
Mundo islamico / Revista Amanecer.- Yusuf Fernández. Hezbollah ha respondido a la brutal campaña aérea contra el Líbano con el lanzamiento de miles de cohetes contra numerosos objetivos en el norte de Israel. Estos ataques han dañado algunas instalaciones y mostrado que Israel es muy vulnerable a este tipo de acciones. El 24 de julio, el ejército israelí reconoció que sus esfuerzos para reducir o impedir el disparo de cohetes de Hezbollah habían fracasado. Por su parte, Hezbollah ha afirmado que la actual invasión israelí del Líbano no impedirá a la organización el continuar lanzando misiles Katiushas contra Israel. El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, ha reafirmado que su grupo mantiene la totalidad de su “fuerza y poder” y que “los arsenales de misiles están llenos.”
Según el periódico israelí Haaretz, más de 1.000 cohetes han alcanzado blancos en Israel desde el inicio de las hostilidades el pasado 12 de julio. Antes de la guerra, fuentes israelíes afirmaron que el número de cohetes y misiles en el arsenal de Hezbollah era de unos 12.000. Estos cohetes han paralizado la vida en Haifa y otras ciudades israelíes. Se estima que aproximadamente medio millón de personas en el norte de Israel han permanecido recluidos en sus hogares o en refugios de hormigón.
El 17 de julio, once personas resultaron heridas cuando un edificio en la vecindad de Bat Galim, en Haifa, se derrumbó tras recibir un impacto directo de un misil Katiusha. El domingo 23 de julio, ocho israelíes murieron en Haifa a causa de un misil de largo alcance, que alcanzó una estación de tren en la ciudad. El día anterior, unas 17 personas resultaron heridas, cuando más de 160 misiles impactaron en varios objetivos en el norte de Israel. Los misiles alcanzaron las ciudades de Safed, Nahariya, Carmiel, Nahariya, Kiryat Shmona, Acre, Tiberias, Rosh Pina, Ma´alot y los Altos del Golán. Debido a estos ataques, Israel decidió cerrar el puerto de Haifa, señaló el Ministerio de Transportes de Israel. El puerto es uno de los principales puntos de tráfico de mercancías de Israel. En total, diecinueve israelíes habían fallecido como resultado de los ataques con cohetes y misiles hasta el 26 de julio.
Aunque no era la primera vez que Haifa era alcanzada durante este conflicto, los israelíes quedaron sorprendidos por la violencia del ataque del 23 de julio. “La devastación fue enorme,” declaró Micky Rosenfeld, portavoz de la policía, al periódico Haaretz. El líder de Hezbollah Sayyed Hasan Nasrallah manifestó que el ataque del domingo contra Haifa era una venganza por la brutal e injustificada matanza de decenas de civiles, incluyendo muchos niños, en el Líbano y prometió más sorpresas. Algunos observadores libaneses han señalado que los ataques pretendían ser una “advertencia” y que Hezbollah podría atacar objetivos más importantes en Haifa, incluyendo refinerías de petróleo y grandes plantas químicas.
El ejército israelí está preocupado por el hecho de que los misiles de Hezbollah Fayr-3 y Fayr-5, de fabricación iraní, que se derivan de diseños norcoreanos, puedan ser utilizados. Las nuevas versiones del Fayr-5 –que va montado sobre un lanzador de cohetes móvil- son más fáciles de desplazar y más rápidas de lanzar, según el Jane´s Information Group. Con estos misiles, Hezbollah podría atacar el área metropolitana de Tel Aviv. Según diversas fuentes, la organización posee un número limitado de tales misiles. La capacidad de Hezbollah quedó también de manifiesto cuando un misil de crucero C-802 “Silkworm”, que puede portar centenares de kilos de explosivos, alcanzó un barco israelí en la costa libanesa, matando a cuatro marinos.
A causa de los ataques, las calles de Haifa, una ciudad de 270.000 habitantes, han quedado desiertas. Haifa no es sólo la sede de uno de los más importantes puertos de Israel, sino también de sus refinerías de petróleo y de algunas de las instalaciones industriales más sensibles, incluyendo plantas químicas. Existen unas 1.800 empresas industriales en la ciudad. De este modo, es un blanco muy importante para los libaneses. La periodista israelí Shira Horesh escribió recientemente en la publicación Globe que “la guerra en el norte está creando un creciente número de dificultades a las empresas industriales que se hallan dentro del alcance de los cohetes Katiusha de Hezbollah. Muchas compañías están intentando continuar con sus negocios de forma normal, y las pequeñas y medianas empresas sufren una severa falta de liquidez. Muchas empresas han traspasado algunas de sus actividades a sus fábricas situadas en el centro del país, señala el director de la Asociación de Fabricantes de Israel Yoram Blizovsky. Algunas compañías han trasladado sus operaciones al extranjero. Otras han recurrido al transporte aéreo debido al cierre del puerto de la ciudad. Blizovsky señala que el daño causado a la industria en el norte ha alcanzado los 2.300 millones de shekels hasta ahora. Esta cifra incluye la pérdida de la producción en los días en que las fábricas estuvieron cerradas.”
La Asociación de Fabricantes de Israel ha afirmado que el 25% de las fábricas en el norte de Israel están completamente cerradas y que un 30% está operando a una capacidad parcial. La situación está empeorando porque muchos residentes afirman esperar que los ataques continúen e incluso empeoren. El Ministerio de Finanzas de Israel ha accedido a compensar a las empresas por los daños, pero no serán cubiertos todos los costes.
Además, muchos empresarios extranjeros han cancelado sus viajes a Israel y los turistas han huido del país. Según el sitio businessweek.com, los economistas israelíes predicen que si las hostilidades cesan dentro de varias semanas, Israel perderá hasta un 1% de su PIB. “Cuando más tiempo lleve la consecución de un cese el fuego, más incierto será el resultado,” declaró Leonardo Leiderman, economista jefe del Banco Hapoalim, al mencionado sitio.
La mayoría de los expertos israelíes señalan que esta guerra no se resolverá por medios militares, sino a través de negociaciones. No importa cuanta fuerza emplee Israel, Hezbolla seguirá lanzando con toda probabilidad cohetes y misiles contra objetivos israelíes hasta el último día de la lucha y saldrá de esta batalla con la cabeza alta y con mucho más apoyo en el mundo árabe y musulmán por su firme actitud ante Israel.
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