Manuel de la Rosa Hernández / Base de datos autores.- El tranvía se ha convertido en la prioridad en estos momentos. Todo se supedita al mismo, en un futuro va a seguir siendo así, no sólo porque este tenga prioridad a la hora de circular, sino porque en los últimos meses cientos de miles de personas se ven afectadas día a día en su vida por estas obras que desde el Cabildo se han empeñado en poner en marcha a toda costa.
Es verdad que necesitamos transporte alternativo al vehículo personal. La densidad viaria de la isla de Tenerife es el doble de la estatal por kilómetro cuadrado de territorio, sin embargo, no cesan de construirse más carreteras, solamente en el área metropolitana se ha previsto construir en poco tiempo cinco autovías más.
Ricardo Melchior, padre de la criatura decía que en poco tiempo muchos de los que se oponían al tranvía no van a reconocer haber tenido esa posición, quien sabe. Lo cierto es que este proyecto ha supuesto una ingente suma de dinero con la que de seguro se podrían haber resuelto muchísimas necesidades sociales, empezando por los demandados hospitales de la isla en el Norte y en el Sur. También es seguro que con un pequeña parte de ese dinero derrochado en el Metropolitano de Tenerife se podrían haber construido numerosas líneas de carriles exclusivos para guagua por Santa Cruz-Laguna y por el resto de la isla. Mucha gente señala con razón que incluso eran más prioritarias en tal caso la construcción por ejemplo de un tren al sur de la isla. Pero además, se podría haber bonificado aún más el transporte de viajeros por guagua, incluyendo la gratuidad para algunos colectivos sociales, la generalización de los abonos mensuales y anuales como en algunas grandes ciudades del estado, etc de tal manera que se facilitara el sustituir el transporte privado por el público.
Nada de esto se ha hecho. Se han empecinado en poner en marcha una línea de tranvía por el área metropolitana, que deja fuera de su influencia a numerosos barrios y pueblos del área metropolitana. Las líneas de guaguas estarán supeditadas a este transporte, desapareciendo en aquellos casos en que se supone que existe el tranvía. No hay un estudio riguroso sobre el uso social de este transporte. Todo hace suponer que lo que va a ocurrir es que habrá un trasvase de usuarios actuales de las guaguas al tranvía. No hay ninguna razón para pensar otra cosa. Si tenemos en cuenta que este transporte tendrá una velocidad media de 20 kilómetros por hora, que para superar los 14 kilómetros de su trayecto tardará según sus propios promotores unos 40 minutos y si como sabemos todos la autopista Santa Cruz-Laguna tiene diez kilómetros y una guagua como la directa nunca va a emplear ese tiempo desde una estación a la otra ¿Entonces de que adelanto estamos hablando? Pero para llegar a ese fin estamos soportando el atasco permanente, en el que centenares de miles de personas se ven afectadas a diario en su ida y vuelta al trabajo y en otros necesidades de movilidad por este territorio urbano y suburbano.
Este proyecto de tranvía ha generado numeroso rechazo social, especialmente por las afecciones producidas a su paso: reducción de paseos, arbolado, aparcamientos, vías de circulación para vehículos,...
Su construcción ha estado protagonizada por la polémica, la falta de planificación y previsión, los fallos garrafales en su estructura y la carencia de financiación inicial
Sí que había razones para en un principio haberse opuesto a la puesta en marcha de un tranvía en estos momentos. Pero ese rechazo activo y organizado no se dio nunca. Una propuesta similar de transporte en la ciudad de Las Palmas fue rechazada y ni siquiera se puso en marcha.
El transporte colectivo es una demanda social pero lo que no admitimos es que se haga a cualquier precio, improvisando, sin tener en cuenta que hay otras prioridades en esta isla, y desde luego entre ellas no estaba el tranvía.
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