José Antonio Linares Moleiro / Artículos de opinión.- Otra manifestación más contra el modelo desarrollista que nos han impuesto y, comienza una vez más el baile de cifras de participación. Pero lo importante es que ha sido un acto de responsabilidad serio, cívico y contundente de la ciudadanía, mal que le pese a quien no lo quiera admitir, poniendo de manifiesto que otra isla es posible.
Una sociedad que ve como la sanidad y la educación pública se está descapitalizando para fomentar la privada, como los servicios sociales cada día cuentan con menos recursos, la cultura sin promocionar, políticas agrarias desaparecida, si es que alguna vez han existido. En cambio se ve obras faraónicas superfluas y efímeras, cuyo objetivo es su construcción y nunca su explotación, como el caso del puerto de Granadilla.
Una sociedad que esta viendo como este desarrollismo les esta convirtiendo es un nuevo modelo de esclavitud, donde las cadenas son sustituidas por hipotecas y el látigo por condiciones laborales precarias. Con salarios cada vez más bajos, la cesta de la compra más cara y la diferenta social más acentuada entre los ricos y los pobres.
Una sociedad que esta sufriendo las consecuencias de una fiscalidad injusta donde se rebaja la tributación a las grandes rentas y beneficios empresariales y, se incrementa la presión fiscal con los impuestos indirectos, que gravan e incrementa el precio de los productos de consumo.
Una sociedad que protesta porque sus impuestos son utilizados para que unos pocos se enriquezcan, de forma ilícita en algunos casos, y que no se les toma en cuenta a la hora de tomar decisiones. Sólo son tomado en cuenta cada cuatro años y de forma vergonzante.
En cambio los administradores de lo público se creen que lo que tienen que gestionar es su finca particular, fomentando un modelo económico depredador de recursos naturales e, incluso su mantenimiento consume más recursos y dinero público, pretendiendo vender este modelo como creador de puestos de trabajos, sin que se atrevan, ni saben decir para quién, ni para qué, ni cómo, sabedores que se pueden crear puestos de trabajo sin destrozar más el medio natural, ni consumir más recursos naturales.
Pues en estas andan cuando se ponen a dar cifras de participación en las distintas manifestaciones, que se convocan para rechazar este modelo desarrollista y nunca de desarrollo, enfrascándose todos en una guerra de cifras como si de una competición se tratase, cuando lo importante para la organización es que ha sido un total éxito y, una llamada de atención para los administradores, pero los políticos son cabezudos y no lo aceptan y, recordando la fábula que leíamos de niños, la ciudadanía les va alcanzar y derrotar, así que sigan discutiendo sobre las cifras de participación al igual que hacían las liebres: ¡Que son perros, que son galgos te digo!...
Toño Linares
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