Urbanismo y corrupción / Canarias Insurgente.- En el diccionario de la Real Academia Española (RAE) corrupción (Del lat. corruptĭo, -ōnis) se define como: Acción y efecto de corromper (sobornar a alguien con dádivas o de otra manera, pervertir o seducir a alguien).
La corrupción se define como el acto de un político, técnico, funcionario, empresario... que ilegalmente utiliza su puesto para lograr beneficios para él o para otros, en contra de su deber o de los derechos de otros. Este ocurre cuando convergen tres elementos básicos: la motivación, la oportunidad y la racionalización. Estos se conocen como el triángulo de la corrupción:
La motivación y la racionalización son elementos individuales, en los que cada cual determina si en su comportamiento prevalecen los principios y valores éticos o no.
Cada entidad tiene la responsabilidad de establecer un sistema de valores éticos, no obstante, es una determinación individual personal, si se siguen, si se cumplen. En el caso de la motivación, también se incluyen como elementos la necesidad y las presiones. Entre los ejemplos podemos mencionar:
- Avaricia
- Necesidad de sentirse poderoso
- Tomar ventaja de una oportunidad
- Crisis financiera o familiar – se convierte en una presión o necesidad
- Competencia económica
La racionalización es la manera que tiene la persona para no sentirse culpable, para justificar su conducta y hacerse creer que sus actuaciones fueron correctas. Ejemplo de ello es cuando se piensa que “todo el mundo lo hace” o “tenía la necesidad y no me quedaba otra alternativa”.
Subyacente a los modos de corrupción podemos encontrar cuatro factores generales. Podemos entender la corrupción como una relación entre oportunidad, necesidad, riesgo e inclinación. Esos son los factores que yo llamo condicionantes: primero, cuando existen bienes o riquezas públicas que están disponibles para el beneficio de intereses privados; segundo, cuando hay individuos o grupos con necesidad económica, de gratificación o de control, que tienen acceso a esos bienes públicos y además tienen el poder de negociar y sobornar; tercero, cuando los riesgos de detección y penalidad son mínimos; y cuarto, cuando la conciencia no tiene la formación moral correcta o la voluntad es débil y propensa a ceder a la tentación de corrupción.
Piensen en la corrupción como una combinación de oportunidad e inclinación ante una transacción con el gobierno (nacional, local, autonómico...) Puede iniciarse por cualquiera de los dos lados de la transacción: un soborno se le ofrece al político o funcionario; o el político o funcionario requiere y demanda un pago ilícito por hacerles favores que benefician a ese proveedor. Se llama extorsión. Cuando proviene del contratista privado que negocia con el gobierno, estos sobornos se ofrecen porque esa parte quiere algo que no debe tener, y soborna al funcionario o político para que viole las normas o la ley, o porque piensa que se le hace más fácil obtener mayores beneficios del erario (es decir, robar más cantidad de dinero) mediante el soborno al funcionario o político en cuestión.
De manera muy especial, identificamos algunos sectores que tienen un alto grado de poder o influencia en la sociedad. Nos referimos concretamente a los partidos políticos, a los servidores públicos de carrera, a todas las agencias y ramas del gobierno, al sector empresarial privado, a los medios de comunicación social, a las instituciones educativas, a las organizaciones profesionales (por ejemplo, el Colegio de Abogados, Arquitectos...), las uniones y sindicatos obreros, los grupos religiosos e iglesias, y en general, a toda la sociedad civil.
La corrupción campa a sus anchas sobre todo en las Comunidades Autonómas y los municipios (competencias de urbanismo). ¿Por qué en las comunidades y municipios? Porque todos sabemos que son lugares donde los políticos y contratistas privados manejan muchos bienes, fondos y recursos que pertenecen a los ciudadanos, para su enriquecimiento particular. Los alcaldes deben entender que los municipios no sus fincas particulares, que no son propiedad privada de ninguna persona, de ningún partido político, ni de ninguna empresa particular, ni de ningún interés especial que no sea el de los ciudadanos.
En Canarias, como minímo, el urbanismo se hace sin control, de forma opaca que a menudo acaba en corrupción política donde "prevalecen los intereses de los agentes urbanizadores" frente al bien común.
Amiga marialob estamos totalmente de acuerdo con lo que planteas. Aunque no era esa nuestra intención, ni siquiera subliminalmente. Pero asumimos nuestra responsabilidad y eliminamos la frase.
No dudes en criticarnos cuantas veces estimes pertinente.
Gracias.
Publicado por: Canarias Insurgente | 06/11/2006 en 07:54 p.m.
El artículo me parece bueno, pero lo ha estropeado esa expresión sexista del final: " Estamos hasta los cojones de políticos ladrones", por favor un respeto para las mujeres que también estamos cansadas de esta corrupción galopante; Sería un detallle que la eliminaran.
Publicado por: marialob | 06/11/2006 en 01:23 p.m.