el presente. En las grandes ciudades es necesario apostar por los espacios de convivencia y esparcimiento, por la cultura e integración ciudadana y por las viviendas muy asequibles para jóvenes, en régimen de alquiler preferentemente.
Creo que en el fondo se trata de recuperar los valores de la izquierda, en la gestión local, tal vez ahora nos conformemos con los de una socialdemocracia renovadora y consecuente, y por supuesto exigir a los partidos progresistas que sean un elemento de creación de pensamiento crítico y con disciplina, pero no para controlar a locos y rojos peligrosos que piensan, sino para difundir criterios, apartar a gestores/as con alma de hormigón, amigos de especuladores favorecedores de la insostenibilidad, de la destrucción del paisaje y de la privatización del medio ambiente.
No sirve cualquiera para edil desde ciertas filas. No es solo la gestión lo que debiera alimentar la acción de gobierno de la izquierda en los municipios y mucho menos si el éxito de esta, se basa en la cantidad de grúas que se visualizan en un pueblo o ciudad.
¿Que ocurre si esto no se da? Pues muy sencillo, la ciudadanía comprometida y concienciada, se agrupa en otras plataformas y movimientos sociales al margen de los partidos que no le ofrecen en sus estructuras locales y provinciales ninguna posibilidad de actuación ni de reflexión critica, ni siquiera de esperanzas de que esto cambie alguna vez. Por eso al margen de los partidos tradicionales esta surgiendo poco a poco y cada vez con mas fuerza un elemento de lucha y de defensa de los valores ciudadanos y del bien común, que por cierto muchas veces no coincide con el de los propietarios de suelo y de los promotores.
¿Que hacer ante esto por parte de las electas y electos locales? ¿Despreciar a los medioambientalitas, altermundistas o simples ciudadanos defensores de su entorno, poder ir en bicicleta o pasear por sus bosques?
¿No habría más bien que hacer más participativas las decisiones y dialogar con estos sectores en lugar de observarlos con recelo?
No me corresponde a mí definirlo, pero hace falta saber que ser de izquierdas, no lo define un carné o un cargo, sino un estilo de vida, una forma de pensar y de actuar y sobre todo hechos que corroboren tal afirmación. La política no puede quedar en manos de los “profesionales” muchas veces sin oficio ni beneficio, ni los partidos pueden consentir desmadre alguno y no solo el incumplimiento de un precepto legal, no. La acción de un alcalde o alcaldesa de un partido de izquierdas, no la decide un juez, la inspira la ética, las ideas y los valores, so pena que este sea una simple maquina electoral y no un elemento de cambio y transformación social, a favor de los que no tienen mas capital que su voto.
Por eso se puede hacer un urbanismo de izquierdas, que sea motor de viviendas sociales y públicas sostenibles, defensor del medio ambiente y con servicios públicos para todos y para todas, en todos los barrios, no solo en los centros económicos, porque los centros históricos son ya otra cosa, muy degradada en demasiados casos.
El suelo como mero elemento de mercancía, debe desaparecer de nuestra visión y sobre todo hay que recuperar la iniciativa política en la gestión urbanística. Deben ser los ayuntamientos y las Comunidades Autónomas, quienes definan y ordenen el territorio, en base a la sostenibilidad, a la dotación de servicios e infraestructuras y a la habitabilidad y humanización de las ciudades, y no los grandes promotores con proyectos bajo el brazo dispuestos a impulsar su ciudad, su modelo de ciudad y su forma de especular. Hay que volver a hacer del urbanismo algo publico, porque el que se hace ahora en demasiados sitios, esta privatizado de facto.
Finalmente hay que dotar a los ayuntamientos de recursos, porque sino, la tentación de que la caja esta en el suelo publico o en los convenios, seguirá pesando demasiado en personas que muchas veces realizan una tarea tan ingente como ingrata. En cualquier caso, es imprescindible que todo el movimiento social en su conjunto, se tome esto muy en serio y comience a hacer oír su voz y a presionar para impedir el masivo desaguisado que se está cometiendo. La batalla de la opinión se puede ganar con facilidad, ahora falta hacer propuestas, que estas se implementen y acaben ejecutándose.
Desde ATTAC tenemos muy claro que gran parte de los capitales del ladrillo especulativo proceden de paraísos fiscales, luego es obligatorio por nuestra parte intervenir.
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