Agapito de Cruz Franco / Artículos de opinión.- Hace mucho tiempo, las islas Canarias no eran como las conocemos hoy, 23 de noviembre de 2102: una potencia en pesca, paraíso agrícola, población concentrada en urbes ecológicas, principal exportadora en energía limpia, y políticamente confederada a la Red de Islas Atlánticas – Sociedades Estatales de EEUU, en sus siglas: RIASE de EEUU. Con motivo de la celebración en este 23-N del Día de Canarias, se había hecho entrega de la Medalla de Oro de la Confederación al Dr. Enrique Meléndez Hevia y su ya secular IMC –Instituto del metabolismo celular-:
- “Era una deuda que auer cauntry tenía con el Nóbel de Medicina sobre todo tras the Canarias regeneration with the eat revolución que había tocado rulfo de para atrás del siglo”, había declarado en un perfecto spanglish el Presidente del Gobierno canario Abdul Zerolo Mamadou. La dieta sin hidratos de carbono ni grasas había traído unas generaciones con una salud envidiable afectando al propio sistema genético e incluso al medio ambiente. La era del cemento y la industria hotelera eran historia. La agricultura se había adaptado a la nueva alimentación y eliminada toda referencia a la papa, los cereales y el grano. La caída del tubérculo significó un duro golpe para una decrépita CC en La Orotava, que, al perder el voto de la zona alta había perdido también todo su apoyo energético electoral. La propia alcaldesa de la Villa, Xiao Ying Chu lo había dejado claro con una frase que pasaría a la historia por su profundidad ideológica:
-“La Orotava ya no come papas”.
La cultura canaria había atravesado también una grave crisis, sobre todo después de que la entidad “Mc Donalds Residence” hubiera reclamado su derecho a formar parte de los valores identitarios insulares:
-“Vinimos de América OK -habían dicho los promotores de la nueva identidad Mateo & Toribio Mc Finley-. Pero el gofio lo hizo del Magreb, la papa quinegua de Londres, el traje de maga de Madeira, la guagua de Venezuela, San Isidro de Madrid, San Roque de Garachico y la Virgen de Candelaria ni se sabe. Además, 70 años de Plataforma tricontinental norteamericana nos da ese derecho”.
El hecho de que la dieta del Dr. Meléndez fuera rica en proteínas había recuperado el sistema pesquero canario cuyos barcos habían pasado desde los cruces de las carreteras al Macropuerto de Granadilla que se había consolidado como el primer puerto de la OTAS –SATO en inglés- tras la II Guerra de África. En el interior de las Islas, la ganadería vacuna, caprina y aviar había traído una industria rica en lácteos y carnes ayudando a diversificar la economía y haciendo posible el desarrollo sostenible. A ello había ayudado la explosión del Teide de los años 20 que se habían llevado por delante las zonas turísticas de Adeje, Arona y Guía proceso que completaría el cambio climático anegando por completo el Puerto de la Cruz. Este duro golpe sufrido por el turismo se acrecentó con la caída del italiano, pues las pizzerías habían desaparecido.
En este contexto de carbohidratos, el IMC mantuvo por esta época un agrio debate con la Iglesia Católica que veía peligrar sus feligreses y todo a cuenta de la transubstanciación de la eucaristía y de si el cuerpo de Cristo eran proteínas o hidratos, y, que el responsable para asuntos sociales del IMC, Chano Cambreleng, había zanjado con su verbo fluido:
-“Una hostia de vez en cuando no viene mal”.
En la política, la gastronomía había sustituido a las ideologías. Eligio Hernández, que todavía vivía a causa de un fenómeno asociado a la regeneración celular y a un gen de alta composición en Hierro, había terminado por fundar un nuevo partido con el lema: “Ni pasar hambre ni comer si no se tiene hambre” prometiendo un PIB –producto imperial bruto- de miles de eurodólares.
Lo que en el mundo se conocían como las Islas del Dr. Meléndez, era pues el resultado de la conjunción de dos factores contra los que nada pudieron hacer ni el Servicio Canario de Salud, ni el Colegio de Farmacéuticos, los cuales desaparecerían del mapa barridos por el Ácido L - aspártico y la Glicina, y llevándose con ellos las listas de espera en la sanidad pública.
Artículo aparecido en el periódico 'La Gaceta' pág. 4 "Tribuna abierta", 9 de noviembre: "Las islas del Dr. Meléndez".
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