Francisco Javier González / Artículos de opinión.- Considerando que muchas y muy diversas personas de múltiples tendencias ya se habían ocupado, y no precisamente para elogiarla, de la "Bandera del Soria", no pensaba dedicarle ni una línea. Argumentos expuestos para el caso, un montón y otros pocos, desde malversación de fondos públicos -nada nuevo en el sorianismo pepero- hasta sospechosas flaccideces que, con mayores o menores dosis de cachondeo, se referían a veces a la propia bandera, otras al mástil y algunas al propio "abanderado", pero hoy, a una hora tan poco razonable para vomitar veneno como las siete y media de la mañana, y por una emisora española de cobertura estatal -la SER- tuve la mala fortuna de oir en directo al infrascrito y entiendo que no puede dejársele pasar tales barrabasadas.
Ya en el acto de inauguración del banderón, y ante el inexistente apoyo de sus propias huestes a pesar de suss patéticos llamamientos a la participación, y mientras un par de centenares de jubilados miraban sin entender lo que pasaba a otros tantos manifestantes, con banderas nacionales canarias, nos suelta, prepotente y provocador, el sosias criollo del ínclito Aznar, que "a los que no les gusta se la van a tener que tragar". Después aparece el falaz discurso que trata de presentar a los 300 metros cuadrados de la discordia como símbolo de todos los grancanarios y, como no, acto seguido, su adlátere en Santa Cruz, el aspirante pepero a la Casa de los Dragos, Angel Llanos, desde la discoteca en que presentó su programa municipal, nos amenaza con otra de iguales o superiores dimensiones a colocar, como no, al lado de la Cruz de los Caidosy duplicando la altura del viejo símbolo del fascismo chicharrero aún enhiesto. Esta sería ahora, para los peperos, el símbolo de todos los tinerfeños, con lo que entrambas superarían el medio millar de metros cuadrados de discordia, actividad que conocen y practican en profundidad desde el inicio de la colonización.
La realidad política, aparte de los ribetes electoralistas que tienen estas posturas ultramontanas del insularismo, la expuso con claridad el Sr Soria en ese programa radifónico al que me refería, "A vivir que son dos días", que antes llevaba Fernando Delgado. La baba venenosa que vertió no tiene desperdicio. Para el presidente del Cabildo grancanario los que se oponen a su bandera son los independentistas que quieren la bandera de las siete estrellas verdes, la de los terroristas, la bandera de los responsables del accidente de los Jumbos en Los Rodeos que costó centenares de víctimas..... y por ahí pa'lante se explayó lo que le vino en gana. Ahí está la cuestión real. Frente al nacionalismo real de los independentistas solo se alza el insularismo ramplón y españolista del divide y vencerás que practica, y no solo, el PP.
No entraré, por cuestión de urgencia, en lo que significa y que es nuestra bandera y lo que significan y son las banderas insulares, aunque lo haré próximamente. Me limito a hacerle notar al Sr. (?) Soria que el accidente de los Jumbos ya fue estudiado y juzgado, a nivel internacional, y quedó absolutamente claro que los independentistas canarios nada tuvieron que ver en ese desgraciado asunto. Los muertos más recientes en esta nación canaria fueron asesinados por los que se alzaron contra la República enarbolando la bandera rojigualda que usted asume con entusiasmo y, los aún más recientes, como Antonio González Ramos, Bartolomé García Lorenzo y Javier Fernández Quesada, asesinados por sus homólogos ideológicos cobijados bajo esa misma bandera
Gomera a 7 de octubre de 2006
Francisco Javier González
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